Hoy, en el sermón, vamos contracorriente, como casi siempre.
Incluso en contra de lo que piensa y opina una parte nada desdeñable de Periodista Digital.
Yo no creo que haya un genocidio en Gaza.
Sostengo, por duro que suene, que el opulento y apardillado Occidente, que reconoce en cascada al Estado Palestino, está premiando a los terroristas de Hamás.
Avalando, inconscientemente, hasta el aquelarre de asesinatos, torturas y violaciones perpetrado el 7 de octubre de 2023.
No me refiero solo al caradura de Sánchez, a quien el sufrimiento de los niños gazatíes le importa un comino.
Él agita la bandera palestina para intentar tapar la pringosa corrupción de Begoña, de su hermano músico, de sus secretarios de Organización y de toda la mugre socialista.
El amo del PSOE está aplicando metódicamente lo que predicaba Goebbels, el maestro de la propaganda nazi:
“Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras para distraer y adáptalas al nivel del más zote de los individuos a los que van dirigidas”.
Parten los intoxicados de La Moncloa con ventaja, porque la ignorancia del manoseado pueblo español es supina.
No es que la gente ignore lo que significa sionismo.
Es que no sabe nada sobre la historia de Israel o sobre esa atormentada región.
Basta echar un vistazo a lo que sucedió hace justo 20 años, cuando, bajo la férula de Ariel Sharon, se sacó a trompazos a los 9.000 colonos judíos que residían en la Franja.
O repasar las imágenes de lo que se vivió en las calles de Gaza City el 7 de octubre para volatilizar la tesis de los ‘civiles inocentes’.
En 2005, creyendo que así se garantizaban la paz, los israelíes dejaron aquella tierra en manos de los palestinos.
Un año después, estos votaron masivamente a favor de Hamás.
Y durante los años posteriores, pastoreados por los terroristas, se dedicaron a lanzar cohetes contra sus vecinos.
Además, usaron los miles de millones que les donaban Catar y la UE para construir cientos de kilómetros de túneles y fabricar armas, bajo hospitales, escuelas y mezquitas.
Túneles en los que todavía quedan vivos unos 25 de los 250 rehenes que fueron secuestrados hace 1 año, 11 meses y 15 días.
Si hubiera un genocidio, el todopoderoso y tecnológico Tsahal arrasaría Gaza con bombas de fósforo, como hicieron los aliados con Dresde o Tokio durante la II Guerra Mundial, en lugar de ir combatiendo y perdiendo soldados casa por casa.
Podría extenderme enumerando los bulos que se difunden en los medios de comunicación españoles o la tergiversación del lenguaje en que caen nuestros políticos.
Pero me voy a limitar a dejar una pregunta en el aire:
¿Han decidido ya ustedes quién gobernará y qué leyes se aplicarán en ese Estado Palestino que ahora aplauden?