Laureano Benítez Grande-Caballero

De puñoenalto a puñoenrostro

La agresión a Rajoy no es un incidente aislado de un energúmeno desequilibrado, sino la manifestación violenta de una corriente de agresividad incubada por la izquierda radikal

De puñoenalto a puñoenrostro
Laureano Benítez Grande-Caballero. PD

Todo movimiento social y político tiene su parafernalia de logotipos, himnos, vestimentas, consignas, banderas y «merchandising», toda una panoplia de símbolos que transmiten mensajes, que aparecen mucho más claros a los que saben leerlos «iniciáticamente», pues la manipulación de las conciencias que persiguen estos códigos cifrados suele llevarse a cabo con frecuencia de manera subliminal.

Pero hay símbolos que no requieren ser descifrados por ninguna máquina «Enigma», que no necesitan deconstrucción alguna para los no iniciados. Uno de ellos es el puño cerrado, símbolo de la lucha contra el sistema de la izquierda radical, de un sinfín de movimientos de protesta de diversos colectivos de variopinto pelaje, desde las «panteras negras» hasta las feminazis.

No hay que ser un experto en comunicación no verbal para entender lo que significa el puñoenalto, gesto que implica lucha en su forma agresiva, resistencia en una modalidad protoviolenta, amenaza provocadora, declaración belicista. Si el saludo romano en el circo con el brazo extendido era un gesto de sumisión de los que iban a morir sacrificados por sistema, el puñoenalto quiere significar justo lo contrario, pues lanza el saludo «morituri» hacia el enemigo que quiere destruir. Pues el puñoenalto es el primer paso hacia el puñoenrostro.

Junto a su carácter reivindicativo, también es usado por todo tipo de tarados y energúmenos para pretender justificar sus paranoias pretendidamente revolucionarias, como sucedió con Lee Harvey Osvald, el asesino de Kennedy, o con el desequilibrado noruego Breivik, que mató a 77 personas sin pestañear.

Otro tarado de esos es el jovezno desequilibrado que atacó a Rajoy, aunque éste se atrevió a pasar del puñoenalto al puñoenrostro, pensando que así, en vez de su minuto de gloria, tendría unos cuantos más, por atacar a un «indecente».

Hay una corriente de opinión que ha pretendido quitar hierro al asunto, descriminalizando al neurótico energúmeno, considerando la agresión como si fuera una «muchachada» de un paranoico inmaduro, de un adolescente desequilibrado más de los tantos que forman la «estúpida legión» de ultrabotarates que militan en la izquierda radical.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay muchas maneras de ejecutar el puñoenalto que, aunque no acaben en puñoenrostro, lo mueven como un títere hacia el impacto, hacia la consumación de la violencia latente que hay en su tensa cerrazón.

Es puñoenalto la protección que ha dado Podemos al radikal conocido como «Alfon», miembro muy activo del grupo ultra del Rayo Vallecano «Los Bukaneros», y de las Brigadas Antifascistas de Madrid. Este otro jovezno fue detenido el 14 de noviembre de 2012 durante las movilizaciones de la huelga general convocada para ese día, llevando un artefacto incendiario-explosivo sofisticado que incluía metralla, y de suficiente potencia como para causar graves daños. Fue condenado a 4 años, sentencia acogida con indignación por los podemitas, que le han adoptado como un icono de la lucha por las libertades y contra el fascismo (sic).

También es puñoenalto la metralla tuitera que la desquiciada progresía a lo willytoledo vomita desde las cloacas del ciberespacio, amenazando con ahorcamientos a políticos de derechas, a banqueros, a policías -el famoso «todos los policías son unos bastardos» de Errejón Potter, que publicó en un tuit el 13 de diciembre de 2013-, proponiendo explotar bombas en los tendidos taurinos -como dijo la podemita Marisol «la roja», a la vez que hacía un llamamiento a utilizar subvenciones taurinas para «asesinar políticos»-, machacando hasta la náusea con el obsesivo #echararajoy que luego acaba en #golpeararajoy.
Monedero llegó a acusar puñoenalto a la Policía de distribuir heroína para frenar a ETA. Y el impresentable del «Coleta puñoenalto» manifestó sentirse «emocionado» al ver la escena en la que unos encapuchados pateaban a un policía, en el programa de «La Tuerka» del 28 de setiembre de 2012.

Otra puñoenalto es Alba López Mendiola, número 21 de la lista de Ahora Madrid, bollera feminazi, que tiene como especialidad las amenazas e insultos a las fuerzas del orden, a las que califica de «brazo fascista del sistema» y de «ratas de mierda», vaticinando que «algún día pagaréis caro todo esto».

Aunque a veces no levantan el puñoenalto, sino que -futboleros imaginativos ellos- escrachean a políticos levantando tarjetasrojasenalto, color que cuadra con la sangre que se anuncia en el puño crispado rencorosamente. Otras veces rodean a sus adversarios de la derecha, escupiéndoles amenazas vozenalto, rastas al viento, puños casi fuera.

Símbolo en desuso en la izquierda europea -sigue vigente anacrónicamente en algunas facciones del PSOE, y es que somos la leche-, es utilizado hasta la saciedad por los movimientos latinoamericanos pertenecientes al llamado «socialismo del siglo XXI», cuyos dictadores enarbolan airosamente el puñoenalto, y de ahí viene su uso subversivo por los podemitas avenezolados, que, como dice «La Internacional», «del pasado quieren hacer añicos»… Hombre, digo yo que todo pasado tiene algunos «añicos», que al parecer no pasan para esta chusma puñoenalto, cuando ha quedado demostrado que puñoenalto significa «puebloabajo», hundido en los abismos de la represión y la miseria.

La agresión a Rajoy no es, por tanto, una isla de barbarie, una chiquillada sin relevancia, sino que responde a una mentalidad cainita que con el puñoenalto despenaliza la violencia contra el que no pertenece a nuestra ideología. Es la manifestación puñoenrostro de la belicosidad de la extrema izquierda que fascistamente pretende amedrentar a la derecha con su matonismo tabernario, con su gorilato tuitero, con sus pretorianos desquiciados por un lavado de cerebro que ha idiotizado ad naúseam a jóvenes fracasados, que buscan su minuto de gloria puñoenrostro.

Existe actualmente en Madrid el título nobiliario de «Conde de Puñonrostro», creado en 1523 como recompensa a un militar por sus servicios en la Guerra de las Comunidades. Y sí, también existe el título de «Conde de Puñoenalto», que tiene vasallos como el jovezno de Pontevedra: adivinen cómo se llama el titular de este condado. Una pista: se presenta a las elecciones.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído