Debacle electoral en Cataluña: de 436 escaños a 6

Ciudadanos: exigen a Inés Arrimadas ‘cortar cabezas’ en la cúpula y ella se niega

Cargos internos reclaman la marcha de Carlos Cuadrado y José María Espejo por la hecatombe en Cataluña

Ciudadanos: exigen a Inés Arrimadas 'cortar cabezas' en la cúpula y ella se niega
Inés Arrimadas PD

El riesgo de negarse a mirar de frente a la realidad, es que la realidad te entre como una piedra por la ventana, rompiendo cristales y todo lo que encuentra a sus paso y eso le esta pasando a Ciudadanos.

El 14-F podría haber tenido muchos perdedores pero en realidad sólo ha acabado con uno, la derecha constitucional. Duele, pero es así; si no se reconoce la enfermedad no se podrá ponerle remedio.

Como quien no se consuela es porque no quiere, Inés Arrimadas -sucesora de Abert Rivera en la presidencia real del partido- se aleja de la autocrítica y atribuye la pérdida de 30 escaños en las elecciones autonó,micas celebradas este 14 de abril de 2021 en Cataluña a la baja participación:

”El 50% de nuestro electorado se ha quedado en casa”.

Tiene razón, pero debería explicar o entender por qué cientos de miles de ciudadanos ni se han molestado en salir a la calle y acercarse a la urna.

Las elecciones catalanas dejaron este domingo tres claros perdedores. El partido de Artur Mas, PDeCAT, que no ha conseguido representación en el Parlament, el PP de Casado9 superado con crces por el VOX de Abascal y el Ciudadanos de Arrimadas, que perdió 30 escaños.

“La baja participación desmoviliza al constitucionalismo y Ciudadanos ha sido siempre un motor enorme para sacar a los constitucionalistas de la abstención”, pero esta vez no ha sido posible. Así comenzaba su alocución la presidenta de la formación naranja en una entrevista en “Más de Uno”, de Carlos Alsina.

Un argumento que se aleja de la autocrítica y trata de justificar los pésimos resultados obtenidos en las elecciones catalanas.

Pese a los malos resultados, Arrimadas dejaba claro que no piensa dimitir y que no tiene en su agenda anunciar relevos en la formación.

Así, no se esperan grandes cambios tras la reunión de la Ejecutiva de Ciudadanos, que tendrá lugar hoy mismo. Y es que, la líder naranja tampoco asume la pérdida de 30 escaños y señala que desde el 10-N, Ciudadanos ya se movía en el porcentaje de voto obtenido ayer, por lo que la debacle no sería tal.

“Nosotros ya estábamos en ese porcentaje de voto”.

De poco le va a servir a Arrimadas esa línea argumental esta tarde. La dirección nacional de Ciudadanos está convocada hoy en Madrid a las 19.00 horas para una reunión «urgente», en la que pese a la situación epidemiológica del coronavirus, se pide presencia física y no conexiones por vídeochat.

Allí se espera una gran discusión, aunque un creciente número de cargos públicos está exigiendo ya las dimisiones de Cuadrado y Espejo. Si se enrocan y no se marchan, entonces hay quienes incluso verbalizan como única salida la convocatoria de un congreso extraordinario.

Si Ciudadanos ya era un polvorín antes de las elecciones catalanas, el resultado de pasar de 36 a 6 escaños y perder casi un millón de votos ha servido para prenderle fuego. Y todo indica que hoy habrá explosiones.

Hay un creciente sector crítico dentro de la formación que exige depurar ya responsabilidades políticas por la hecatombe y que ésta se cobre las dimisiones inmediatas de Carlos Cuadrado, el número dos de facto de la Ejecutiva, y de José María Espejo. Sin embargo, la presidenta del partido naranja, Inés Arrimadas, no parece por la labor de entregar esas cabezas y trata de frenar las presiones endosando el resultado a Albert Rivera, asegurando que han tenido el mismo voto en Cataluña que en las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019.

Nacid en Jerez en 1981 y barcelonesa desde los 25 años, Inés Arrimadas García se convirtió en presidenta de Ciudadanos hace once meses, tras la dimisión de Albert Rivera.

La victoria de Ciudadanos en las autonómicas de 2017 marcó un antes y un después en la región.

Visualizó cómo la mitad de los catalanes no comulgaban con el credo nacionalista, dándoles carta de legitimidad en un juego político que hasta entonces había querido ignorarlos y silenciarlos.

En contra jde Arrimadas ha jugado  –y sus rivales nunca dejan de recordárselo– el no haberse presentado a la investidura cuando resultó la líder más votada en 2017, si bien no era la primera vez que eso sucedía, dado que otros candidatos regionales en el pasado, desde Maragall a Mas, habían tomado decisiones similares incluso con más escaños.

Ahora le llega un reto enorme: tiene que refundar el ‘partido bisagra’ o -aunque parece improbable, avanzar decidida a una fusión real con el PP y afrontar de otra maner próximas citas electorales.

Complicado.

 

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