Titula su columna este 19 de octubre de 2015 José María Triper en ‘El Economista’ como «Las verdades de Cristobal Montoro en un país de silencios vergonzantes» y es una rotura de lanzas, inusual, en defensa del Ministro de Hacienda:
- Me preguntaba en los días previos a las autonómicas de mayo, en estas mismas páginas, porqué un Gobierno que ha hecho muchas cosas bien tenía tanta desafección en la ciudadanía.
- Esgrimía entonces razones, entre otras, como la falta de comunicación y explicaciones sobre los males nacionales y las cirugías necesarias, la falta de empatía del presidente, la arrogancia de algunos altos cargos, y el oscurantismo y carencia de firmeza ante la corrupución interna.
- Pero con ser todo ello cierto, probablemente la mejor explicación a este dilema la dio Cristóbal Montoro esta semana, en sus polémicas declaraciones, cuando hablaba de los compañeros que se avergüenzan de ser del PP.
- Porque aunque se le pueda criticar el momento elegido, lo que ha hecho el ministro de Hacienda es decir las verdades del barquero. Una exteriorización de cabreo contenido para defenderse y defender del fuego amigo su trabajo y el de un Ejecutivo que sólo se ha sentido respaldado por los suyos en los foros oficiales y por «imperativo legal».
- Yo mismo, como todos los que trabajamos en este oficio de contar las cosas de la política y sus gentes hemos oído, no una y a uno, sino muchas veces y a muchos de los dirigentes locales, provinciales y autonómicos de su partido excusarse en las políticas y ajustes del Gobierno de Madrid, para justificar su propio fracaso ante las urnas.
- Son barones o simples cabecillas de segunda, que jamás han bajado al teatro de la calle para dar la cara y defender una acción de gobierno que, pese a sus errores, sus excesos legislativos , su prepotencia parlamentaria y ciertos servilismos al austericidio merkeliano, ha permitido sacar a España de la recesión, -no todavía de la crisis- y sin rescate. Al menos sin el rescate formal y las renuncias al que debíeron entregarse en Grecia o Portugal.
- Por eso ha estallado Montoro y su denuncia es compartida por muchos de sus compañeros de Gobierno -es verdad que no por todos-, hastiados ya de tanto silencio vergonzante, de tanta hipocresía y tanta intriga. Las mismas que están llevando al partido al holocausto electoral.