Ya nadie se acuerda del 15-M. Entre otros motivos porque sus caras visibles están chupando del bote del Ayuntamiento de Madrid. Al final, ser indignado era un gran negocio como descubrieron en Podemos.Wyoming pone alfombra roja y flores al dúo Carmena/Colau: «Yo, Manuela, soy de las que trajimos la democracia a España y Ada es de la gente joven del 15-M»
Una empresa de la que es socio el exportavoz del movimiento del 15-M, Jon Aguirre Such, recibió 35.000 euros en contratos municipales a dedo para redactar diseños urbanísticos. Elaboró un «mapeo integral» en Arganzuela a través de un «paseo ciudadano» en el que recogió las opiniones de los vecinos, e hizo un plan de renovación de una plaza de Vallecas.Monedero saca a paseo su chulería contra PP y PSOE: «Como en el 15-M, volveremos a sacar la catapulta»
Según informa Luca Constantini en El País, ambas adjudicaciones se pagaron con contratos menores; es decir, licitaciones a las que el Consistorio invita a tres firmas y contrata discrecionalmente una de ellas. La empresa señala que todo fue legal y que se trata de poco dinero respecto a otros convenios públicos.Maduro firmó la concesión de 140.000 dólares a Bescansa y dos cabecillas del 15-M
Aguirre fue la cara visible del movimiento de los indignados de la Puerta de Sol, y la sociedad de la que es socio, Paisaje Transversal, pretende «impulsar, diseñar y asesorar procesos innovadores de transformación y análisis urbano desde la participación, la ecología y la creatividad», según su web.
Su trabajo se enfoca a impulsar la participación vecinal en los procesos urbanísticos, lo cual coincide con uno de los ejes políticos de la coalición Ahora Madrid, liderada por la alcaldesa, Manuela Carmena.
‘No somos mercancía para políticos y banqueros’, decía uno de sus lemas ‘Democracia Real Ya’, su plataforma de protesta. Ahora son mercancia para las subvenciones y las ayudas, que rapiñan a manos llenas.
Aguirre Such y otros que tenían entre 22 y 26 años entonces, fueron los portavoces de DRY durante la protesta. Ellos pusieron rostro y voz a un movimiento que pasó a llamarse 15-M y que dio la vuelta al mundo. «Nobody expects the Spanish Revolution», decía uno de las pancartas que decoraron la Puerta del Sol aquella primavera.
«Fueron días muy bonitos en los que nos hartamos de trabajar. Y lo consiguió un movimiento muy heterogéneo», dice Gallego. «Fue el efecto Pigmalión… Realmente cuando ocurre, alucinas». Ahora pasan la forra y se forran gracias a esa clase política que tanto aborrecían.