Los lunes, revista de prensa y red

“El Senado valida la Ley de Universidades dando un plazo «insuficiente» para neutralizar el fallo que deja en el limbo a miles de profesores”, de Olga R. Sanmartin; “El atractivo de nuestro tiempo”, de Juan Meseguer; “Qué difícil es dimitir en España”, de Bieito Rubido; y “La posición de la Santa Sede ante el Camino Sinodal de Alemania”, de José M. García Pelegrín

(Viñeta de Ricardo en El Mundo el pasado día 23)

EL SENADO VALIDA LA LEY DE UNIVERSIDADES DANDO UN PLAZO «INSUFICIENTE» PARA NEUTRALIZAR EL FALLO QUE DEJA EN EL LIMBO A MILES DE PROFESORES

Artículo de Olga R. Sanmartin publicado en El Mundo el pasado día 23

Acuerda una moratoria en la aplicación de la Losu y eleva la exigencia para ser rector, aunque sólo temporalmente. El Senado ha puesto parches para intentar tapar agujeros en la Ley Orgánica del Sistema Universitario (Losu). La norma fue aprobada ayer y enviada al Congreso tras tratar de reparar varios problemas de los que habían advertido los campus. El más importante deja en el limbo a miles de profesores, pues provoca un bloqueo en las contrataciones. Se ha resuelto parcialmente, porque se ha habilitado una moratoria para adaptar la ley, pero el tiempo que se da es «insuficiente» para sacar las plazas, avisan profesores y rectores.

Rectores habían advertido a los políticos de que la Losu iba a parar la contratación y consolidación de profesores porque, al no fijar un régimen transitorio en los concursos, los campus no podrían convocar plazas hasta que hubieran adaptado sus estatutos y las CCAA hubieran aprobado sus normas para incorporar los cambios de la ley.

Por eso todos los grupos aprobaron ayer una transaccional que dice que las convocatorias oficialmente publicadas antes del 31 de diciembre de 2023 podrán regirse por la normativa antigua, la LOU. Pero ese tiempo sigue siendo muy escaso.

Hasta el propio presidente de la Comisión de Universidades del Senado, el socialista Javier de Lucas, había pedido «un plazo más amplio» en un escrito al Ministerio y a su propio partido. Y no le han hecho caso. Tanto De Lucas como los rectores demandaban que la moratoria durara hasta diciembre de 2024, el tiempo que calculan que necesitan para planificaran mejor esos concursos y, sobre todo, habilitar fondos para las contrataciones.

En las universidades grandes, como la Complutense Valencia, es muy complicado organizar y compatibilizar los concursos de promoción con los de estabilización de asociados. «Lo ideal sería tener hasta finales de 2024. Éste es un marco demasiado corto», advierte Joaquín Goyache, rector de la Complutense. «Son paños calientes para evitar críticas más fuertes de los rectores», apunta el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero.

LAS ELECCIONES RETRASAN EL PROCESO

Este año es especial porque hay elecciones autonómicas. La Losu previsiblemente se aprobará en el Congreso en dos semanas y entrará en vigor a los 20 días. Las CCAA tienen que hacer sus desarrollos reglamentarios, pero esperarán hasta que se constituyan los nuevos gobiernos y en la práctica comenzarán a redactarlos después del verano. Las universidades, por su parte, deben adaptar sus estatutos a la ley, para lo que tienen dos años.

Los docentes más afectados serán los ayudantes doctores, pues, como se extingue la figura del contratado doctor y se sustituye por la de profesor permanente laboral, las plazas estarán bloqueadas hasta que se redacten las nuevas condiciones. Al ser contratos temporales, CSIF , que también había advertido de este fallo, calcula que miles de profesores podrían quedarse en la calle.

Otro parche que se ha puesto es el que eleva los requisitos exigidos para ser rector, que se habían ido rebajando a lo largo de la tramitación. Pero la enmienda del PSOE que prosperó ayer sólo mantiene estas condiciones de forma temporal, «hasta que se produzca la adaptación de los estatutos» por parte de los campus. Eso significa que, de aquí a un máximo de dos años, quien quiera presentarse a rector debe acreditar tres sexenios de investigación, tres quinquenios docentes y cuatro años de experiencia de gestión. Después cada campus pondrá los requisitos que considere.

