‘Luisa Roldán. Escultora Real’, en el Museo Nacional de Escultura

Por José María Arévalo

(‘Éxtasis de la Magdalena’, de Luisa Roldán)

Del 29 de noviembre de 2024 al 9 de marzo de 2025 estará abierta al público, con entrada gratuita, en el vallisoletano Palacio de Villena, cuya sala se dedica a las muestras temporales del Museo Nacional de Escultura, la muestra ‘Luisa Roldán. Escultora Real’ que, siguiendo un recorrido cronológico, muestra un discurso transversal que trata de reflejar el contexto artístico y social en el que Luisa Roldán (Sevilla 1652-Madrid 1706) desarrolló su prolífica carrera. Esta gran retrospectiva dedicada a la genial artista sevillana se convierte en la primera exposición monográfica que esta institución dedica a una mujer artista. Ha sido comisariada por Miguel Ángel Marcos, conservador del Museo Nacional de Escultura, y Pablo Amador, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM (México).

(El Niño del Dolor, de Luisa Roldán)

Sus obras –un total de 32– se presentan acompañadas de piezas creadas por destacados artistas del momento. Entre ellas se incluyen pinturas de Palomino, Valdés Leal o Lucas Jordán, junto a grabados, dibujos, libros o documentos. Y, por supuesto, se exhiben esculturas realizadas por figuras tan destacadas como Pedro Roldán (su padre, relevante escultor en cuyo taller se formó), José de Mora, Pedro de Mena o Nicolás de Bussy, entre otros.

(Inmaculada, de Pedro de Mena)

El éxito cosechado en Sevilla y Cádiz por Luisa Roldán en su etapa inicial le abrirá las puertas de la Corte, logrando ser la primera mujer escultora de cámara. Allí cambia de registro para adaptarse plenamente al gusto cortesano y de la nobleza, produciendo pequeñas obras en terracota policromada (las llamadas «alhajas de escultura») que se encuentran entre lo más significativo de su producción.

Serán precisamente estas piezas las más demandadas por los coleccionistas extranjeros del siglo XIX, en una apreciación creciente que contribuyó a revalorizar la figura de Roldán. Ese reconocimiento se intensificó durante el siglo XX y aún hoy en el siglo XXI, con destacadas exposiciones monográficas como la que hubo en Sevilla en 2007 o la que ahora se presenta en Valladolid.

 

(Virgen de la Leche de Luisa Roldán)

La importancia alcanzada en la actualidad por Luisa Roldán justifica el origen y procedencia de las obras que forman parte de esta muestra, en cuya preparación ha colaborado un gran número de instituciones, tanto de titularidad pública como privada, así como museos, iglesias o colecciones particulares.

Del total de obras que se pueden ver en la exposición (un total de 57), 14 pertenecen a las colecciones del Museo Nacional de Escultura. Entre ellas se encuentran el Tránsito de la Magdalena, que se presenta al público en esta muestra tras su reciente adquisición por parte del Ministerio de Cultura; o las 19 figuras pertenecientes al conjunto de la Cabalgata de los Reyes Magos, que se exhibirá íntegramente por vez primera desde su ingreso en las colecciones en 2017 tras su paso por el taller de restauración del Museo.

(Virgen de la leche, de Pedro Roldan)

La exposición cuenta con un catálogo que aborda la revisión de la vida y obra de la escultora, pero también las influencias recibidas de diversos artistas coetáneos. En la publicación han participado destacados especialistas, tanto españoles como internacionales, con el objeto de conseguir un corpus actualizado de su producción y su técnica, pero también de las restauraciones que se han llevado a cabo de sus obras en los últimos años y, muy especialmente, con motivo de esta exposición.

Una vida apasionante

Esta exposición permite al visitante adentrarse en una vida apasionante. Luisa Roldán aunó excelencia, versatilidad y habilidad para romper las barreras de género y llegar a lo más alto como artista: fue nombrada escultora real por Carlos II, cargo que mantuvo con Felipe V. Además, fue la primera artista española en ingresar en la Academia de San Lucas en Roma, un hito nunca antes alcanzado por escultores hispanos.

