- DESDE MI ESCAÑO -

La ‘ruleta rusa’ de Marlaska: ¿Cuántos guiños a ETA le quedan antes de perder su poltrona?

La 'ruleta rusa' de Marlaska: ¿Cuántos guiños a ETA le quedan antes de perder su poltrona?
Fernando Grande-Marlaska

Fue, probablemente, uno de los nombramientos más aplaudidos de Pedro Sánchez cuanto este, por la vía de la moción de censura a Mariano Rajoy, llegó a La Moncloa.

Sin embargo, el paso de los años ha ido dejando a Fernando Grande-Marlaska como una de las grandes decepciones del Gobierno socialcomunista.

Su prestigio ganado a pulso como magistrado de la Audiencia Nacional se ha ido diluyendo como azucarillo en un vaso de agua.

El ahora ministro del Interior se ha revelado como un político incapaz, superado por los acontecimientos y, especialmente, por lo que ordene ‘míster Falcon‘.

Porque el presidente del Ejecutivo tiene claro que una de las líneas rojas que no se puede traspasar bajo ningún concepto es la de molestar al brazo político de ETA, verbigracia EH Bildu.

Y Marlaska, que sabe perfectamente el dolor, el miedo y la desazón por los que han atravesado (y aún atraviesan) muchas personas en el País Vasco a cuenta de los años del plomo bajo el yugo de ETA, ha optado por ponerse la venda y practicar el innoble ejercicio de mirar hacia otro lado.

Aunque tampoco parece que al titular de Interior le cueste mucho esfuerzo el seguir abriendo viejas heridas en las víctimas del terrorismo. Él mismo no ha movido un solo dedo para evitar que se le concedan beneficios penitenciarios a un etarra que pudo acabar con la vida del propio Marlaska hace años.

El que fuera antaño juez de relumbrón en la Audiencia Nacional hoy se baja, metafóricamente, la toga ante los herederos del tiro en la nuca y los coches bombas y consiente que se celebren ‘ongi etorris’ y toda una suerte de homenajes en favor de los presos de ETA.

Por supuesto, tal y como han venido denunciando las organizaciones en apoyo a las víctimas de ETA, cada semana cinco, seis y hasta siete etarras contaban con el beneplácito de Interior para ser acercados hasta cárceles del País Vasco.

Y la guinda de todo este incomestible pastel es haber traspasado las competencias penitenciarias al Gobierno vasco para que, evidentemente, muchos terroristas obtengan por la vía exprés el tercer grado.

Lo de Marlaska es una auténtica ‘ruleta rusa’. El problema es que tarde o temprano acabará saliendo la ‘bala’ de su cese o, si aún le queda un rasgo de decencia, el de su dimisión, harto de hacerle, por orden de Sánchez, el caldo gordo a los asesinos.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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