Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874)

Quién dijo «la letra, con sangre entra»

Fue presidente de Argentina, pedagogo, filósofo, docente...

Hombre, pueblo, Nación, Estado, todo: todo está en los humildes bancos de la escuela

A raíz de un artículo sobre los efectos a largo plazo de darle azotes a los niños en su cociente intelectual, nos hemos preguntado de dónde viene ese aforismo.

Sólo hay que mirar su expresión en la foto, para deducir que Domingo Faustino Sarmiento repartió –y recibió– estopa a diestro y siniestro durante sus 77 años de vida.

Tanta, que en 1947 la Conferencia Interamericana de Educación estableció como Día Panamericano del Maestro al 11 de septiembre en homenaje a su fallecimiento.

De origen humilde –su verdadero nombre era Faustino Valentín Sarmiento–, sabía leer y escribir a los 5 años y escribir y a los 15 años ya era maestro.

Fue presidente de Argentina (1868-1874), además de filósofo, pedagogo, escritor, docente, periodista, estadista y militar argentino

Domingo F. Sarmiento –nació en San Juán (Argentina) en 1811 y murió en Asunción de Paraguay en 1888– se destacó tanto por su laboriosa lucha en la educación pública como a contribuir al progreso científico y cultural de Argentina.

Para él la educación debía ser pública, gratuita y laica

En 1839 funda el Colegio de Pensionistas de Santa Rosa, un instituto secundario para señoritas, y crea el periódico El Zonda, desde el cual dirige duras críticas al gobierno.

Se dedica de lleno a la actividad cultural. Escribe para los periódicos El Mercurio, El Heraldo Nacional y El Nacional; y funda El Progreso.

Crea y dirige en 1842 la Escuela Normal de Preceptores, la primera institución latinoamericana especializada en preparar maestros. También impulsa el romanticismo, llegando a polemizar con Andrés Bello. Su labor como pedagogo es reconocida por la Universidad de Chile nombrándolo miembro fundador de la Facultad de Filosofía y Humanidades; y en 1845 el presidente Manuel Montt Torres le encomienda la tarea de estudiar los sistemas educativos de Europa y Estados Unidos.

Una vez finalizado su viaje por el mundo, en 1848 se casa con Benita Martínez Pastoriza, viuda de su amigo Domingo Castro y Calvo, y adopta al hijo de estos, Domingo Fidel («Dominguito»); y se instala en Yungay. Durante un año se dedica de lleno a escribir, y fruto de ello son Viajes por Europa, África y América, en el cual escribe sobre lo observado en sus viajes, y Educación popular, donde transcribe gran parte de su pensamiento educativo, y su proyecto de educación pública, gratuita y laica.

Durante los años de 1887-1888, con la salud deteriorada por la sordera y una insuficiencia cardiovascular y bronquial, se refugió en el clima cálido de Asunción. Era ahora un anciano y su salud estaba quebrantada. Falleció allí el 11 de septiembre de 1888.

Sus restos fueron inhumados en Buenos Aires, 10 días después. Ante su tumba, Carlos Pellegrini sintetizó el juicio general: «Fue el cerebro más poderoso que haya producido la América».

Frases célebres

  • «Cuando los hombres honrados se van a su casa, los pillos entran en la de gobierno»
  • «El buen salario, la comida abundante, el buen vestir y la libertad educan a un adulto como la escuela a un niño»
  • «Es la práctica de todos los tiranos apoyarse en un sentimiento natural, pero irreflexivo, de los pueblos, para dominarlos»
  • «Fui nombrado presidente de la República, y no de mis amigos».
  • «Hombre, pueblo, Nación, Estado, todo: todo está en los humildes bancos de la escuela»
  • «Las cumbres se alcanzan doblando el empeño»
  • «Las ideas no se matan»
  • «Los pueblos no tienen un carácter activo en los sucesos. Sufren, pagan y esperan»
  • «No está prohibido que un hermano del presidente fuese ministro, pero la decencia lo impide»
  • «Puede juzgarse el grado de civilización de un pueblo por la posición social de las mujeres»
  • «Yo sigo sin rumbo, sin blanco fijo, cediendo a impulsos que me llevan adelante»
  • «Por lo salvajes de America siento una repugnancia invencible, sin poderlo remediar. Esos canallas no son más que unos Indios asquerosos, a quienes mandaria colgar ahora si reaparecieran. Son unos Indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progresar, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se les debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado.»
  • «No he de morirme sin ver empleados en ferrocarriles, en este país, íNo digo 800.000 duros, sino ochocientos millones de duros!» La cámara de senadores estalló en carcajadas. «Necesito que las generaciones venideras sepan que para ayudar al progreso de mi país, he debido adquirir inquebrantable confianza en su porvenir. Necesito que consten esas risas, para que se sepa también con qué clase de necios he tenido que lidiar».

Obras

  • Facundo o Civilización y barbarie (1845)
  • Mi defensa (1843)
  • Recuerdos de provincia (1850)
  • Argirópolis
  • Viajes por Europa, África y América
  • Itinerario del Primer Cuerpo de Ejército de Buenos Aires a las órdenes del Jeneral D. Wenceslao Paunero, 1861 (Buenos Aires, 1862)
  • La educación popular
  • Campaña del Ejército Grande
  • Conflicto y armonías de las razas en América (1883)
  • La vida de Dominguito (1885)
  • Darwin en una conferencia
  • El Congreso de Tucumán y su espíritu
  • El tirano José Virasoro

 

 

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