Acostumbrado a la moda, no olviden que fue empleado de la planta de caballeros de El Corte Inglés, el presidente felón, entronizado por la puerta falsa de la Moncloa, todo lo que ve lo copia. Una señora que es primera dama (la otra, la consorte, es una insignificancia en comparación con la despótica Begoña Fernández, la bien pagá, quinientos mil del ala tienen la culpa); la señorona del señorito no votado y desnortado se pavonea y se pavoneaba ante los lacayos socialistas «Nos vemos en la Moncloa». Quién osa tocarme los huevos, mequetrefes, mindundis, mascullaba el irredento socialista.
Se abraza a Allende, bueno, a su hija, Isabel, toda una fortuna; también a Castro, el comandante multimillonario, compadre del Che, todo un asesino; para enviar sus máximos respetos a ese genocida llamado Maduro, inmaduro, pero repleto de maldades a favor del marxismo-leninismo. Mas no siga. Sí, pero no puedo por menos que dejar constancia de su visita al indito bolivariano Evo Morales -de ascendencia ayma-, ¡cuán grandes son los dictadores de izquierdas! No Franco, al que el valiente y aguerrido Sánchez quiere desenterrar para echarle un pulso y rotular el bando: «… vencido y desarmado el Ejército nacional, la guerra ha terminado. ¡Viva el caudillo Sánchez!». Luego se fue a estirar la pata cual presidente norteamericano en footing sostenido y admirativo y rodeado de escoltas e instantáneas gráficas.
El chisgarabís está haciendo y deshaciendo la historia antigua, moderna y contemporánea. Es un fenómeno. Merece un panteón en el Valle de los Caídos. Una abadía que quiere convertirla en cementerio civil, con dos cojones y un palito.
-¿Y qué más…?
Todo lo que se le ocurra. Porque mollera está repleta de tanta vacuidad e indigencia cultural. Y si no, le iluminan sus ministros/as (viva el lenguaje sexista). En esta fase de pollos descabezados está la ministra de trabajo Magdalena Valerio, que, aunque le joda, vino al Ateneo de Guadalajara a la presentación de mi novela «La Cruz de la Santera» porque Labordeta hacía de maestro de ceremonias. La tal Valerio, compañera del sociólogo Lorenzo Díaz, y ex esposo de García Campoy, todo queda en casa, colecciona un sin fin de barrabasadas.
– Hay que legalizar a las prostitutas o a sus telenguesdenques
Y que los socialistas de Andalucía paguen las bacanales de los garitos del neón rojo de las carreteras. Y luego hablaban de las tarjetas black de Caja Madrid. Entre los usuarios estuvo Pedro Sánchez, que todo se olvida. Calla Pedro Duque porque está en los cielos, mientras que la desilustrada Carmen Calvo vocifera que «la soberanía nacional reside en el Congreso»; no, señora mema, con todos mis respetos, reside en el pueblo (art. 1 de la Constitución). Debemos aplicarle la ocurrente respuesta de Cela en su paso por el Senado:
«El senador Cela, ¿está a favor, en contra o se abstiene? -preguntó el presidente Fontán?
A lo que el senador regio contestó: «El senador Cela no está a favor ni en contra ni se abstiene. Está ausente».
Así están los socialistas. Pero joden, mira si joden…