Benavides y Malospelos en Las Cortes

Votos, vetos, mociones y atajos a la Constitución

Embalada con el tema, se le escapó una frase rotunda: El PSOE va a presentar una moción de censura

Votos, vetos, mociones y atajos a la Constitución
Soraya Rodríguez. EP

Ante el estupor de todos y contestando a una pregunta hecha desde la última fila, corrigió la frase para matizar...

Por la duración, parecía evidente que la Junta de Portavoces que se había celebrado en el Congreso de los Diputados no había sido una balsa de aceite. Los veinticinco minutos habituales se habían alargado a algo más de una hora.

A la salida, el catalán Josep Sánchez Llibre, con la socarronería que en él es habitual algunas veces, intentó la broma fácil con la prensa:

– Esta es la noticia del día: Hoy hemos ganado al Gobierno, pero sólo en el número de asistentes a la Junta de Portavoces. Después, a la hora de contabilizar los votos…, después el PP tiene mayoría.

Comentando con unos y oyendo a otros llegamos a conocer a qué había sido debido el retraso: Izquierda Unida y el PSOE habían insistido en sus pretensiones de interpelar a Rajoy en la Sesión del Control al Gobierno sobre los asuntos de los últimos días; y el PP, sabiendo que el Presidente se iba esa misma tarde a Nueva York y con los votos que le proporcionan su mayoría absoluta, se había opuesto y, una vez más, lo había evitado.

Por eso era procedente acudir a las Ruedas de Prensa anunciadas por el PSOE y el PP, para ver qué contaban los portavoces.

En primer lugar compareció la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, con el discurso bronco habitual de sus últimas comparecencias que adornó con un par de frases gordas y preparadas, de esas que por sí mismas tienen fuerza bastante para convertirse en titulares:

– El Presidente del Congreso ha actuado al dictado del gobierno para impedir la interpelación.

– El comportamiento del PP evitando las mociones contra el Caso Gürtell-Bárcenas-Rajoy es ahora como era el comportamiento de las Cortes Franquistas hace tiempo.

Embalada con el tema y reiterando varias veces seguidas sus argumentos, se le escapó una frase rotunda:

– El PSOE va a presentar una moción de censura.

Ante el estupor de todos y contestando a una pregunta hecha desde la última fila, corrigió la frase para matizar que la actuación a la que se refería no era la moción de censura constructiva, prevista en el Reglamento de la Cámara para sustituir al Presidente del Gobierno, sino a una «moción consecuencia de una interpelación», que no era lo mismo.

Pero el lapsus había existido y, también a preguntas sobre la posible traición de su subconsciente, se vio en la necesidad de matizar que para el caso de que el PSOE decida presentar la censura, ya hay fijado un candidato (Alfredo Pérez Rubalcaba), cuenta con suficientes diputados como para respaldarla, y existe un Posible Programa de Gobierno para la Investidura basado en su Programa Electoral actualizado.

Unos minutos después, muy pocos, apareció ante la prensa el portavoz de los populares, Alfonso Alonso, tranquilo, locuaz y contundente, para dar su versión de lo ocurrido y abundar en lo que se había debatido.

Según él, las dos mociones presentadas por Izquierda Unida y el PSOE, más que «mociones consecuencia de interpelación», lo que de hecho encerraban eran unas mociones de censura encubiertas e inconstitucionales. Porque ocurre que IU no tiene los diputados que necesita para presentar una moción de censura de las previstas en El Reglamento del Congreso; y el PSOE, que sí los tiene, no se atreve a exponer a Rubalcaba al rechazo de la Cámara.

Con este proceder, advirtió, lo que pretendía la Oposición era una especie de «atajo constitucional» en una Constitución que no permite atajos. Ya que, explicó, lo que parecía pretenderse era sustituir las previsiones constitucionales por algo distinto, inconstitucional y no previsto por el Reglamento, sin oferta de Programa de Investidura con el que conseguir la confianza de la Cámara, ni Proposición de un candidato a Presidente del Gobierno.

Ya era la hora de comer, pero antes de dar por terminada la comparecencia, el portavoz popular aún añadió que una parte del debate, o la refriega dialéctica, había consistido en un intento de hacer magisterio, entre los miembros de la Junta de Portavoces, para advertir las diferencias que existen entre un veto a una propuesta que no se comparte y el derecho al voto democrático que su partido tiene para defender sus convicciones y al gobierno que sustenta tras haber tramitado más de cien proposiciones legislativas.

Porque, dijo al acabar, una parte de los ayer reunidos en la Junta de Portavoces creía, e incluso pretendía, que el Grupo Parlamentario del PP debía votar a favor de lo propuesto por otros grupos políticos y en contra del Presidente del Gobierno.

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