Las maniobras y las intrigas que desde hacía algún tiempo venía realizando Inés Arrimadas con los sobrevalorados fontaneros de la Moncloa han derivado en la agonía de Ciudadanos.
Lo escribí la semana pasada: «No le auguro nada bueno a Inés Arrimadas y a su partido».
Apenas pasaron unas horas y comenzó a demostrarse que así era. Ahora mismo la formación naranja se está deshaciendo, con abandonos, con peticiones de congresos extraordinarios y con unas encuestas que los llevan, ya no a la irrelevancia, sino a la desaparición. La pregunta es obligada:
¿Qué ocurrió para que un partido que levantaba tantas expectativas terminase como un juguete roto en manos de los dos grandes?
La respuesta es la ambición. Los devoró la ambición y abandonaron el noble cometido de la política, que es el bien común, para convertirse en unos maniobreros. De esa manera, la intriga de Inés y su estado mayor solo les ha traído dolor y desolación.
En política, unas semanas son una eternidad. Incluso una madrugada murciana da mucho de sí, como demostró Egea, el secretario general del PP. Parece que no fue difícil convencer a los parlamentarios de Ciudadanos para que se pasasen al bando del Partido Popular. La duda radica justamente ahí.
¿Cuánta firmeza hay en las ideas de los que se dedican a la política?
Si no hay principios, poco valen los pactos. Los de unos y los de otros. En la política española, muy especialmente en la izquierda y la extrema izquierda, quieren convertir los vicios en virtudes. Sus alianzas espurias con filoterroristas y golpistas pretenden presentárnoslas como algo normal, mientras denigran las posibles alianzas con Vox.
Existe una urdimbre de mentiras con las que pretenden atrapar a los ciudadanos de a pie, a través de sus televisiones al rojo vivo.
Son unos maniobreros. La coherencia y la fidelidad a unos principios ya no existe.
Por eso Ciudadanos se deshace como un azucarillo y por eso al PSOE actual ya no le sirven los valores de la izquierda tradicional.
El PSOE de Sánchez solo quiere acaparar poder, ocuparlo.
Por eso solo hace una cosa: maniobrar.