Una notable Giselle española

Una notable Giselle española

Joaquín de Luz, desde hace un año director de la Compañía Nacional de Danza, se ha atrevido con uno de los ballets emblemáticos, un desafío encarado con audacia y resuelto notablemente, envuelto en un montaje ambicioso e interpretado con calidad. Esta Giselle vista a través del romanticismo español y la poesía de Gustavo Adolfo Bécquer sirve a la CND para aprobar una asignatura pendiente.

En 1841, la Ópera de París estrena el ballet Giselle, en el que el poeta Théophile Gautier, inspirándose en leyendas alemanas de Heinrich Heine, crea mitos románticos que marcarán toda la historia de la danza: inocentes campesinas enamoradas, fiestas de la vendimia, apuestos príncipes seductores, fantasmas espectrales de espíritus del bosque… En fin, un melodrama trágico al gusto de la época que hoy necesita de empeño para dejarse llevar. Se lo vamos a contar -un poco de paciencia- para que se hagan una idea:

El cazador Hilarion ama a Giselle y rabia de celos por un rival que no es sino el duque Albrecht disfrazado de lugareño, que tras haber ocultado su espada en el bosque, declara amarla y ella acepta mientras Hilarion es rechazado y jura venganza. En la fiesta de la vendimia, Giselle se une con entusiasmo y no sin el temor de su madre, pues desde niña es débil y enfermiza, y recuerda cómo jóvenes engañadas muertas antes de casarse se convierten en Willis, blancos fantasmas que vagan por los bosques al claro de la luna. Se interrumpen las fiestas para acoger al príncipe de Curlandia y a su hija Bathilde, que llegan de regreso de una cacería con su séquito. Giselle danza para la princesa que es la prometida del duque, la cual le da un collar. Al llegar Albrecht, Hilarion le desenmascara mostrando la espada que ha encontrado escondida en el bosque, y llama de nuevo con el sonido del cuerno a los nobles cazadores y a la princesa Bathilde. Albrecht finge ante Bathilde, y Giselle, al comprender el engaño, cae en la locura y delira para morir en brazos de su madre ante un Albrecht atónito y desesperado.

En el segundo acto, Hilarión acude al bosque para visitar la tumba de su amada y es sorprendido por la medianoche y con ella la llegada de las Willis. Myrtha, su reina, inicia el ritual cotidiano de la venganza, del que va ser hoy Hilarión su primera víctima. Al oír pasos las Willis desaparecen. Es Albrecht, que se ha adentrado en el bosque buscando la tumba. Giselle se hace visible conmovida por su arrepentimiento e intenta prevenirle para que se marche del bosque, pero ya es tarde, y la implacable Myrtha ordena a las Willis atraer a Albrecht hasta su presencia donde, haciéndole bailar, conseguirán quitarle la vida. La fuerza del amor será su salvación hasta la llegada del alba. Con el amanecer las Willis desaparecen, y así Giselle tiene que despedirse de su amado para siempre. Albrecht trata inútilmente de retenerla, pero ella tiene que seguir su triste destino en la vrsión original, porque en esta parece ser que se unen para siempre.

En 1840, poco antes del estreno, Gautier había visitado España e inaugurado la moda romántica de los viajes por nuestro país, elgusto por sus tipos populares y sus danzas tradicionales. En 1863, Bécquer se retiraba al Monasterio de Veruela, en la Sierra del Moncayo, y allí escribe sus inmortales Rimas de amores desgraciados y leyendas de tristes destinos. Estas convergencias han dado pie a un libreto y una coreografía de una Giselle española, inspirada en los versos de Gustavo Adolfo y coreografiada con gran presencia de la escuela bolera y las tradiciones españolas, y un final en el que la fuerza del amor y la danza vencen a la muerte y la oscuridad. Nos parece una gran idea de Joaquín de Luz y Borja Ortiz de Gondra, por más que el resultado tenga muchos puntos discutibles.

En primer lugar, enorme distancia entre ambos actos de fondo y forma, con un primero de mucho sabor español y casi ‘jotero’ -supongamos que estamos a los pies del Moncayo con el poeta invitado-, de muy lento y ceremonioso inicio, enrevesado, de mucha gesticulación, que recordaba al Ballet Nacional de España y que no consigue transmitir la trama y su remolino de emociones. Y un segundo acto, completamente diferente, que es una exhaustiva y algo reiterativa exhibición de ballet clásico, que resultará deliciosa para los nostálgicos del género. Y entre ambos un intermedio angustioso para el público, obligado a permanecer en sus asientos con la sala a oscuras y unas proyecciones terroríficas sobre el telón mientras de vez en cuando vozarrones de ultratumba recitan versos beckerianos que no vienen a cuento.

