Ante una situación donde existe una víctima grave cuya vida está en peligro, requiere un traslado inmediato al servicio de urgencias.
Siempre que no haya ese riesgo y se debe esperar a ser visto por el médico de cabecera, evitando acudir al hospital.
Las situaciones que no requieren el servicio de urgencias y que normalmente llenan las salas de espera son catarros, diarreas, dolores de cabeza, cuello o espalda y crisis de ansiedad.
El servicio de urgencias se debe utilizar en caso de perder la consciencia, un dolor de pecho para descartar un infarto, síntomas de ictus, crisis epilépticas, traumatismos en la cabeza, fracturas o hemorragias masivas.
Hay que tener en cuenta que hasta un 80% de las visitas de urgencias no requieren atención inmediata y que pueden ser valorados por el médico de cabecera con una cita.
Así, el servicio será de mejor calidad y más rápido.