Nuevo reality deleznable

Crítica de ‘Soy Georgina’ (Netflix): el cuento de hadas más machista y aburrido

Aunque el personaje es empático (mucho) la serie resulta tan falsa como el mundo en el que vive Cristiano Ronaldo

Crítica de 'Soy Georgina' (Netflix): el cuento de hadas más machista y aburrido

Georgina Rodríguez ya tiene serie propia. La mujer de la estrella (Cristiano Ronaldo) también brilla. O no, porque su reality en Netflix es una tortura para el intelecto.

Cuánto daño han hecho las Kardashian y cuánto debemos aprender de ellas. Ahora todos los nuevos ricos quieren su propio reality pero la diferencia es que Kim y su familia se metían en el barro y los de ahora sólo quieren salir divinos y ya.

Si nos queríamos cortar las venas con pastelosos docurealities como el de Sergio Ramos para Amazon Prime, ya hemos tocado fondo con el que nos ocupa.

Ojo, que empatizo mucho más con la pareja de Cristino Ronaldo que con el marido de Pilar Rubio pero ni con esas.

Ver a una nueva rica, ‘pija-choni’ mientras va de compras (aunque se lo regalen todo) puede tener su punto si no fuera porque no hay nada que contar.

La historia de Gerogina- dependienta y camarera que conoció al hombre más famoso del mundo- es la de una cenicienta moderna y el mensaje que manda es que tus sueños se cumplen si hay un maromo millonario que te elige.

Pero, de verdad, como adicto a programas como ‘The real housewives’ no entiendo esta tendencia  nueva de blanquear a personajes famosos.

En ‘Soy Georgina’ no hay rastro de ironía, humor o interés por acercarse a los lugares grises del personaje. No. Todo ahí es moda, joyas, amigos pelotas, yates y demás,

Pero Georgina es una santa. Dice que hay que proteger la naturaleza desde su jet privado o se va a repartir regalos a niños pobres mientras les enseña los últimos diamantes que se ha comprado. Hombre, venga ya.

Este es un producto ofensivo y es una pena porque de verdad que le tenía muchas ganas. Lo mismo me pasó con ‘We Love Tamara’, el docureality de Cosmopolitan sobre Tamara Falcó que podía haber sido una maravilla pero se quedó en algo cursi e inútil, así como aquel que hicieron sobre Ana Obregón.

Ahora que lo pienso… Qué casualidad que la representante de las tres (Tamara, Obregón y Georgina) sea la misma. Susana Urribari. Vale que esta buena señora quiera proteger a sus ‘estrellas’ pero que no nos tome por tontos.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Sergio Espí

Sergio Espí, guionista y crítico de televisión de Periodista Digital, responsable de la sección 3segundos.

Lo más leído