Otra corrección que se ha hecho de margen hasta septiembre de 2024 para que los campus adapten el régimen de dedicación de su personal docente e investigador permanente. La Losu fija una horquilla que puede suponer menos horas lectivas en algunos casos y, dado que pueden producirse dificultades en la reestructuración, se ha preferido ganar tiempo.

Todos estos cambios ralentizan la puesta en marcha de la Losu, que el PP ha prometido derogar si vuelve a gobernar. La única enmienda que agiliza los plazos es una de ERC aprobada ayer que ha logrado que se reduzca de un año a seis meses el tiempo que tiene el Gobierno para presentar un Estatuto del Personal Docente e Investigador Universitario. Pero, con las elecciones generales también en el horizonte, es poco probable que se materialice.

Artículo en: https://www.elmundo.es/espana/2023/02/23/63f6745be4d4d8e0728b45c6.html

EL ATRACTIVO DE NUESTRO TIEMPO

Artículo de Juan Meseguer publicado en Aceprensa el pasado día 23

¿Y si la época actual ofreciera más oportunidades que motivos de disgusto? ¿Y si el deseo de comprenderla nos llevara a apreciarla? Ambas preguntas son audaces y el solo hecho de plantearlas, cortocircuita el pesimismo imperante. Es lo que hacen Armando Zerolo y Ana Marta González en sendos ensayos.

El cambio social suele debilitar unos valores y poner otros de moda. En ese proceso, es lógico que quienes ven retroceder su forma de entender el mundo y de vivir, terminen sintiéndose como bichos raros en una sociedad en la que cada vez se reconocen menos. ¿A quién le resulta fácil encajar que las convicciones que dan sentido a su existencia ya no se consideran aptas para la vida moderna?

Lo paradójico es que a menudo quienes se sitúan en el otro lado –el de las ideas y los valores al alza– tampoco están satisfechos, e insisten en que sus conquistas están bajo amenaza.

El resultado es una visión hipercrítica del propio tiempo. Hay quienes asisten perplejos al desencuentro y piden soluciones, como hizo el lector de un diario a sus colegas de trifulca en la sección de comentarios: “Discutid, pero proponed algo. Lo que sea”.

Hacer algo juntos

Lo que propone Armando Zerolo en Época de idiotas es que dejemos de centrarnos en la sensación de pérdida y que nos abramos a ver “las oportunidades de nuestra época”, sin renunciar al sentido crítico. Esta actitud permite reconocer tendencias positivas en la cultura contemporánea y, a la vez, estimula a contrarrestar aquello que va mal. Todo lo contrario de lo que hace el pesimismo: ahogar la vida, matar el entusiasmo, paralizar, bloquear…

A lo largo del libro, Zerolo, profesor de Filosofía Política y del Derecho en la Universidad CEU San Pablo, analiza algunas de las encrucijadas que plantea una época de cambio. Una decisiva es qué vamos a hacer con la idea de identidad: ¿vamos a entenderla como algo inmutable o como algo crecedero? La respuesta condicionará nuestra manera de participar en el espacio público: “No se defiende la propia identidad metiéndola en cloroformo –dice Zerolo–. La identidad es algo que está en permanente construcción”; es fruto de “una tarea común, que mira más a lo que es posible realizar juntos, que a lo que hay que defender”.

Y pone como ejemplo la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial. La visión de los padres fundadores de la UE, articulada por Robert Schuman cinco años después de la contienda, fue poner a Francia y a Alemania a trabajar juntos en la producción de carbón y acero. Así, el sueño de una Europa unida fue el resultado de una combinación de ideales y de “realizaciones concretas”, que fueron creando una “solidaridad de hecho”, en palabras de Schuman.

El principio de “hacer algo juntos” sigue inspirando iniciativas en la actualidad. Otros ejemplos que cabe añadir al de Zerolo son:

— El proyecto Fairer Disputations, que reúne a pensadoras y escritoras feministas de diversas tendencias ideológicas en torno a la defensa del sexo biológico.

— La campaña Stop Surrogacy Now, que une contra los vientres de alquiler a conservadores, activistas LGTB, socialistas, verdes, creyentes, ateos… Toda una demostración de que, para impulsar una causa, no hace falta ponerse de acuerdo en una infinidad de temas: basta encontrar un punto común y hacer palanca sobre él.

— O tantas iniciativas de inspiración cristiana que ven en la cultura y el arte dos ámbitos donde personas con distintas maneras de pensar pueden ponerse cara, mirarse a los ojos, conversar…

Límites que dan vida

Nada garantiza que la época actual vaya a llevarnos a cotas más altas de progreso. Pero uno intuye que se construye mejor desde la apertura a lo posible que reivindica Zerolo que desde el pesimismo crónico.

