«Estudiante de la vida» es la frase que pondría en redes sociales para presentarse. Tal vez no haya mejor forma de presentarse cuando lleva décadas escudriñando los secretos de la vida para darnos más años y en las mejores cotas de calidad que se pueda.
Es Juan Carlos Izpisúa, el que manda en el laboratorio de expresión génica del Instituto Salk de La Jolla (California). Ha estado de nuevo en España divulgando lo que mejor sabe hacer, frenar el envejecimiento.
Esta vez en la serie de conferencias de Fundación Telefónica «El Futuro por Vivir» donde fue entrevistado por Ana del Barrio para El Mundo. Una charla en la que el científico habla de sus duros comienzos en la vida, de sus maestros y de la pasión como motor para entrar cada día en el laboratorio.
A la pregunta clave de si el envejecimiento se puede revertir, el científico confirma que
Varios experimentos realizados en distintos animales de laboratorio lo han demostrado. Se está más cerca de lograrlo en humanos de lo que pensamos.
Del mismo modo zanja de una manera brillante el debate entre inmortalidad y longevidad.
Todas las grandes civilizaciones han buscado el elixir de la inmortalidad, la piedra filosofal. El problema es que la inmortalidad es incompatible con la evolución, la fuerza más poderosa de la vida. Por ello, creo que el empeño se ha de enfocar en paliar las enfermedades asociadas al envejecimiento, en una vejez más saludable.
Lea aquí la entrevista de El Mundo completa.
Recordamos también aquí la charla que dio en la mesa inaugural del I Congreso Internacional de Longevidad y Criopreservación organizado por la Fundación Vidaplus.
