Los terroristas también burlaron el control de Cambrils (Tarragona), si bien luego fueron interceptados al volcar su vehículo en una rotonda
Los Mossos de Esquadra pasaron por alto aspectos fundamentales antes y después de los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto.
Entre ellos, destaca que la policía catalana no tuviese información del que se considera el cerebro de la célula yihadista responsable de los ataques, el imán de Ripoll (Girona) Abdelbaki es Satty.
Este 25 de agosto de 2017 se supo que la Policía Nacional ya había solicitado en 2005 intervenir su teléfono por sospechas de presunta vinculación con Al Qaeda Ansar Al Islam y con el Grupo Islámico Combatiente Marroquí, al que pertenecían los autores del 11-M, según publicó el diario ABC.
El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska lo autorizó porque consideró que podía «actuar como intermediario a la hora de dar apoyo logístico para las redes terroristas, al mantener contactos con ciudadanos árabes que se dedican a la falsificación de documentación en el ámbito de la delincuencia común, con el objetivo de dar cobertura a la salida de elementos terroristas por territorio español y europeo». Finalmente, los jueces no pudieron procesarle.
Este episodio se suma a otros desconocidos por los Mossos, como sus antecedentes por intentar entrar más de 100 kilos de hachís en España en 2010, lo que le supuso cuatro años de prisión en Ceuta y Castellón.
Además, a principios del año pasado, un policía local belga consultó por correo electrónico a un mando de la policía autonómica que conocía si tenía información de Es Satty, pero el que luego fue imán de Ripoll no figuraba en la base de datos de los Mossos.
La Generalitat argumentó que fue un contacto «informal» y que en ningún momento lanzaba una alerta. Pero los fallos respecto al imán no han sido los únicos que han trascendido.
Los explosivos de Alcanar
La explosión un día antes de los atentados de la vivienda de una urbanización de Alcanar (Tarragona) donde los yihadistas estaban elaborando explosivos no levantó en un principio las sospechas de los Mossos como una posible vinculación terrorista, pese a que la juez de la localidad que acudió al lugar de los hechos sí lo consideró y así se lo comunicó.
Además, los agentes encontraron hojas del Corán entre los escombros del edificio la mañana antes de los atentados.
También había más de un centenar de bombonas de butano, aunque los restos de la explosión no se correspondían con los efectos que hubiese tenido un accidente con gas, lo que podrían haber detectado los expertos Tedax de la Guardia Civil, si bien los Mossos rechazaron su intervención porque, según un portavoz de la policía catalana, sus agentes artificieros ya estaban preparados para actuar.
Los controles viarios policiales tras los atentados también fallaron. El autor de los atropellos de Barcelona consiguió huir a pie de Las Ramblas y robar un coche -para lo que mató a su propietario-, para posteriormente saltarse el dispositivo jaula de la salida de la ciudad por la Diagonal.
Los terroristas también burlaron el control de Cambrils (Tarragona), si bien luego fueron interceptados al volcar su vehículo en una rotonda.
Ayer también surgieron informaciones sobre pasos del terrorista de Barcelona, Younes Abouyaaqoub, ignorados unas horas antes de ser abatido en Subirats (Barcelona).
Según Crónica Global, intentó robar el coche a una mujer en el aparcamiento de un centro comercial a las afueras de un pueblo del Penedès, pero sus gritos desconcertaron al presunto terrorista y huyó a pie. La mujer explicó a los Mossos que tenía aspecto árabe, pero los agentes no le mostraron ninguna imagen de Abouyaaqoub por si lo podía identificar.
La actuación de los Mossos de Esquadra ha recibido alabanzas de todas las Administraciones y de ciudadanos tras los atentados, pero también han ido saliendo a la luz errores cometidos antes y después de los ataques que podían haber sido claves para cambiar el rumbo de este trágico suceso, que ha dejado 15 víctimas mortales y más de un centenar de heridos.
Estos fallos dan la razón a las críticas de sindicatos sobre la falta de coordinación entre las diferentes policías de España. Tampoco ayudó que no se hubiesen colocado bolardos en Las Ramblas para evitar ataques con vehículos, pese a estar en nivel cuatro de alerta antiterrorista desde 2015.
Con todo, el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, se negó ayer a «aceptar que nadie ensucie la imagen de ningún cuerpo policial».
Sostuvo que habrá tiempo para analizar y deducir conclusiones para tomar las «medidas necesarias» en un futuro.