Hoy hacen falta –dice– “hacedores de mundo”; personas de honda humanidad, que vivan y propongan sus valores, que no renuncien a la bondad ni al idealismo. Son los “idiotas” a los que alude el título de su libro, como Don Quijote o el príncipe Myshkin, el protagonista de la novela de Dostoievski. Gente que va a contracorriente; que prefiere los “actos poéticos que construyen el mundo” a las pataletas; que elige juzgar su época no “por la ausencia de agua”, sino “por la sed que despierta”.

“Discutid, pero proponed algo. Lo que sea” (Un lector)

Esta actitud constructiva es la que ha llevado a Zerolo a abrir una grieta de esperanza en la macilenta visión que hoy tenemos de nuestro tiempo. Venimos de una época –la modernidad– en que pensábamos que el poder de la técnica iba a permitirnos controlarlo todo, explica. Pero ahora que la historia reciente –desde los totalitarismos del siglo XX a la crisis financiera del XXI– nos ha hecho tomar conciencia de la necesidad de limitar ese poder, estamos en un momento propicio para descubrir que la grandeza de la condición humana reside más bien en categorías como la fragilidad, el cuidado, la bondad, la humildad o la necesidad de Dios. “Hemos sido vencidos, y lo vivimos como derrota, cuando en realidad es una victoria. (…) Es la época del idiota, el nuevo tipo histórico que se hace pequeño para que suceda lo grande”.

Amar la cultura, amar el mundo

Experimentar el cambio social como una derrota puede llevar a desentenderse del mundo. ¿Por qué atender a una cultura que juzgo contraria a mis valores? ¿Por qué tratar de comprender lo que me agrede? Manifestaciones de esta actitud bien podrían ser el desencanto que esconden frases como “yo no leo los periódicos porque todos mienten” o el refugio en lecturas que miran únicamente al crecimiento personal y espiritual.

En El deseo de saber, Ana Marta González, catedrática de Filosofía en la Universidad de Navarra e investigadora del Instituto Cultura y Sociedad, recorre el camino inverso e invita a descubrir que el afán por conocer “constituye una forma básica de amor al mundo, que lo vuelve más interesante a nuestros ojos” y que “otorga profundidad” a nuestro modo de habitarlo.

No se trata de lanzarse a una loca acumulación de conocimientos, sino de estar atentos –cada cual según su edad y sus posibilidades– a lo que se está gestando fuera del estrecho ámbito de nuestra experiencia personal: las corrientes de pensamiento, el arte, la ciencia, la economía, la historia… A modo de ejemplo, González menciona el lanzamiento del telescopio James Webb, la técnica de edición genética CRISPR o los avances en inteligencia artificial. Estos descubrimientos nos hablan de un mundo en transición “que no nos puede resultar ajeno, porque es el nuestro, por mucho que los detalles más técnicos de esos avances se nos escapen”.

Es una de las preocupaciones que suscitó el debate “¿dónde están los intelectuales cristianos?”, abierto por Diego S. Garrocho, animado por Miguel Ángel Quintana Paz y secundado por otros. ¿Qué formación cultural están recibiendo hoy los jóvenes en las parroquias, colegios o universidades de inspiración cristiana? ¿No podrían hacer más para despertar el deseo de conocer y las ganas de pensar sobre cuestiones existenciales, debates públicos, temas de actualidad…?

Formar en clave admirativa

De las tres conferencias que reúne el libro de Ana Marta González emerge una visión tremendamente atractiva de la formación intelectual. A la cultura vamos no para cambiar el mundo, sino para conocerlo y vivirlo de modo personalísimo, con un criterio propio forjado a base de leer, estudiar, pensar y conversar con los demás. Lo que pasa es que un mundo con más personas sabias –no solo cultas–, seguramente acabará siendo mejor.

Pero en la raíz de la tarea formativa está –debería estar– el “interés desinteresado por el mundo”. En cierto sentido, la cultura es “un lujo de la personalidad libre”, que se atreve a “perder el tiempo” en el reino de lo no productivo; a abrirse al mundo “en clave admirativa”, que es todo lo contrario de la formación concebida “en clave pragmática o utilitaria”. Por eso, entre los enemigos de la cultura siempre estará la atolondrada presión por hacer caja de todo: “Queremos resultados y los queremos rápido”.

