Manuel del Rosal García

Día de los Abuelos

Día de los Abuelos
Manuel del Rosal García. PD

«Uno de los apretones de mano más poderoso es el del nuevo nieto sobre el dedo de su abuelo» Autor desconocido.
«Una abuela es una persona con plata en el pelo y oro en el corazón» Autor desconocido.

Los abuelos son esas personas que, tras decenas de años de trabajo y entrega incondicional a sus hijos; de darles todo sin pedir nada, se han jubilado de su trabajo, pero no de su abnegación, su generosidad, su entrega; ahora corregida y aumentada porque a sus hijos se han sumado sus nietos. Y si antes como padres se entregaron al cuidado de sus hijos, a su educación; les ayudaron sin medida, sin preguntar. Les apoyaron, les sacaron de apuros.

Renunciaron a otra vida más cómoda, menos comprometida e incluso, en ocasiones, más gratificante para hacer de su vida una continua dedicación a sus hijos; ahora, siendo ya abuelos, cuando se suponía que, liberados de las ataduras del trabajo y de la atención a los hijos, disfrutarían de libertad, de tiempo para ellos mismos, no es así porque continúan ayudando a sus hijos sin preguntar y haciéndose cargo de sus nietos.

Hoy en España un 70% de los abuelos ayudan a sus hijos y dentro de ese porcentaje muchos son el sostén ecnómico de toda la familia. Y al igual que cuando cumplían como padres, ahora cumplen como abuelos haciendo todo con cariño, con amor, con caridad, con una sonrisa perenne; desprendiéndose de lo suyo para dárselo a los demás. Esos son los abuelos de hoy. Ellos nada piden, se sienten felices solo con ver felices a sus hijos y nietos, no piden nada más.

Pero, aún sin pedir ellos nada ¿qué reciben los abuelos de hoy a cambio? Poco, muy poco.

La sociedad actual se caracteriza por el hedonismo, el egoísmo desaforado que mina cualquier tipo de relación – y la insolidaridad a pesar de utilizar hipócritamente la palabra solidaridad.

Hoy, menos para acudir a ellos para pedirles de todo, esta sociedad ha marginado a los abuelos. Se les esclaviza haciéndoles responsables de los nietos, robándoles su tiempo, un tiempo que, se suponía, ya les pertenecía tras la bien ganada jubilación después de 45 años de trabajo y utilizándolos como tabla salvadora cuando el proceloso mar de la vida amenaza a sus hijos. Una de las cosas más ruines y mezquinas que sufren los abuelos, sobre todo en esta época del año, es su reclusión en residencias para que sus hijos, esos que están donde están porque ellos se sacrificaron para que ahora puedan estar, vayan de turismo.

No puedo concebir que se encierre en los meses de verano a unos ancianos mientras sus hijos refrescan sus orondas barrigas en las aguas del mar para, cuando regresan tostados por el sol, sacar a esos ancianos de la residencia y ponerlos al cuidado de los nietos. No se puede ser más egoísta, tener menos cariño hacia quienes les dieron la vida y ser más ladrones del tiempo que roban a quienes ya tienen poco tiempo. No lo digo yo, lo dicen los expertos: hoy existen los abuelos esclavos. Yo añadiría, esclavos y recluidos.

Todo el respeto y cariño que antes se les profesaba a los ancianos, a los abuelos lo ha borrado esta sociedad del hedonismo, de la comodidad de la falta de responsabilidad, del egoísmo atroz. El que se celebre el día del abuelo es una tomadura de pelo, una pantomima, una falta de respeto pues el día del abuelo deberían de ser todos los días del año, cuando todos los días del año son todo lo contrario: la utilización y el uso de los abuelos, esos seres humanos de una categoría excepcional que, trascendiendo su función más allá de su condición, incluso son el sostén económico de quienes en verano los encierran en una residencia y, llegados a la pérdida de las facultades físicas, los encierran para el resto de sus vidas en esas mismas residencias que más bien son cárceles para el resto de sus días.

¿Un día del abuelo? Hasta en el homenaje es rácana esta sociedad. Un día no, todo el año y además calles con placas que digan «Calle de Los Abuelos» y monumentos en todas las ciudades porque ellos, los abuelos y, sobre todo las abuelas, son un monumento a la generosidad, la responsabilidad, la entrega, la dedicación, el amor, el cariño, el darlo todo sin pedir absolutamente nada. Sin embargo ¿qué reciben los abuelos y abuelas? Poco muy poco.
Manuel del Rosal

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