Este 3 de febrero de 2015, escribe Pablo Planas en Libertad Digital una columna titulada ‘El cobrador del frac y la troika’ en la que arranca diciendo:
Jeroen Dijsselbloem es el hombre de negro que salió escopetado de Grecia tras reunirse con el ministro Yanis Varuofakis en la primera reunión sobre la deuda.
Añade que:
La crisis de credibilidad de la Unión Europea es colosal y será aún mayor si se confirma que la Troika pasa a mejor vida. Una deuda es una deuda. Se puede renegociar, se puede vender, comprar, traspasar, anular incluso. No pasa nada. Todo está previsto cuando está previsto pactar con el diablo.
Y concluye que:
La mera posibilidad de que Merkel pierda un alfil en el primer movimiento de la partida contra Tsipras y Putin debería ser imposible, pero se necesita algo más que a Dijsselbloem. Si un cobrador del frac es más eficaz que la famosa Troika, Ucrania es la Línea Maginot. Europa ha muerto. O casi.