Por José María Arévalo
(Trasvase Tajo-Segura a su paso por Albacete)
Todos recordamos aquel momento, creo que fue en 2008 o poco antes, en que Zapatero se cargó el plan de trasvases que Aznar, con el PP en el Gobierno, había dejado muy avanzado y para cuyas obras había conseguido una importantísima subvención de la Comunidad Europea, que así, al desistir el Gobierno socialista de aplicar el plan, se perdió para siempre. Y así nos quedamos sin solución para la falta de agua de todo el Levante y algunas provincias andaluzas. Zapatero, que desistió del plan de trasvases definitivo por las protestas de los aragoneses pero sobre todo de loa catalanes (que se negaban al trasvase de agua del Ebro hasta que se regasen los Monegros, cosa absurda, y por miedo de los catalanes a que se redujera el delta del Ebro) prometió sustituirlo por plantas desaladoras, lo que fue imposible por s alto costo. Así que ahora se sigue discutiendo sobre el único medio de trasvase existente, el del Tajo-Segura, y se producen manifestaciones frecuentes a favor y en contra. Y en esta situación, el PP ha planteado otra solución, una “Tercera vía”
La tercera vía
Así que mientras el Gobierno acelera el paso para recortar el trasvase Tajo-Segura y los barones del PP se preparan para la guerra del agua, Alberto Núñez Feijóo ya cavila una solución a largo plazo: una especie de ‘Plan Marshall’ hidráulico que impulse tantos embalses que no sean necesarios los travases. Así lo contaba El Mundo el pasado 20 de noviembre. Vamos a recogerlo porque el tema sigue en plena discusión.
«El abastecimiento requiere más protección que el riego», titulaba la noticia que firmaba Juanma Lamet , y “El Supremo avala recortar el trasvase Tajo-Segura justo cuando se redobla la guerra del agua”. «El abastecimiento requiere más protección que el riego, por importante que sea el destino a riego. Y este argumento no puede independizarse de la adecuación de los caudales a las prescripciones de la norma legal».
El Tribunal Supremo acababa de entrar de lleno en la guerra del agua, con una contundente sentencia que avala el real decreto de 2021 que modificó a la baja la explotación del trasvase Tajo-Segura. Y lo ha hizo en el momento de mayor tensión política, justo cuando el Gobierno va a aprobar el plan de cuenca del Tajo, que recortará un 40% la cantidad de agua transferida a Alicante, Murcia y Almería. Y justo cuando los barones del PP ultiman una «cumbre» para protestar contra el Gobierno por lo que consideran un agravio ideológico que herirá de muerte la economía del pulmón hortofrutícola de Europa.
El fallo
El fallo impacta de lleno en los planes del PP y le da un balón de oxígeno a la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, y al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que son los dos principales impulsores del recorte. En la sentencia, el Alto Tribunal zanjaba que la reforma de las condiciones del trasvase sí estaba justificada, por la «excesiva frecuencia de situaciones excepcionales» en las que se modificaba la cantidad de agua transferida, «y su incidencia en la explotación del trasvase».
El momento político en el que se incardinaba esta sentencia es muy relevante. El Ministerio de Transición Ecológica iba a aprobar en las próximas semanas una reducción de 105 hectómetros cúbicos anuales desde 2027, lo que supone más de un 40% de la media que se ha venido trasvasando anualmente al sureste español. El fallo también desestima el argumento esgrimido por la demandante –la organización agraria Asaja Alicante– de que la modificación de julio de 2021 incumplía la regla del reparto de los caudales del trasvase entre abastecimiento humano y regadío. El TS sentenciaba que la norma exige tanto la distribución general de un 25% para abastecimiento y un 75% para regadío, como otro requisito análogo: un mínimo de 7,5 hectómetros cúbicos para consumo humano, por lo que la interpretación no puede atenerse únicamente al perjuicio del regadío.
«El abastecimiento es el primero de los destinos del agua en supuestos de limitación de poder atender todos los posibles destinos», rezaba la sentencia, porque «la vida está por encima de los intereses económicos». Los regantes no están de acuerdo e inciden en que el trasvase da empleo a 300.000 personas y riega el 70% de las frutas y hortalizas que exporta España, así como 55 millones de árboles que evitan la «desertización» de la zona. Y eso es incompatible, aducen, con las nuevas cantidades trasvasadas.
En noviembre se había autorizado la transferencia de esos 7,5 hectómetros cúbicos, para consumo humano. Para los regantes, nada. Esto va en total consonancia con los planes de la vicepresidenta Teresa Ribera, que apuesta por un cambio de modelo que priorice el agua desalada en la cuenca del Segura. Con esa intención, el Ejecutivo central viene recortando las cantidades trasvasadas en pos de la mejora de los caudales ecológicos del Tajo. O sea, de la cantidad mínima de agua que debe tener el río a su paso por Aranjuez (en la Comunidad de Madrid, que también sale beneficiada), que se eleva de 6 a 8,65 metros cúbicos por segundo en el nuevo plan de cuenca.
El presidente de Castilla-La Mancha celebró la sentencia: «Después de muchos años, hemos ganado pleitos gracias al acuerdo con el Estado». De hecho, éste es el segundo fallo a favor de sus intereses, tras el que desestimó las reivindicaciones del gobierno de la Región de Murcia. En el Ministerio opinan que la fijación de caudales ecológicos «es un requisito ineludible que tenemos que acatar para dar cumplimiento a varias sentencias y requerimientos de la UE que han llegado a la conclusión de que el río Tajo, en su cabecera, tiene un serio problema de equilibrio ambiental».
Mientras el Supremo daba este balón de oxígeno a Page y Ribera, los principales dirigentes de las provincias que reciben agua del trasvase Tajo-Segura ultimaban una «cumbre» para movilizarse contra Pedro Sánchez por el recorte «mortal» del trasvase. La cita, prevista para finales de mes, se retrasó porque el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, y el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, estaban a la espera de que Juanma Moreno confirmara su asistencia al cónclave. El presidente de la Junta de Andalucía apoya que Almería siga recibiendo agua desde Castilla-La Mancha, pero no termina de dar el paso. En cuanto él dé el «ok», el PP pasará al modo ataque, aunque Alberto Núñez Feijóo lo que prefiere es hacer más embalses, de manera que en última instancia no hagan falta los trasvases.
¿Será realmente esa la solución? Entre tanto se siguen perdiendo miles de litros del Ebro y su cuenca casi todos los años, en las temporadas de desbordamiento de los ríos, por culpa del siniestro Zapatero, que impidió la solución definitiva con el trasvase del Ebro, muy caro pero que entonces contaba ya con la ayuda de fondos europeos que nunca más vamos a poder recabar.