En el contexto actual, esta obsesión por la productividad y la eficiencia a corto plazo va de la mano del peso creciente de las emociones en la ordenación del espacio público. La mezcla es explosiva y corremos el riesgo de convertirnos en “emotivistas eficientes”, dice González. Ponemos la utilidad por encima de todo. Pero “en cuestiones vitales, la norma socialmente aceptada más bien parece ser donde el corazón te lleve”.

Aquí es donde González ve la oportunidad de nuestro tiempo. Si el deseo de saber siempre cumple la crucial tarea de abrirnos al mundo, en la época actual nos espolea de forma especial a interesarnos por aquello que está “más allá de las propias emociones”, pero también por aquello que sorprende a unas convicciones que, de tan manidas y tan poco pensadas, empiezan a ponerse tiesas.

Artículo en: https://www.aceprensa.com/sociedad/el-atractivo-de-nuestro-tiempo/?utm_source=sendinblue&utm_campaign=Newsletter_20230223&utm_medium=email

QUÉ DIFÍCIL ES DIMITIR EN ESPAÑA

Artículo de Bieito Rubido publicado en El Debate el pasado día 21

La cuerda del esperpento de los trenes que no cabían por los túneles –que suena a chiste de Mortadelo y Filemón, no a ese gobierno tan eficiente del que presume Sánchez– se ha roto por la parte más débil. En realidad, Isabel Pardo de Vera, secretaria de Estado de Infraestructuras, e Isaías Táboas, presidente de Renfe, fueron destituidos de manera indirecta, ya que la ministra los obligó a renunciar. La que tenía que abandonar el cargo era la responsable del Ministerio, ya que la responsabilidad nunca se delega. En España, sin embargo, es poco habitual ver a los ministros presentar dimisiones. Durante los 40 años de Franco dimitieron por distintas razones 14 ministros, el primero de ellos don José Larraz. En democracia muy pocos. Fíjense que el primero que tenía que haber dimitido era el propio Sánchez al descubrirse su plagio flagrante de la tesis. En Alemania, en marzo de 2011, dimitió Karl Theodor Zu Guttenberg, joven ministro de Defensa y miembro más valorado del Gabinete de Merkel, por plagiar dos párrafos. Sánchez lo citó en su alocución en la moción de censura. Hace falta tener poca dignidad.

Hace apenas dos meses, también dimitió otra ministra de Defensa alemana, Christine Lambrecht. Además de demostrar que el cargo le quedaba grande, Lambrecht protagonizó un lamentable suceso al grabar un vídeo sobre la Guerra de Ucrania con los fuegos artificiales de la Navidad al fondo. Aquí en España conjugar el verbo renunciar es prácticamente imposible. Más en la izquierda que en la derecha. Han abandonado el cargo más ministros del PP que del PSOE: Pimentel y Ruiz-Gallardón son dos buenos ejemplos. Aquí la que tenía que marcharse se llama Raquel Sánchez Jiménez, pero la cuerda suele romperse por la parte más débil.

Detrás de la obligada salida de Pardo de Vera y Táboas se encuentran las encuestas de verdad, no la de Tezanos, que Moncloa maneja acerca del desastre electoral en algunas comunidades, entre ellas Extremadura y Cantabria.

Queda la esperanza para el PSOE gallego de que ganan una buena posible candidata a la Xunta de Galicia. Isabel Pardo de Vera es bastante mejor que algunos de los nombres que barajan los socialistas gallegos y además tiene experiencia en la gestión, más allá de este lamentable capítulo. Es una sugerencia, seguro que no me harán caso.

Artículo en: https://www.eldebate.com/opinion/20230221/que-dificil-dimitir-espana_95136.html

LA POSICIÓN DE LA SANTA SEDE ANTE EL CAMINO SINODAL DE ALEMANIA

Artículo de José M. García Pelegrín publicado en Omnes el pasado día 19

Desde el anuncio de un Camino Sinodal en Alemania, en marzo de 2019, no solo se han pronunciado sobre él cardenales, obispos y conferencias episcopales. La Santa Sede también se ha manifestado en repetidas ocasiones al respecto. Un resumen.

