Por José María Arévalo
( Examen de la EBAU en la Facultad de Filología salmantina el pasado curso)
Ante el clamor levantado por el distinto trato en las distintas comunidades autónomas de las pruebas para el acceso a la Universidad, que estalló el año pasado, aunque era tema que venía coleando de atrás, con protestas tanto de alumnos como de profesores de las comunidades peor tratadas por el ministerio de turno, hemos seguido este asunto y resumimos la cuestión; oero primero damos la última noticia, que se retira la prueba de madurez de la EBAU tras las críticas recibidas.
Efectivamente, el pasado 9 de febrero titulaba la prensa que “el test ya no aparece en el borrador enviado a las comunidades” y que “la Junta (de Castilla y León) celebra la “marcha atrás” y reclama que se descarte de forma definitiva”. Y es que el Ministerio de Educación dió marcha atrás finalmente con la prueba de madurez de la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU). Si ya en diciembre las comunidades lograron que este polémico test que había despertado los recelos de toda la comunidad universitaria se aplazara hasta el año 2028, ahora el Gobierno ha decidido retirarlo y ya ni siquiera figura en el borrador que se envió a las comunidades autónomas en la madrugada del día 8. Asimismo, ha aumentado el tiempo de realización de los ejercicios, pasando de 90 minutos a 105 minutos, ya que, según justifica el Ministerio, “se tiene en cuenta la lectura del ejercicio, su análisis y producción”.
El Ministerio da marcha atrás
La ministra Pilar Alegría ha reescrito su plan de acceso a la Universidad cambiándolo para que quede como está. En la selectividad que comenzará en junio de 2024 ya no queda ni rastro de su polémica «prueba de madurez» ni de las simplificadas preguntas tipo test. Tras el clamoroso rechazo de filólogos, escritores, filósofos, rectores, profesores y CCAA, el proyecto del real decreto muestra un sistema con el mismo número de exámenes que hay ahora, aunque los alumnos tendrán más tiempo para responder, más descanso y más ventajas en la revisión que otros años. Son cambios menores para esconder que lo que se planteó se hizo de forma precipitada y sin consultar a los campus. Alegría quería una «prueba de madurez» que juntara varias asignaturas , un tótum revolútum que diluía la especialización de las asignaturas. El examen era muy simple, con 25 preguntas tipo test y de rellenar huecos y tres preguntas para responder en un máximo de 150 palabras cada una, el equivalente a dos párrafos. Pero finalmente mantendrá la selectividad actual. Seguirán los exámenes de las comunes Lengua Castellana, Extranjera y Cooficial. Historia de la Filosofía gana protagonismo y logra el rango de obligatoria: los alumnos podrán elegir si se examinan de esta materia o de Historia, como ocurría hace una década. Luego están los exámenes de la específica obligatoria de la modalidad: Matemáticas (para los estudiantes de Ciencia y Tecnología); Latín o Matemáticas (para Humanidades y Ciencias Sociales); Ciencias Generales (para el General); Dibujo (para Artes Plásticas); Análisis Musical o Artes Escénicas (para Musical y Escénico). Además, el alumno que quiera subir nota podrá examinarse de al menos dos materias, comunes o de modalidad.
Proyecto de Real Decreto
Así lo refleja el proyecto de Real Decreto por el que se regulan las características básicas de la prueba de acceso a la Universidad para el curso 2023-2024 y se establece el procedimiento de cálculo de la calificación de acceso, que el Ministerio de Educación y FP envió el 8 de febrero a las comunidades autónomas. “Desde la Universidad de Salamanca quieren esperar a conocer el texto para dar su opinión. No obstante, el rector del Estudio, Ricardo Rivero, ya se manifestó tras el aplazamiento de diciembre sobre la necesidad de un diálogo: “Que lo piensen con más detenimiento y que haya más consenso es importante y necesario”, declaró. La consejera de Educación de la Junta de Castilla y León, Rocío Lucas, también se manifestó el 8 y celebró la eliminación de la prueba de madurez que tenía prevista para la nueva EBAU aunque entiende que se trata de “algo transitorio”, por lo que reclamó que no se retome esta iniciativa “en cuatro o cinco años”. Según señaló Lucas, la prueba de madurez “lo único que hacía era agravar las dificultades entre las comunidades autónomas” con una prueba, la EBAU, que insistió que debería ser “única para todo el sistema educativo”, tal y como se defendió entre todas las comunidades del PP en la última reunión de la Conferencia Sectorial de Educación. La consejera consideró que “cuando el Ministerio escucha a las Comunidades Autónomas mejora el sistema”.
