Sumido en la confusión

Por Javier Pardo de Santayana

(Preparando la vacuna)

Si ya teníamos la vida complicada con el famoso virus, no digamos ahora, cuando al llegar el tiempo navideño se empiezan a acumular determinados acontecimientos familiares y sociales que tendremos que incorporar a  nuestro programa personal.

La situación es ciertamente incómoda, porque salimos de una vida que no distingue de uno y de otro día y pasamos temporalmente a otra que es una especie de remedo del pasado. Es algo así como un falso retorno a la “antigua normalidad”, por otra parte inexistente, ya que, sumidos como estamos en un mar de contradicciones, lo que consideramos ahora aconsejable bien puede ser perfectamente inapropiado al  cabo tal vez de unos minutos.

¿Qué hacer entonces? nos decimos. Y, naturalmente, tendemos a realizar el cambio  aparentemente conveniente en cada caso y en casa ocasión concreta con la esperanza de que las actuales restricciones resulten por lo menos suficientes.  En fin. un lío bien considerable.

El caso es que, confiando en mascarillas y en distancias suficientes seguimos adelante en lo previsto. Así por ejemplo, un servidor de ustedes se ha encontrado con el adquirido compromiso de asistir a una reunión de antiguos directores del Centro Superior de Estudios de la Defensa y, al día siguiente, con otra de los miembros de muestra común Promoción de la Academia, instituciones ambas ya considerablemente castigadas por el inexorable paso de los tiempos, de tal forma que en uno y otro caso la inexorable antigüedad me ha situado en los primeros puestos;  lo que desgraciadamente significa un aumento de las probabilidades que ahora tengo de desaparecer del mapa. Y aún tendré que soportar otra convocatoria semejante – si bien de  superior categoría – que me ofrecerá el problema añadido de esas mascarillas que, al ocultar algunos de nuestros rasgos quizá más característicos, dificultarán seguramente la identificación de nuestros interlocutores.

Y aún quedan, que no es poca cosa, las inexcusables reuniones familiares, casi siempre ya consolidadas en el anterior sistema, pero que sufrirán seguramente modificaciones  importantes que obligarán a cambiar nuestras rutinas. Así las madres ( si todas estos cosas las alcanzan no totalmente “ empoderadas» ) se verán obligadas a introducir algunas modificaciones esenciales en las cantidades e incluso en los menús para adaptase a las variantes circunstancias.

En fin, en esto como en todo, también resultará profundamente falso ese retorno a la nueva “normalidad” que nos predican simplemente colándonos de nuevo una situación que es de por sí tan extraña a lo que debiéramos considerar “normal” como inconveniente a todas luces, y no tan solo por el virus, que ése sí que es un tío listo, , ya que en cuanto ve que nos relajamos siquiera levemente, da una larga cambiada y nos endosa una variante.

Así que con unas cosas y con otras andamos como despistados y confusos con la esperanza de salir del paso como sea .

Y así quedamos prácticamente en manos del destino, que cada vez nos da más miedo y no solamente por causa de la covid (nombre con el por cierto, nos han colado de nuevo otra palabra inglesa, ya que la “d” final procede de “disease”).

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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