Entre las manifestaciones de la Santa Sede sobre el Camino Sinodal alemán tiene un especial peso específico la carta que redactó, de su propio puño y letra, el Papa Francisco “Al pueblo de Dios que peregrina en Alemania”, fechada el 29 de junio de 2019, cuando la Conferencia Episcopal alemana había anunciado el Camino Sinodal, pero este todavía no había comenzado formalmente su andadura. Lógicamente, en prácticamente todas las pronunciaciones de la Santa Sede al respecto se hace una y otra vez referencia a esta carta papal.

Carta del Papa a los católicos alemanes, junio de 2019: el primado de la evangelización

La Conferencia Episcopal alemana anunció la constitución de un Camino Sinodal en su Asamblea de primavera, celebrada en marzo de 2019. El Papa Francisco se pronunció al respecto con una carta “al pueblo de Dios que peregrina en Alemania”. Recordaba en ella lo que había dicho a los obispos alemanes en 2015: que “una de las primeras y grandes tentaciones a nivel eclesial era creer que las soluciones a los problemas presentes y futuros vendrían exclusivamente de reformas puramente estructurales, orgánicas o burocráticas”. Calificaba esta postura como “nuevo pelagianismo”.

El Papa hablaba del “primado de la evangelización” como de un “camino discipular de respuesta y conversión en el amor a Aquel que nos amó primero” y que “lleva a recuperar la alegría del Evangelio, la alegría de ser cristianos”.

La principal preocupación debería ser “cómo compartir esta alegría abriéndonos y saliendo a encontrar a nuestros hermanos”. Expresamente, Francisco hablaba de “reconocer los signos de los tiempos”, lo cual sin embargo “no es sinónimo de adaptarse sin más al espíritu de los tiempos”. Antes bien, para solucionar las cuestiones que se plantean es decisivo el sensus ecclesiae.

El Pueblo de Dios no debe reducirse a un “grupo ilustrado”, que “no permita ver, saborear y agradece esa santidad desparramada”. En este contexto hablaba de la santidad “de la puerta de al lado”.

Y añadía: “Necesitamos oración, penitencia y adoración que nos pongan en situación de decir como el publicano: ‘¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!’; no como actitud mojigata, pueril o pusilánime sino con la valentía para abrir la puerta y ver lo que normalmente queda velado por la superficialidad, la cultura del bienestar y la apariencia”.

Sobre la carta, Mons. Rainer Woelki, cardenal de Colonia, decía que le había gustado sobre todo la referencia al “primado de la evangelización”; por tanto, “debemos ser una Iglesia misionera y no debemos mirar a un ‘aparato perfecto’, sino a Cristo, el Señor resucitado”; y que es reconfortante “la naturalidad y la seguridad con que el Santo Padre utiliza conceptos que en este país a menudo solo expresamos con vacilación y cierta timidez, que casi hemos olvidado”: transformación, conversión, misión”. El arzobispo de Colonia concluyó su comentario con un llamamiento: “¡Acojamos las palabras del Santo Padre, tomémoslas en serio! Llevemos la Buena Nueva al mundo de hoy”.

Aunque también otros obispos se manifestaron en este sentido, el Camino Sinodal –que se estaba constituyendo entonces– dedujo de la carta del Papa simplemente un “estímulo” para su labor. La declaración del Papa sobre la “primacía de la evangelización” –el aspecto central en la carta– no se consideró seriamente.

Walter Kasper, anteriormente cardenal de la Curia, denominó esa omisión “el error fundamental en el sistema del Camino Sinodal”: al parecer, en Alemania no se había entendido que la exigencia de una nueva evangelización expresada por el Papa no debía ser solo una faceta adicional en el Camino Sinodal, sino un principio fundamental de este.

En lugar de evangelización, el Camino Sinodal prefirió hablar de “poder y división de poderes en la Iglesia”. En general, se tenía la impresión de que la carta del Papa, marcada por una preocupación muy seria, recibió poca atención.

El propio Papa Francisco volvería sobre el tema en diferentes ocasiones. Por ejemplo, Mons. Heinz Josef Algermissen, obispo emérito de Fulda, se refirió a una audiencia del Santo Padre, celebrada en octubre de 2020, diciendo que Francisco se había quejado de que en Alemania se traten “cuestiones políticas” como la situación de la mujer en la Iglesia y del celibato de los sacerdotes, pero que no se tanga en cuenta la carta del Papa en la que este hablaba de la evangelización como la cuestión clave para el futuro de la fe, y comentaba que Francisco tenía la impresión de que en las diócesis alemanes apenas se había tomado en cuenta. Mons. Algermissen añadió que el Papa le había dado el encargo de ocuparse de que se recordase la carta del 29 de junio de 2019.