Así, ahora la Junta trabaja en las alegaciones para modificar el Decreto sobre la EBAU y estudian el texto. Pero veamos qué ha sucedido el año pasado.
El Mundo del 7-06.22 publicaba, tras los resultados de la última convocatoria, en que la relajación en la EBAU disparaba los aprobados y los sobresalientes, las notas de 9 y 10 casi se duplicaban y subían un 13% los estudiantes que pasaban la prueba, un editorial señalando que “La inflación de calificaciones en Bachillerato destinadas a hacer media con la puntuación de la EBAU para dar la nota de corte de acceso a la carrera deseada es un escándalo de un tiempo a esta parte. Como contamos hoy, la inflación educativa –el alza exponencial de las calificaciones– es mayor que la económica y se sitúa ya en el 13% desde 2019. ¿Alguien se cree de verdad que la inteligencia colectiva de los alumnos españoles que superan el Bachillerato ha experimentado un milagroso renacimiento reflejado en una nota media de 8 en toda España en 2021? Sucede en todas las comunidades autonómas, aunque en algunas la diferencia es más clamorosa. ¿Cómo es posible que en Murcia hubiera un 18% de sobresalientes en Bachillerato en 2015 y en 2021 se hayan multiplicado hasta el 33%? ¿O por qué Galicia ha pasado de tener un 13% de aprobados raspados en 2015 a presentar un 2% seis años después sin que hayan subido los suspensos?
La explicación es sencilla: con tal de facilitar el acceso a la Universidad, los evaluadores se han puesto de acuerdo en inflar las notas para que nadie se quede atrás, sepa lo que sepa, y poder vender así como un éxito educativo –«Todos nuestros alumnos llegan a la universidad»– lo que no es sino una mezcla de condescendencia, negocio y cinismo. Eso no es educar.
Volver a la prueba única
Urge -concluía el editorial- detener esta escalada artificial de las notas. No se trata de elogiar el sacrificio como un fin en sí mismo sino de reconocer que si todos los alumnos son sobresalientes significa que nadie sobresale, que su nota es papel mojado. Ofrecer 17 selectividades con parámetros de evaluación dispares favorece la competencia desleal. Bien está que Madrid vigile el adoctrinamiento en el aula y ponga el acento en la cultura del esfuerzo, pero hay que volver a la prueba única y homogeneizar criterios en toda España si queremos mejorar la cohesión territorial, laboral y social. Este democratismo iguala por abajo y lastra el progreso real. España no se ha convertido de la noche a la mañana en un país de genios. Más bien sigue habitada por pícaros aficionados al maquillaje estadístico y al café para todos. Pero un país que socava así el ideal de excelencia se hace trampas al solitario. Los alumnos reciben una falsa credencial de aptitud de la que terminará desengañándolos un mercado laboral competitivo. La productividad de la economía española se resentirá de esta cruzada contra el mérito”.
Por su parte, La Gaceta Regional de Salamanca denunciaba que las diferencias en las ponderaciones aumentan las desigualdades en la EBAU: mientras en Valladolid hay cuatro materias cuya nota se multiplica por 0,2 para entrar en Medicina, en Salamanca son solo dos las asignaturas a las que se aplica ese coeficiente.
El grado en Medicina, la doble titulación en Física y en Matemáticas y el grado en Biotecnología son algunas de las titulaciones que requieren notas cercanas a los 14 puntos, pero el sistema de ponderación tal y como está ahora no funciona, no se entiende que la nota de admisión sea diferente en Medicina de Salamanca y de Valladolid. En Castilla y León, donde siempre se ha reclamado un examen único, por lo menos no debería haber diferencias entre sus facultades.
