Anda disperso el ganado
Por montes y valles, lejos del aprisco
Del Poder, de nuevo echado
De Madrid, por el vaciado
De sus votos, pues le tiene hecho cisco,
El seso en llamas y el corazón helado;
Ciego el Gabilondo, intenta
En vano el que vuelva a su redil
Tanta oveja hambrienta
De progreso, habida cuenta,
Que en Política, no es más que un zascandil
Quien, salvo filosofar, ni honra ni renta;
Tampoco es de recibo
Que haga suyos los éxitos de la Ayuso,
Y a imagen de un tiovivo
De feria repetitivo,
Les quiere convencer que del tren, incluso
Del limbo, no está con un pie en el estribo;
Sepa pues el Gabilondo,
Flaco de seso y de cuerpo horondo,
Que, en Política, aunque cave hondo
Un filósofo sabihondo,
Acaba siempre en el fondo
Del fracaso, si no cutre o hediondo,
Cuanto menos fatal, pues caerá redondo,
Tras mayo, en el olvido … ¡mondo y lirondo!.