Arranca 2022 y lo hace, especialmente, en clave electoral.
Federico Jiménez Losantos, en su tribuna dominical en Libertad Digital, expone este 9 de enero de 2022 el panorama al que tendrán que enfrentarse los españoles.
Evidentemente, no es el mejor marco posible.
Una inflación disparada, la deuda, tres cuartas partes de lo mismo, un Gobierno socialcomunista dependiente de los herederos políticos de ETA y, sobre todo, un año que se promete plagado de elecciones.
Dos de ellas ya seguras, Andalucía y Castilla y Léon, pero a la que podría sumarse la Comunidad Valenciana y con el ojo puesto a que Pedro Sánchez pueda activar el botón de la disolución de las Cortes y anticipar los comicios:
Este 2022 están ya anunciadas para febrero las elecciones en Castilla y León, se anuncian las de Andalucía para finales de año y se dan por muy probables en la Comunidad Valenciana, donde Sánchez no quiere perder lo que Ximo Puig y Mónica Oltra, seguramente la pareja más siniestra de la política española, se están ganando a pulso: que entre PP y VOX los echen. Y todo país, incluso Argentina, puesto en trance electoral, está dispuesto a escuchar las propuestas políticas, buenas o malas, de malos y buenos.
Losantos aprovecha para recordarle a Casado cuál es la receta imbatible para ganar unas elecciones:
Hay que acudir a la opinión pública que, al menos dentro de la Derecha y basta ver los cambios de apoyo a los partidos en estos tres años, está dispuesta a escuchar y votar en consecuencia. Han pasado sólo siete meses, aunque Casado insista en que no han pasado nunca, del triunfo ejemplar de Ayuso. ¿Puede dudar alguien de que, con una buena campaña, basada, claro está, en la credibilidad del liderazgo y en el respeto a las bases siempre se gana?
Considera el periodista turolense que en Génova 13 tienen una ocasión pintiparada para tumbar a Pedro Sánchez y a sus secuaces. Entre las meteduras de pata habituales y los pactos con el brazo político de ETA, la cosa debería pintar muy bien para la derecha siempre que no se dé tiros en el pie:
Sánchez ofrece cada día un argumento para la Oposición. A veces, veinte, por el número de ministros que se atropellan disparatando, y al menos, diez, los socios indeseables que lo mantienen en el Poder. Ayer desfiló en torno a la ETA, dueña del proceso político español, la patulea que conforma la membruda y desmembrada mayoría Frankenstein. Si en Génova 13, agujero negro en el que se esfuma toda posibilidad de acabar con esta pesadilla social-comunista-separatista-terrorista, no son capaces de emular sino de envidiar el discurso político de Ayuso, poco hay que hacer.
Y concluye describiendo con precisión cirujana cuáles son las aguas por las que se mueve la España de Sánchez en la actualidad:
Estamos ante un año inflacionario, deficitario y de deuda disparada. Tenemos un Gobierno en manos de los etarras y del Ku-kux Klan catalán. Tendremos urnas al alcance de media España, con la otra media mirando. Hay que explicar en serio, no con una frasecita que da para un tuit o un titular engañoso, la gravedad del presente sin ocultar las dificultades en el futuro para intentar, sólo intentar, mejorarlo.