Planes del Ministerio
En esta situación, el ministro de Universidades, Joan Subirats, declaró que confiaba en alcanzar antes de verano un acuerdo sobre la nueva EVAU (en el caso de Castilla y León conocida como EBAU) con el objetivo de que se aplique el próximo curso 2023- 2024. La intención, es que la nueva Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad se implante en el curso 2023-24, tal y como indicó el ministro, que insistió en que: “Estamos en ello, no está acabado el proceso”. “Queremos combinar elementos comunes a todas las comunidades autónomas respetando la diversidad de cada una de ellas y de su alumnado”
Panorama en Castilla y León
La Gaceta Regional del 29 de mayo pasado denunciaba: “Las desigualdades en la EBAU son públicas y manifiestas. A las diferencias en los contenidos y el nivel de exigencia en la corrección de los exámenes en función de las comunidades autónomas, se suman también las distintas ponderaciones de las materias para subir nota, no solo entre las comunidades autónomas, sino dentro incluso de la misma Región, y hay que recordar que los parámetros de ponderación influyen directamente en la nota de admisión con la que los estudiantes compiten con otros alumnos. Así, mientras Medicina de la Facultad de Valladolid aplica un coeficiente de ponderación de 0,2 a las cuatro materias que fija para subir la nota de los alumnos de la EBAU (Biología, Física, Matemáticas II y Química) en la Facultad de Medicina de Salamanca se tienen en cuenta esas mismas asignaturas de la fase voluntaria de la prueba de acceso, pero no se ponderan igual: la puntuación de Biología y Química se multiplica por 0,2, mientras que las calificaciones en Física y Matemáticas II se multiplican por 0,1. Como consecuencia, la nota con la que un mismo alumno accede a la Facultad de Medicina de Valladolid puede ser más alta que la que tiene en el acceso a la de Salamanca si las materias de subida de nota no se corresponden con las dos de mayor ponderación. Las asignaturas con un parámetro de ponderación de 0,2 hacen que el valor de la nota de admisión sea el doble que si se elige una asignatura con un coeficiente de 0,1.
Estas diferencias conllevan que, en principio, sea más difícil entrar en la Facultad de Medicina de Salamanca, pues los alumnos solo tienen dos materias a las que se aplica la máxima ponderación (0,2) y no cuatro como sucede en Valladolid. En otras titulaciones también con mucha demanda, como Enfermería, sí que coinciden los coeficientes de ponderación, pero la situación se repite en uno de los dobles grados “estrella” según las preinscripciones de los últimos años, el doble grado en Física y en Matemáticas, donde de nuevo en Salamanca se pondera con 0,1 la Química, mientras que en Valladolid se hace con 0,2.
¿A qué se debe estas diferencias? Según explica el decano de la Facultad de Medicina de Salamanca, José Carretero, “es un tema que viene de lejos, ya que cuando se pusieron las ponderaciones las Matemáticas eran del Bachillerato de Ciencias, no había un Bachillerato de carácter biosanitario. Eso ahora ha cambiado y por eso Valladolid ya lo modificó, en Salamanca intentamos hacer el cambio el año pasado, pero estábamos fuera de plazo, así que lo modificaremos a principios de junio para que se aplique el próximo año”.
Por su parte, la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León no ha hecho ninguna declaración. De momento, parece que esta desigualdad se solventará pronto, al menos, dentro de Castilla y León, pero ¿qué sucede en otras comunidades? ¿Son muy diferentes las ponderaciones de la EBAU de los centros de Castilla y León de las de Extremadura o Andalucía? Sí, a diferencia de las facultades de Medicina de Castilla y León, en esas comunidades se ponderan muchas más materias. En el caso de Extremadura se aplica el coeficiente de ponderación a 7 materias, tres con un 0,2 y 4 con 0,1. Las mejor valoradas son las de Biología, Física y Química, pero también figuran para ponderar los idiomas. Y la situación es muy similar en las universidades de Andalucía, de manera que aumentan las oportunidades de los alumnos de mejorar su nota, pues tienen más materias que elegir para subir su calificación.
Los resultados
“Con la LOMLOE es inviable la prueba única de la EBAU” “Estoy muy intranquilo por la evolución de la nueva legislación, ya que creo que nos separa más aún de la prueba única, puesto que los contenidos no van a ser todos tan iguales”, adviertía el responsable de la organización y coordinación de la EBAU, Emilio Calle. “Con la LOMCE cuando salía la convocatoria de la EBAU en el boletín de febrero al final venían las matrices de especificación, es decir, los contenidos de las materias, y luego las comunidades deciden los que son evaluables, pero con la LOMLOE se concede a las comunidades la capacidad, no de decidir cuáles son evaluables, sino directamente de poner o quitar temas”, explica Calle y concluye: “Con este sistema, la prueba única es una utopía porque si tengo una materia con dos temarios distintos, con contenidos distintos, entonces sí que va a ser imposible poner un examen igual, así que pienso que con la LOMLOE es inviable la prueba única”. Además, el coordinador de las pruebas de acceso muestra su preocupación porque al iniciar el próximo curso, cuando comienza a prepararse la EBAU no se conozcan aún los contenidos de las asignaturas nuevas o que cambian. Son los responsables la Consejería de Educación quienes deben decidir qué añaden. Calle reclama que se pongan de acuerdo las autonomías para que, al menos, la evaluación de Historia se parezca lo máximo posible en las comunidades autónomas.