Julia Navarro

Esta campaña electoral se está solventando en televisión

Esta campaña electoral se está solventando en televisión
Julia Navarro. PD

Esta campaña electoral se está solventando en televisión. No hay día en que alguno de los candidatos no se nos cuele en casa a través del «plasma» para contarnos las ventajas que obtendremos si le votamos.

Hay que celebrar que en esta campaña los candidatos se presten a debatir entre ellos, a excepción de Mariano Rajoy que salvo con Pedro Sánchez no quiere medirse con el resto.

Pero además de en los debates estos días vemos a los candidatos acudir a programas de entretenimiento y hacer alguna «gracia» con la pretensión de acercarse así al ciudadano medio.

Como nuestra sociedad esta cada vez más infantilizada y banal al parecer los candidatos sacan más rédito electoral en los programas de entretenimiento que en un programa de reflexión o de debate.

El caso es que los mítines cada vez resultan más insulsos porque no dejan de ser solo un escenario en el que se sitúa el candidato a la espera de que las cámaras de televisión capten su imagen y graben una frase que luego ofrecen a los televidentes.

Quien suele ganar la batalla de la tele es Pablo Iglesias porque tiene cierta experiencia televisiva y esta bregado en las tertulias televisivas.

Se le nota más cómodo ante las cámaras que al resto de los candidatos.

Por ejemplo en el debate ofrecido por Atresmedia, el parecer general es que Pablo Iglesias ganó por goleada. En mi opinión estuvo bien, convincente y tranquilo. Iglesias tiene una gran habilidad dialéctica, tiene claro qué quiere decir y cómo, y no levanta la voz, lo que le hace aún más convincente. Además ha sabido domeñar ese aire un tanto soberbio y suficiente con el que saltó a la escena política y que le hacía antipático. Ahora expone argumentos pero sin regañar. Además, la gente de Podemos maneja con maestría las redes sociales así que aún no había terminado el debate y en la RED era un clamor que había ganado Iglesias.

Yo creo que los cuatro contendientes estuvieron bastante igualados, que ninguno sobresalió ostensiblemente sobre los otros.

Desde luego Soraya Sáenz de Santamaría salió más que airosa del embite. Eran tres contra ella y además con la presencia permanente del «ausente» Mariano Rajoy.

Soraya Sáenz de Santamaría tenía todas las papeletas para que la hubieran vapuleado de lo lindo, pero el caso es que la Vicepresidente demostró una vez mas que tiene cuajo, que es una dura contrincante y que no la apabullan así como así. O sea que el mero hecho de no haber perdido el debate es un triunfo para ella.

En cuanto a Pedro Sánchez se le nota demasiado ansioso. En algunos momentos sobreactúa. Pero de todos los candidatos es quien tiene mejor voz, y no crean que esto es un asunto baladí.

El problema de Sánchez es el de manera implacable no deja de repetir Pablo Iglesias: el PSOE es estupendo en campaña electoral, el problema viene cuando gobierna en que se olvida de muchas de sus promesas electorales y se mueve directamente de la izquierda al centro haciendo algunas políticas que podrían asemejarse a las del centro derecha.

Cada vez que Iglesias dice esto supone un ataque en la línea de flotación del PSOE y en este caso de Pedro Sánchez.

De Albert Rivera sabemos que ganaba los debates universitarios, y se defiende bien en escena. Resulta convincente y no se mueve ni un centímetro del espacio que quiere ocupar que no es otro que el centro.

Puede ser duro pero sin histrionismo, y representa bien el cambio que está demandando las capas más templadas de la sociedad.

Lo que no termino de entender de Albert Rivera es por qué se deja ningunear por Pedro Sánchez. El líder socialista no deja de calificar a Ciudadanos como partido de derechas y cada vez lo hace con un tono tan despectivo que resulta insultante. Visto que Susana Díaz gobierna Andalucía gracias a Ciudadanos, quizá Rivera debería de decirle a Sánchez que para que no tenga que sufrir porque al PSOE andaluz le apoye un partido supuestamente de derechas lo mejor es retirar su apoyo a Díaz y asunto terminado.

Y es que Sánchez empieza a resultar cansino con su mantra. Ah, y me parece realmente poco democrática la exclusión que está sufriendo UPyD. Este partido aún existe, eso de darle por amortizado antes de que las urnas hablen es una jugada un tanto indigna.

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