(San Antonio de Padua, de Luisa Roldán)

Pero “Luisa Roldán. Escultora real” también es el producto de una reivindicación y de una necesidad de hacer presente la trayectoria de una de las más destacadas artistas españolas. De hecho, nunca cayó en el olvido y autores como Antonio Palomino (quien la conocería personalmente), Antonio Ponz o Juan Agustín Ceán Bermúdez alabaron su obra. Sin embargo, el hecho de que fuera considerada por muchos como autora de menor calidad que su padre, identificando con él buena parte de su producción, ha pesado en algunos de los estudios que se realizaron sobre su figura. Como también que se le adjudicaran sobre todo obras de devoción, delicadas y de pequeño formato en barro cocido, «más propias de su condición y sexo», según autores como el propio Ceán Bermúdez, dejando en un lugar secundario su rica y extraordinaria producción de obras en madera y de mayor formato.

(Jesús y san Juanito, de Luisa Roldán)

La dedicación de Luisa Roldán al oficio de la escultura sólo fue posible por su nacimiento en el seno de una familia dedicada a esta disciplina. Su padre, Pedro Roldán fue el gran artista del mercado sevillano y de buena parte del andaluz durante la segunda mitad del siglo XVII. La artista, cuyas dotes para el oficio se desvelaron en época muy temprana, heredó de él la inquietud por el mejor conocimiento del arte. Tras dejar el taller paterno se estableció en Sevilla junto a su marido, Luis Antonio de los Arcos. De allí se trasladaron a Cádiz, metrópoli comercial del momento, y posteriormente el matrimonio y sus hijos fijaron su residencia en Madrid. Allí la escultora pudo entrar al servicio de la Corte, alcanzando el mayor éxito y reconocimiento al que cualquier artista de la época podía aspirar.

(Gestas, de Luisa Roldan)

La muestra estará acompañada de una variada y completa programación cultural, pensada para acercar la figura de Luisa Roldán a todos los públicos. Conferencias, visitas temáticas, talleres, conciertos e incluso la grabación en directo de un podcast son algunas de las propuestas para los próximos meses. Para profundizar en su conocimiento, también se ha editado la tesis doctoral de Elena, la primera dedicada en exclusiva a Luisa Roldán. Este documento, escrito en 1927 y aún inédito, pondrá en valor tanto a la escultora como a su estudiosa, ambas pioneras.

(Educación de la Virgen, de Luisa Roldan)

La exposición cuenta con un catálogo científico que aborda la revisión de la vida y obra de Luisa Roldán, pero también las influencias recibidas de diversos artistas coetáneos.

El Barroco español y el Barroco tardío italiano se encuentran en Valladolid

Entre los autores coetáneos que influenciaron el estilo de la escultora sevillana, y que incluye la muestra del Museo Nacional de Escultura se encuentra el pincel de Luca Giordano (Nápoles, 1634-1705) que, como Roldán, trabajaron en la corte de Carlos II. Ella lo hizo como escultora de cámara y él, como pintor. Dos ámbitos distintos que confluyen en imágenes con «expresiones simplistas y lenguaje cercano», según relataba Virginia Albarrán Martín, conservadora de Patrimonio Nacional.

(San Miguel y san Gabriel presentan al Niño Jesús a la Virgen y san José. Luca Giordano, 1696)

Y es que este organismo público es el responsable de la cesión de la pintura “San Miguel y San Gabriel presentan al Niño Jesús a la Virgen María y San José” al Museo Nacional de Escultura como parte de la muestra ‘Luisa Roldán. Escultora Real’ . La obra se encontraba en el Real Monasterio de las Descalzas Reales y se trata de un óleo sobre lienzo de 63×88 centímetros realizada en torno al año 1696, según indican desde Patrimonio Nacional.

Esta pintura de Giordano está enmarcada en el Nuevo Testamento, concretamente en la infancia de Cristo. En la misma se puede observar a los arcángeles San Miguel y San Gabriel, arrodillados, presentando al Niño Jesús a sus padres: la Virgen y San José, que aparecen también arrodillados para adorar a su Hijo. Al fondo, se puede observar un rompimiento de nubes con la figura de Dios Padre y algunos querubines. Tras los arcángeles, el buey y la mula. En cuanto a los elementos ornamentales que sustentan la obra, se vislumbra un marco moldurado en negro con filos dorados, uno trenzado y otro con motivos vegetales.

