La entropía sanchista, la tendencia general hacia el caos y el desorden aumenta a cada paso la incertidumbre. Los escándalos que se van sucediendo ya no se pueden ni enumerar. Aldama ha cantado linea, pero ésto no ha hecho más que empezar.
Será delincuente si la resolución de un juez pone fin a su derecho a la presunción de inocencia pero con las formas que ha exhibido, aun procediendo de su actividad, ha demostrado más categoría que mucha de la gentuza que apoya a Sanchez en el Parlamento.
Sanchez es un trepa sin utopía. Pero la verdad ya acreditada es que su único afán es sumar votos para mandar. Para eso no asaltó los cielos sino las instituciones, nombró esbirros como ministros para que no le hicieran sombra, eligió como Calígula pollinas y plateros que comieran de su mano como diputadas o senadores y se apropió del Tribunal Constitucional y de la Fiscalía General y continúa intentándolo con el Tribunal Supremo a través de secuaces que se prestan a ello.
Para conseguir esos votos excarceló a los terroristas más sanguinarios y a los más peligrosos depredadores sexuales, negoció con un golpista prófugo de la justicia para que burlara a la Nación entrando y saliendo de su territorio, cambió una política exterior de decenios de un día para otro sin informar al Parlamento, normalizó la vida sin presupuestos, dividió a los españoles, metió ridículos traductores al Parlamento, acabó con toda autoridad, llenó el Estado de soplagaitas por toda su geografía, la que aún no ha vendido, y no hace leyes sino morcillas cambiando cargos por votos como si el Estado fuera un rastro. Ha enturbiado las relaciones internacionales con aliados estratrégicos, históricos y tradicionales que empezó tras la pérdida de un móvil en Marruecos con el frente polisario pasando por Argentina, Israel y allá por donde el falcon ha conducido su desvarío. Pero a quien mejor trató por razones intuidas fue a la Delcy de Maduro a la que recibió con sus maletas y lingotes en un chalet con cena, ministros y promesa de sorpresa incluída, que tuvo que ser suspendida.
¿Quien es más delincuente? ¿Más peligroso socialmente? ¿Aldama o Sanchez?
Todo en Sanchez es cálculo, desorganización y caos. Y encima se lleva trabajo a casa. Ahora sabemos que no vendió el documental porque equivocó el formato, debió ser telenovela. Begoña y su cátedra, Begoña y Aldama en San Petersburgo, Begoña e Hidalgo en San Petersburgo. Y en Moncloa Begoña y su amiga Cristina, cuya contratación, nombramiento y firma no aparecen por ningún sitio y mira que sólo el nombre ocupa casi una pared: “Directora de Programas de la Secretaría General de Presidencia”, ¡ojo a la pomposidad para ser asistenta de Begoña!
Y luego los capítulos de Aldama, con formato selfie: Aldama y Delcy, Aldama y Ábalos, Aldama y Koldo, Aldama y Sanchez, Aldama y Santos Cerdán, Aldama y los hidrocarburos, Aldama y los lingotes, incluso Aldama y Begoña, porque los extremos se tocan. Continuará.. porque ésto tiene más capítulos que un culebrón y no es fácil superar este grado de envilecimiento, caos y degradación de un Gobierno chapucero y corrupto. Pero seguro que lo logran.
Definitivamente el sanchismo ha sustituido la utopía por la entropía, que viene de la física y se aplica en psicología para hacer referencia al desorden y a la cantidad de incertidumbre que provoca sensaciones y situaciones desagradables de las que la vida privada tiene más que suficientes como para que un majadero venga a multiplicarlas sin fin en la vida pública.
Y aunque hagamos lo posible por evitarlo, todo esto afecta directa o indirectamente a nuestra vida. Porque si la felicidad humana puede definirse como el conjunto de sensaciones, percepciones, emociones o pensamientos positivos que surgen debido al bajo nivel de entropía; si tiene que ver con el bajo nivel de desorden y de caos del organismo y del individuo, y con la empatía hacia los demás y el entorno pertinente en el pasado, presente o futuro, llegamos irremisiblemente a la conclusión que el Gobierno Sanchez es el mayor generador de las condiciones que impiden una entropía moderadamente baja y por tanto que permita a los españoles poder dedicarse, como pedía Ortega: «Españoles, a las cosas».
En conclusión, generando caos y entropía, que es la medida del desorden de un sistema, Pedro Sanchez, un trepa sin utopía, es el responsable de la Gran Entropía en que se ha convertido este país. No es sólo mal de altura. Ni tampoco es que sea un chulo sin más. Es un enfermo. Pero los daños los vamos a sufrir todos. ¡España espabila! Sanchez va a dejar España como un solar enfangado, como dejó a Valencia, ¡tirada!.
Víctor Entrialgo