Vuelve a escena el tipo que condujo a los socialistas españoles los peores resultados de su historia

Las intrigas del ambicioso Pedro Sánchez desestabilizan al PSOE

El exlíder dimisionario no debería volver a representar el futuro de un PSOE al que fracturó internamente

Las intrigas del ambicioso Pedro Sánchez desestabilizan al PSOE
Pedro Sánchez (PSOE) y Patxi López (PSE). PS

Ni López -lendakari gracias al PP- ni Sánchez, que ya han convertido sus respectivas carreras en un cúmulo de fracasos electorales, representan una garantía para la gobernabilidad racional de España

PEDRO Sánchez anunció este 28 de enero de 2017  en Sevilla su compromiso para ser reelegido secretario general del PSOE el próximo mes de junio, y se convierte así en el segundo dirigente con esa aspiración, tras Patxi López. Definitivamente, Sánchez parece decidido a provocar un cisma irreparable en su partido.

Se negó a asumir su responsabilidad y sus fracasos cuando, por dos veces consecutivas, obtuvo los peores resultados electorales del PSOE en toda su historia en unos comicios generales.

Se empecinó en seguir al frente de un partido cuya dirección ya no le quería, y forzó de manera virulenta a varios secretarios generales autonómicos a impedir su propósito de ser investido presidente del Gobierno humillándose a los populistas antisistema de Podemos, y al independentismo catalán a cambio de nadie sabe qué. Sánchez no debería volver a representar el futuro de un PSOE al que abocó a una fractura interna demoledora, una pérdida de credibilidad alarmante y una carencia de liderazgo preocupante.

Si los militantes socialistas le renuevan como líder del partido, estarán en su legítimo derecho de hacerlo. Pero el error será inconmensurable porque cercenaría la constructiva vía política abierta por la gestora del PSOE con sentido de Estado y de la responsabilidad institucional.

El «no es no» de Sánchez a Rajoy, y a la derecha como concepto sociológico hoy mayoritario en España, es también un «no es no» a un futuro en el que el PSOE pueda erigirse realmente en alternativa de Gobierno, porque a menudo Sánchez se ha comportado más como un dirigente de Podemos que como el líder de un partido socialdemócrata.

Ahora, mil conjeturas quedarán al cabo de la calle. Es imposible saber hoy si se trata de una candidatura prefabricada junto a Patxi López para restar poder y posibilidades a Susana Díaz o, por el contrario, es una réplica de Sánchez a lo que podría considerar una traición del que fuera lendakari vasco. El PSOE se ha convertido en un agujero insondable para cuyo futuro caben todo tipo de interpretaciones.

Solo queda Susana Díaz por anunciar su inevitable candidatura si de lo que se trata es de liderar un nuevo PSOE creíble. Ni López -lendakari gracias al PP- ni Sánchez, que ya han convertido sus respectivas carreras en un cúmulo de fracasos electorales, representan una garantía para la gobernabilidad racional de España.

Ninguno se molesta en ocultar sus simpatías por la izquierda independentista, y promovieron la cesión de los principales ayuntamientos a la extrema izquierda. La única alternativa, de momento, sería la de una Susana Díaz que ha optado por un tacticismo de salón para amagar sin dar e insinuar sin confirmar.

Es probable que dé el salto. Pero por ahora López y Sánchez le han tomado la delantera en una carrera por el liderazgo del PSOE que augura un futuro conflictivo sin paz interna.

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