Durante la visita ad limina de los obispos alemanes de noviembre de 2022, quedó claro, según diversas fuentes, que la desatención de su carta del 29 de junio de 2019 había “herido y enfadado” al Papa.

En respuesta, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Bätzing, prometió que los obispos “van a profundizar más en la carta”.

Otras palabras de Francisco: un sínodo no es un parlamento 

También en otro aspecto, el Camino Sinodal hizo oídos sordos a las declaraciones del Papa Francisco: en septiembre de 2019, cuando comenzaban los trabajos preparatorios del Camino Sinodal alemán, Francisco dijo en una audiencia para el Sínodo de la Iglesia greco-católica de Ucrania: “Un sínodo no es un parlamento”, que no debía malinterpretarse como un sondeo de opiniones seguido de negociación de compromisos. “Hay que tratar las cosas, debatirlas, como es habitual; pero no es un parlamento. Un sínodo no es una votación como se hace en política: yo te doy esto, tú me das aquello”.

En una audiencia general en noviembre de 2020, el Papa repitió esta idea: los procesos sinodales no deben percibirse con las categorías de partidos políticos o empresas. “A veces me entristezco cuando veo una comunidad que tiene buena voluntad pero que va en la dirección equivocada porque piensa que está ayudando a la Iglesia con reuniones, como si fuera un partido político”. Sin embargo, el Camino Sinodal siguió persistiendo en la consecución de mayorías y en las votaciones.

Carta del Prefecto de la Congregación para los Obispos de septiembre de 2019: atender a la Iglesia universal

En septiembre de 2019, el prefecto de la Congregación para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet, envió una carta al entonces presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el cardenal Reinhard Marx, en la que afirmaba que el “proceso sinodal vinculante” no está previsto, por lo que “no es admisible según el derecho canónico”.

El cardenal Ouellet señalaba que los planes para el Camino Sinodal tendrían que estar en línea con las directrices establecidas por el Papa Francisco en su carta de junio de 2019. Según el cardenal Ouellet, un sínodo alemán no puede cambiar la enseñanza universalmente válida de la Iglesia.

La carta iba acompañada de un dictamen del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos de cuatro páginas, que decía: “Es evidente que estas cuestiones conciernen no solo a la Iglesia en Alemania, sino a la Iglesia universal, y –salvo excepciones– no pueden ser objeto de deliberaciones o decisiones de una Iglesia particular sin vulnerar lo que el Santo Padre expresa en su carta”.

La Conferencia Episcopal Alemana respondió que la carta del cardenal Ouellet se refería a un borrador anterior de los Estatutos para el Camino Sinodal, que habían sido revisados desde entonces. Además: “Esperamos que los resultados de una formación de opinión en nuestro país sean también útiles para la Iglesia universal y para otras Conferencias Episcopales en casos individuales. En cualquier caso, no se entiende por qué se deba eliminar el debate sobre cuestiones en las que el Magisterio ha tomado determinaciones, como sugiere su carta”.

Se anunció una visita del cardenal Marx al cardenal Ouellet “para aclarar malentendidos”. La Conferencia Episcopal Alemana aprobó los estatutos revisados en noviembre de 2019, y el Camino Sinodal comenzó a principios de diciembre de 2019 con los cuatro foros preparatorios.

Declaración de julio de 2022: no se pueden crear nuevas formas de gobierno, ni cambiar la doctrina o la moral

Después de que hubieron expresado su preocupación por el Camino Sinodal, en cartas a la Conferencia Episcopal Alemana, cardenales y obispos, e incluso conferencias episcopales de otros países –desde la Comisión Episcopal Ucraniana para el Matrimonio y la Familia, hasta el obispo Czeslaw Kozon de Copenhague y la Conferencia Episcopal Nórdica; desde el presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, el arzobispo Stanislaw Gadecki, hasta 74 obispos de Estados Unidos, Canadá, África y Australia– y se hubieran pronunciado cardenales de la Curia como Walter Kasper, Robert Sarah y Paul Josef Cordes, el Vaticano publicó en julio de 2022 una escueta declaración firmada por la “Santa Sede” –es decir, por la autoridad suprema de la Iglesia–, en la que prohibía al Camino Sinodal tomar cualquier decisión que “obligue a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno y nuevas orientaciones doctrinales y morales”. En el documento se decía: “No sería admisible introducir en las diócesis, antes de un acuerdo alcanzado a nivel de la Iglesia universal, nuevas estructuras oficiales o doctrinas que constituirían una vulneración de la comunión eclesial y una amenaza para la unidad de la Iglesia”. La Declaración citaba la carta del Papa de junio de 2019, en la que el Santo Padre habla de la necesidad de “mantener siempre viva y eficaz la comunión con todo el cuerpo de la Iglesia”.

