¡Buenos Aires ha sido punto de encuentro de civilizaciones llegadas de todo el mundo desde el siglo XVI hasta hoy!. Peculiaridad que le confiere a la ciudad bonaerense una riqueza culinaria que se deja ver, no sólo en sus recetas, sino también en la forma de consumirlas y en los diferentes tipos de negocios que las ofrecen.
El Buenos Aires que está surgiendo en esta nueva era post-pandemia viene protagonizado por una gran oferta gastronómica en todos sus barrios, que se han llenado de vida y alegría con la apertura de terrazas, ocupando calzadas y plazas, lo mismo que ha ocurrido en Madrid y otras ciudades europeas. Esta renovada geografía de la ciudad la está convirtiendo en un espacio muy atractivo para disfrutarla, tanto por los porteños como por los viajeros llegados de todos los rincones del mundo, que pueden realizar todas sus comidas imbuidos en la ciudad, mientras disfrutan de sus espectáculos en las calles y su ambiente cosmopolita.
Los restaurantes de alta gama han crecido con platos elegantes y sofisticados, algunos de ellos como Aramburu – el primero de la ciudad que comenzó con el menú degustación por pasos -, Parrilla Don Julio – por cuyas cocinas han pasado Mauro Colagreco, Virgilio Martínez, Gastón Acurio o Michel Bras -, El Preferido de Palermo – que recupera la tradición gastronómica porteña -, Osaka – cocina nikkei con altas dosis de creatividad -, o Mishiguene – primer restaurante de alta cocina judía de Buenos Aires -.
La filosofía vegana está igualmente calando muy fuerte en el panorama social y gastronómico de la ciudad, y grandes chefs, como Germán Martitegui, abren nuevos locales siguiendo este movimiento. Como es el caso de Marti, un espacio donde una barra es la gran protagonista para compartir una cocina elaborada sólo con vegetales.
Los mercados históricos de los barrios están resurgiendo estos últimos años para alimentar los deseos de los paladares más finos gracias a un proyecto desarrollado por el gobierno de la capital, que se ha enfocado en transformar los mercados de San Telmo, Belgrano y San Nicolás del mismo modo que unos años atrás emprendió con éxito la refuncionalización del Patio de los Lecheros de Caballito.
Recientemente se han unido una serie de propuestas con fuerte impronta urbana y diseño vanguardista donde conviven una oferta de gastronomía fina con productos de alta calidad, degustaciones, charlas, eventos y entretenimiento. Los mejores ejemplos de esto son el Mercado de Carruajes, el Mercat en Villa Crespo y el Mercado del SoHo en Palermo.
Ubicado en el Bajo Porteño, el Mercado de los Carruajes (Alem, 852) conjuga pasado, presente y futuro en un edificio de 1900 declarado Patrimonio Histórico de la ciudad. Donde a comienzos del siglo XX se guardaban los carruajes presidenciales, ahora los ladrillos San Isidro, las mayólicas y las vidrieras contemplan 18 renovados puestos con una amplia selección de productos gastronómicos.
El Mercat Villa Crespo (Thames, 747) vibra entre calles arboladas y coloridas entre los barrios de Palermo y Villa Crespo; en una de las zonas más tranquilas de la ciudad, de esas que aún mantienen el espíritu clásico de barrio en el que los vecinos se conocen y conversan en plena calle y sin embargo está considerada una de las más interesantes del mundo a nivel gastronómico. De impronta urbana y diseño vanguardista nació en 2021 inspirado en los mejores mercados internacionales con idea de convertirse en un punto de encuentro donde la cocina de calidad, el acercamiento al productor y el comercio justo se dan la mano. Se trata por tanto de un espacio dedicado al consumidor consciente y los emprendedores locales – no hay ninguna cadena de alimentación – y en él se pueden encontrar pizzas orgánicas, pescados y mariscos, locales de tapas y tortillas, queserías, carnicería con cortes exóticos, verduras ecológicas, cocina judía o vegana, además de productos propios de la cocina argentina como las empanadas tucumanas.
En sintonía con este crecimiento del ocio en torno a la gastronomía y siguiendo la estela de otras grandes urbes, destaca la apertura de azoteas y terrazas con propuestas en torno a la coctelería y gastronomía de autor con las mejores vistas de la ciudad, además de nuevos locales que impulsan el consumo y conocimiento del café de especialidad y un sinfín de obradores y panaderías artesanas a manos de jóvenes maestros que buscan recuperar el consumo de pan y repostería de alta calidad.
Y todo ello en una perfecta convivencia con los clásicos bodegones, parrillas y bares, que permiten mantener la esencia de una ciudad que nunca duerme en la que la cena es fácilmente susceptible de alargarse para terminar en una casa de tango o milonga…
