Como en todo, en nuestro cerebro también se produce una selección natural mediante la cual se eliminan las conexiones sinápticas o neuronales innecesarias o débiles, esto permite que las más fuertes y relevantes se fortalezcan y desarrollen plenamente.
Esta selección recibe el nombre de poda sináptica o neuronal. Se le ha dado este nombre porque su acción es semejante a la poda de los árboles para fortalecer el crecimiento de estos, podando las ramas viejas y enfermas. La poda sináptica sucede fundamentalmente durante la infancia y la adolescencia permitiendo a nuestro cerebro y a lo largo de nuestras vidas adaptarse a nuevas motivaciones, experiencias, mejorar nuestro aprendizaje, adaptarnos a los cambios del entorno, mejorando nuestro desarrollo cognitivo y nuestra memoria, y así optimizar su eficiencia y su capacidad para procesar la información…Y aquí surge una pregunta: Cuando la poda no se realiza o no se realiza correctamente ¿el cerebro puede presentar trastornos? La respuesta es sí. El autismo, la esquizofrenia, el Alzheimer, el Parkinson, Trastorno obsesivo compulsivo, Trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), están relacionados por fallos en la poda de la infancia o en la de la adolescencia, o en ambas. Según esto, no todas las personas desarrollan el cerebro de la mejor manera para establecer un equilibrio en sus funciones y, por lo tanto, no todas las personas están carentes de taras mentales, aunque aparentemente desarrollen sus funciones cerebrales de forma correcta a lo largo de sus años de vida. Que esto suceda en las gentes del común puede no tener importancia, pero si esto sucede – lo de la poda incorrecta o nula – en personas con poder de decisión si tiene mucha importancia porque sus decisiones afectarán a todo un país.
En las corporaciones, en las empresas, en la banca y, sobre todo en la política, debería articularse un mecanismo que permitiera, de alguna forma, penetrar en los entresijos sinápticos de las personas en las que vayan a caer la responsabilidad de gestionarlas. Tras saber que la poda sináptica o neuronal puede ser la responsable de que una persona con taras cerebrales y mentales lleve a la ruina a una corporación, a una empresa, a un banco y – nada más y nada menos – a un país, este mecanismo debería ser de obligado cumplimiento y su realización tan sencilla o más que un simple análisis de sangre. Creo que sería un paso de gigante para evitar que tarados mentales arruinen desde una mercería a un país entero. Para confirmar esa necesidad salutífera e higiénica, basta con mirar cómo está España y en manos de quiénes está.
MAROGA