Visita ad limina, noviembre de 2022

La crítica más clara del Vaticano al Camino Sinodal hasta la fecha fue expresada por los Prefectos de los Dicasterios para la Doctrina de la Fe, cardenal Luis Ladaria, y de la Congregación para los Obispos, cardenal Marc Ouellet, en la llamada Reunión Interdicasterial con los obispos alemanes, durante su visita ad limina en noviembre de 2022. La reunión estuvo presidida por el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin.

Cinco serias preocupaciones del cardenal Ladaria, Prefecto para la Doctrina de la Fe

En su exposición, el cardenal Ladaria partió de la carta del Papa del 29 de junio de 2019: un nuevo indicio de la importancia que, en relación con el Camino Sinodal alemán, se da al escrito del Santo Padre en el Vaticano y no sólo por el Papa. Como Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, expresó cinco preocupaciones, “que surgen de una lectura atenta de los textos tratados hasta ahora en vuestro Camino Sinodal”.

En primer lugar, el cardenal se refirió al “género literario de los textos”. En ellos, dijo, hay afirmaciones sobre posiciones en el pueblo de Dios, referencias a conocimientos científicos y sociológicos, resultados de exégesis que aún se discuten, “protocolos generales sobre el posible reconocimiento público de la doctrina de la Iglesia y, por último, referencias a teólogos anónimos sin posibilidad de identificación”. Por ello, aboga por que el Camino Sinodal produzca un documento final en lugar de una multitud de textos.

En segundo lugar, el cardenal Ladaria menciona la “conexión entre la estructura de la Iglesia y el fenómeno de los abusos de menores por parte del clero y otros fenómenos de abusos”. Por supuesto que hay que evitar que se produzcan más abusos. Sin embargo, esto no significa “reducir el misterio de la Iglesia a una mera institución de poder o considerar a la Iglesia desde el principio como una organización estructuralmente abusiva”.

La tercera observación de Ladaria está relacionada con la “visión de la sexualidad humana según la doctrina de la Iglesia”; el cardenal cita en particular el Catecismo de la Iglesia Católica de 1992 como autoridad. De los textos del Camino Sinodal, dijo, se puede tener la impresión “de que no hay casi nada que salvar en este ámbito de la doctrina de la Iglesia. Hay que cambiarlo todo”. El cardenal plantea una pregunta: ¿qué efecto tiene esto en los fieles “que escuchan la voz de la Iglesia y se esfuerzan por seguir sus directrices para sus vidas? ¿Acaso piensan que lo han hecho todo mal hasta ahora?”. Y pide “más confianza en la visión” que “el Magisterio ha desarrollado en las últimas décadas en materia de sexualidad”.

En cuarto lugar, el Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe aborda “el papel de la mujer en la Iglesia y, en particular, la cuestión del acceso de las mujeres a la ordenación sacerdotal”. El cardenal Ladaria reprocha que los textos del Camino sinodal reduzcan todo a la afirmación de que la Iglesia no respeta la dignidad de la mujer porque no tiene acceso a la ordenación sacerdotal. Ladaria: “Se trata de aceptar la verdad de que ‘la Iglesia no tiene autoridad alguna para ordenar mujeres sacerdotes’ (San Juan Pablo II, Ordinatio sacerdotalis)”. No obstante, reconoce “las recientes deliberaciones del Camino Sinodal” encaminadas a dirigirse al Papa Francisco en busca de aclaraciones sobre la cuestión. Esto, “sin duda atenuaría los tonos tan polémicos del texto sobre el acceso de las mujeres a la ordenación sacerdotal, y por ello solo podemos estar agradecidos”.

Por último, el cardenal Ladaria expresa sus objeciones en relación con “el ejercicio del magisterio de la Iglesia y, en particular, el ejercicio del magisterio episcopal” según el Camino Sinodal y critica que en sus textos se haya olvidado casi por completo “la indicación de la Constitución conciliar Dei Verbum y, en particular, la cuestión de la transmisión de la fe gracias a la sucesión apostólica”. Por eso niega el equiparar a la misión de los obispos “otros oficios en la Iglesia, como los de teólogos y expertos en otras ciencias”.

