OPINIÓN

Manuel del Rosal: «La mentira como arma electoral»

Manuel del Rosal: "La mentira como arma electoral"

Es mentiroso, farsante y falaz; sin embargo, se mantiene en el poder.

“La sociedad es un ente podrido que se mantiene bajo el hielo de la hipocresía” Enrique Jardiel Poncela, dramaturgo español.

Yo añado: “Y bajo los albañales y letrinas de la mentira”

Hoy la mentira lo impregna todo. Las relaciones interpersonales incluso las de amistad, las de pareja, las profesionales, las comerciales; no te quiero contar las mediáticas y las políticas emiten los pútridos y purulentos efluvios de la mentira. La mentira se ha entronizado y lo pudre todo. Para suavizar la situación, a la mentira se le llama eufemísticamente “lenguaje políticamente correcto”. En un país donde la mentira que queremos oír se bebe de un solo trago mientras la verdad que nos molesta la bebemos gota a gota, es lógico que los que triunfan son los mentirosos. Es lógico que quien gobierna use la mentira como su mejor arma electoral sabiendo como sabe que la sociedad está empapada de mentiras, que está corrompida por la mentira. Aunque parezca una paradoja, Pedro Sánchez utiliza la mentira como su mejor arma electoral para ganarse a una ciudadanía que se extasía, respirando como un perfume embriagador sus efluvios pestilentes.

“La culpa de todo lo que pasa en España es de Putin” Esta es la última mentira de Pedro Sánchez que alcanza, como muchas otras que ha dicho sin pestañear, la categoría de descarada y deliberada que son las mentiras que buscan obtener beneficios y réditos para quien las dice mientras perjudican al prójimo; que son las mentiras que se dicen a conciencia y con un objetivo claro: obtener un beneficio propio causando un daño ajeno; rasgo característico de quien carece de escrúpulos.

Imagínense que un moderno diablo cojuelo como aquel famoso de Vélez de Guevara que quitaba los techos de las viviendas para mostrar a Cleofás la verdadera cara de sus habitantes, sacara a la luz las mentiras que ocultan en cada casa, en cada colectivo, en cada pareja, en cada empresa; las mentiras de personajes considerados honestos, las de las iglesias; ni que decir las de los medios de comunicación, periodistas de renombre, famosillos de farándula, cortesanas y cortesanos, ONGs, instituciones benéficas, organismos para la protección de los menores etc. Cleofás no daría crédito a la cantidad de mentiras que impregnan este país y a sus ciudadanos, los ojos se le saldrían de órbita y quedaría perplejo, pero sería al levantar el techo del Congreso y el Senado cuando Cleofás quedaría en shock y puede que, en coma profundo, pues es bajo esos techos donde más se miente, más mentiras y más hipocresías salen de las bocas de sus señorías sin que por eso pestañeen ni muevan un músculo. Y es bajo esos dos techos que acogen en su interior a quienes nos gobiernan donde destaca el mentiroso, farsante y falaz por antonomasia: Pedro Sánchez.

¿Cómo no nos van a gobernar desde la mentira si nosotros, los ciudadanos que con nuestro voto los elegimos, vivimos en la mentira permanente?

¿Cómo no va a ser así si esta sociedad prefiere vivir engañada, pero cómoda? ¿Cómo no nos van a manejar con el postureo, la fachenda, la hipocresía si la verdad nos irrita, nos molesta, nos saca de nuestro espacio de confort? ¿Acaso alguien cree que los ciudadanos votarían a quien les hablara desde la verdad, a quien nos mostrara sus miserias morales y las nuestras?

Manuel del Rosal

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