«No sabemos mucho ni su comitente ni su encargo. Es un tema muy curioso y muy pocas veces repetido, porque ya sabemos la inventiva creativa que tenía Luca Giordano. Es un cuadro bastante tardío debido a la técnica tan desecha y fluida que marca ya su estilo después de los grandes ciclos de pintura al fresco que empiezan a terminar en 1696. Creemos que puede ser un encargo del propio monasterio de las Descalzas, no solamente por su presencia en el mismo, sino porque se eligieron a los arcángeles San Miguel y San Gabriel como los grandes agentes de Dios a la hora de presentar al Niño a la Virgen, algo que demuestra la predilección que tenía esta comunidad de religiosas por los arcángeles», señala Carmen García Frías, conservadora de Patrimonio Nacional.

(El arcángel san Miguel venciendo al demonio, 1692, de Luisa Roldán)

Ambas conservadoras coinciden en destacar los rasgos femeninos y formas apacibles, además de las expresiones simplistas, con lenguaje cercano, para llegar al espectador. «Esto era común tanto en La Roldana como en Giordano». La sevillana fue nombrada escultora de cámara en 1692, año en el que el pintor italiano vino a España. Ambos estuvieron amparados por Cristóbal de Ontañón y Enríquez, mecenas artístico y ayuda de cámara de Carlos II. «Fue el gran protector de Luisa Roldán, que consiguió introducirla en la corte a finales de 1689 y ya estaba bastante asentada cuando llegó Giordano», añade García Frías.

En cuanto a la relación iconográfica de ambos artistas, Albarrán destaca que «las composiciones de Luca Giordano y, en concreto, los San Miguel, están muy presentes en la escultora cuando está componiendo El arcángel san Miguel venciendo al demonio (1692). Ese ángel aterrizando sobre un solo pie, con el brazo levantado y a punto de descargar la espada sobre el diablo, viene directamente de estos modelos del barroco decorativo como Luca Giordano o Domenico Antonio Vaccaro. Y no solo los modelos, también las actitudes, que más que ‘simplistas’, yo diría sencillos o cercanos, porque hay que pensar también en que Luisa Roldán se encontraba en los últimos momentos del barroco decorativo y ya está introduciendo una sensibilidad distinta que luego va a eclosionar con la llegada de Felipe V y la llamada de otros artistas franceses e italianos con una estética más refinada y más calmada en sus actitudes que nos avanza de cierta manera un rococó que se dará en épocas posteriores».

«Cuando miramos el San Miguel tanto de Giordano como de Luisa Roldán, no vemos unas expresiones dramáticas. El ángel está calmado, como si no le estuviera suponiendo ningún esfuerzo aterrizar o descargar la espada sobre el diablo. Está sereno, como si estuviera realizando un paso de baile. El mayor dramatismo lo vemos en el diablo, pero no al mismo nivel que el dramatismo del Barroco del principio de las décadas centrales del siglo XVII. Por eso yo creo que está muy bien escogida esa relación entre Giordano y el San Miguel de Luisa Roldán», añade la conservadora.

Al hilo de ello, la restauradora Ana Loureiro Arias comenta las dificultades que tuvieron para rehabilitar la escultura del San Miguel de La Roldana, que por temas de tiempos y de logística no podrá estar expuesta en la muestra de Valladolid. «La restauración fueron casi dos años, porque la pieza es muy grande y era muy compleja. Cada ala es como un cuadro por las dos caras, con multitud de grietas y toda la dificultas que se suma al trabajo a las tres dimensiones de una escultura. Mide casi tres metros desde la base hasta la punta de la espada y pesa 157 kilogramos, por lo que la limpieza fue bastante complicada. Además, según los análisis, podría tratarse de un temple mixto, con lo cual, si limpiabas con medios acuosos, se iba, pero si limpiabas con disolvente, también se iba, así que tuve que hacer ‘virguerías’ para hacer la limpieza», comenta entre risas. De hecho, las labores fueron tan duras que, mientras limpiaba la pieza con un hisopo, Loureiro sufrió una lesión.

Sobre la conservación de la pieza pictórica de Giordano, Virginia Albarrán la califica de «estupenda». «Está en muy buen estado y no ha tenido que ser restaurada recientemente. En el año 2000 hicimos una gran campaña de obras de Luca Giordano de todo Patrimonio Nacional -el organismo cuenta con el mayor número de piezas del autor- y seguimos aumentando el número. Su conservación es fantástica y actualmente está expuesto en el museo de pintura del siglo XVII en las Descalzas Reales. Además, en diciembre de 2021 hicimos una remodelación de las salas y actualmente las obras del autor se encuentran presidiendo las mismas», concluye.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

Lo más leído