Cardenal Ouellet, Prefecto de los Obispos: no son planteables cambios en la doctrina

En la misma reunión, el Prefecto del Dicasterio para los Obispos, cardenal Marc Ouellet, también se refirió a la carta del Papa Francisco de junio de 2019: el hecho de que la carta “no haya sido realmente asumida como guía del método sinodal” ha tenido consecuencias importantes. “Tras este distanciamiento inicial del magisterio pontificio en el plano metodológico, a lo largo de los trabajos fueron surgiendo tensiones crecientes con el magisterio oficial en el plano sustantivo”, lo cual dio lugar a propuestas “abiertamente contrarias a la doctrina afirmada por todos los papas desde el Concilio Ecuménico Vaticano II”. Esto equivale a un “cambio de la Iglesia” y no solo a “innovaciones pastorales en el campo moral o dogmático”.

Al cardenal Ouellet le llama la atención que “la agenda de un grupo limitado de teólogos de hace varios decenios se haya convertido de repente en una propuesta de la mayoría del episcopado alemán”. En este contexto, menciona la abolición del celibato obligatorio, la ordenación de viri probati, el acceso de las mujeres a la ordenación, una “reevaluación moral de la homosexualidad” y reflexiones sobre la sexualidad inspiradas en la teoría de género, así como la “limitación estructural y funcional del poder jerárquico”.

Sin embargo, el Prefecto también habla de la “posibilidad de combinar perspectivas mediante un cambio metodológico que podría ayudar a mejorar las tesis del Camino Sinodal alemán”. Para ello, recomienda “escuchar más profundamente el planteamiento del Papa Francisco y del Sínodo Mundial de los Obispos”.

Comunicado final: reservas sobre el método, el contenido y las propuestas

En un “Comunicado conjunto”, la Santa Sede y los obispos alemanes resumieron los puntos más importantes del Diálogo Interdicasterial. El documento afirmaba que los cardenales Ladaria y Ouellet “expresaron clara y abiertamente las preocupaciones y reservas que existen sobre el método, el contenido y las propuestas del Camino Sinodal”.

El cardenal Secretario de Estado Parolin señaló que “no se puede dejar de lado” el intercambio de ideas del Diálogo Interdicasterial. Además, se mencionaron las “numerosas aportaciones” en las que “se señaló la importancia central de la evangelización y la misión como objetivos últimos de los procesos en curso”; pero también “la conciencia de que algunos temas no son negociables”.

Sin embargo, la cuestión que se plantea tras la visita ad limina es cómo introducirán los obispos estas propuestas en el Camino Sinodal. El Comité Central de los Católicos Alemanes ya ha anunciado que mantendrá su orden del día para la V Asamblea Plenaria de marzo.

Un “tema colateral”: bendición para parejas del mismo sexo

Entre las reivindicaciones del Camino Sinodal figura la bendición de las parejas del mismo sexo. En marzo de 2021, la Congregación para la Doctrina de la Fe respondió a un dubium que se les había presentado. En el documento firmado por el Prefecto, cardenal Luis Ladaria, y el Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, arzobispo Giacomo Morandi, se afirmaba que la Iglesia no tiene autoridad para bendecir uniones de personas del mismo sexo. Con la naturaleza de la bendición concedida por la Iglesia solo es compatible “lo que está ordenado a recibir y expresar la gracia, al servicio de los planes de Dios inscritos en la creación y plenamente revelados por Cristo Señor Nuestro”.

En Alemania, sin embargo, se organizaron el 10 de mayo “servicios de bendición para personas que se aman”, en los que se incluyeron a parejas homosexuales. Sin embargo, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Georg Bätzing, declaró que no consideraba tales acciones públicas “una señal útil y un camino a seguir”, que no eran adecuados como “instrumento para manifestaciones político-eclesiásticas o acciones de protesta”.

Artículo en: https://omnesmag.com/actualidad/mundo/santa-sede-camino-sinodal/?utm_source=NEWSLETTER&utm_campaign=914e2b5df1-EMAIL_CAMPAIGN_2023_02_15_12_05&utm_medium=email&utm_term=0_-914e2b5df1-%5BLIST_EMAIL_ID%5D

 

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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