El consorcio ruso Kaláshnikov, principal fabricante de armas ligeras de las Fuerzas Armadas del país, ha llevado a cabo una nueva «prueba destructiva» para demostrar la capacidad máxima de disparos continuos que puede realizar su fusil de asalto AK-12. La prueba ha sido compartida en la página web de la firma, según recoge rt y comparte Paula Dumas para Periodista Digital.
El experimento fue realizado con cargadores de 30 balas cada uno. El especialista que manipulaba el arma expresó, que después del proyectil 480, comenzó a percibir olor a humo y plástico quemado, y tras el disparo 510, se prendió una llama en la cubierta del arma, sin embargo la velocidad de los disparos se mantuvo estable, llegando a los 680.
Al final de la prueba, la cubierta y el revestimiento del tubo de gas se fundieron, mientras que las otras partes permanecieron intactas. Con estos resultados quedó comprobado que la efectividad del AK-12 superó más de tres veces los requisitos establecidos por el Ministerio de Defensa ruso (180 disparos consecutivos), y aventajó por 93 disparos al AK-74M.
En el AK-12, que emplea cargadores con capacidad para 30 cartuchos de calibre 5,45 mm adaptados para utilizarse como soporte para disparar, destacan su freno de boca y compensador de desmontaje rápido y su mira cerrada con ‘diopter’ ajustable hasta 800 metros.