Dramaturgia pues desequilibrada, y artificiosa la incorporación del poeta sevillano. La puesta en escena es de celebrar como una de las más ambiciosas de la CND, aunque todos sus elementos tengan aspectos a reprochar desde nuestra modesta opinión, empezando por los vídeos, más invasores que sutiles, y siguiendo por un vestuario muy colorista pero un tanto atrabiliario.

Si la dirección artística queriendo deslumbrar a veces lo hace en demasía, la dirección musical de César Álvarez nos pareció sobresaliente. Entrevistado en ‘Scherzo’ ha dicho: ‘Giselle es un ballet cuya música está escrita en total correlación con los movimientos a desarrollar por los bailarines. Por eso mismo, el director de orquesta debe de entender a la perfección ese lenguaje no escrito; el del movimiento, para que la música vaya en armonía y concordancia con la danza. Ambas deben de estar al mismo nivel y el director de orquesta, al servicio de los bailarines. Todo esto, dentro de unos parámetros estéticos que hacen que funcione de forma orgánica’. Creemos que lo consigue. ‘Se introducen elementos de la escuela bolera, que no se salen del concepto ya que, incluso en tiempos de Chaikovski, el uso de danzas populares era común dentro de la festividad del ballet. La música no cambia, pero mediante la introducción de estos elementos extramusicales, el concepto evoluciona’. Asentimos.

La orquesta estuvo impecable y el elenco finalmente fue lo más destacable de la propuesta. Excelentes Giada Rossi y Alessandro Riga, impecables en la danza, austera pero efectivamente expresivos, correctísimos de presencia y de actitud. Demasiado gesticulante el Hilarión de Isaac Montllor, aceptable Kayoko Everhart en una Myrtha poco malvada, plana la Bherta de Eva Pérez, y magnífico todo el cuerpo de baile, especialmente las Wilis en el segundo acto, aunque no desmerecieran campesinos y cortesanos en el primero. Muy bonita la escena final con Napo Beguiristain en esa visión tan entrañable.

Son doce galas con todo vendido y después Sevilla y Úbeda. Esta Giselle tiene conexiones con la última que vimos, la del English National Ballet de Tamara Rojo (ver nuestra reseña), donde las técnicas khatak jugaban como las boleras, y se versionaba partitura y libreto con aún mayor libertad. ‘Si tuviera que establecer un porcentaje con respecto al original coreográfico, diría que del primer acto ha quedado un veinte por ciento y del segundo acto un sesenta por ciento’ ha declarado De Luz. ‘Nos hemos acercado al ballet con respeto pero sin reverencia y nos hemos a atrevido a hacer cosas que no son canónicas porque considerábamos que nos ayudaban a contar la historia’, dice De Gondra. El resultado es polémico, pero el espectáculo tiene nivel. Si juzgamos por la dificultad encarada, debemos reconocer la valía del intento.

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 7
Dirección artística: 7
Dirección musical: 7
Coreografía: 7
Puesta en escena: 7
Interpretación: 7
Producción: 8

Teatro de la Zarzuela
Compañía Nacional de Danza
Giselle
Estreno absoluto
Días 9, 10, 11, 12, 13, 15, 16, 17, 18, 19, 20 y 22 de diciembre de 2020

Coreografía y dirección de escena de JOAQUÍN DE LUZ (a partir de la original de Jules Perrot y Jean Coralli)
Música de ADOLPHE-CHARLES ADAM (versión musical: Joaquín De Luz y Oliver Díaz)
Libreto de Borja Ortiz de Gondra y Joaquín De Luz (a partir del original de Jules Henry Vernoy y Theóphile Gautier)

DIRECTOR DE ORQUESTA César Álvarez
DRAMATURGIA Borja Ortiz de Gondra
ESCENOGRAFÍA Ana Garay
FIGURINES Rosa García Andújar
DISEÑO DE ILUMINACIÓN Y CREACIÓN DE VÍDEO Pedro Chamizo
ESPACIO SONORO Víctor Tomé
VOCES EN OFF Pedro Alonso y Ángela Cremonte

ELENCO
Estreno 9 de diciembre, 2020 (20:00 h.)
GISELLE Giada Rossi
ALBRECHT Alessandro Riga
HILARION Isaac Montllor
WILFRED Joan Boada
BERTHE Eva Pérez
BATHILDE Elisabet Biosca
COURLAND Toby William Mallitt
PAS DE PAYSANS: Haruhi Otani, Yanier Gómez
AMIGAS: Laura Pérez Hierro, Daniella Oropesa, Pauline Perraut, Natalia MuñozCAMPESINAS: Natalia Butragueño, Tamara Juárez, Martina Giuffrida, Helena Balla, Sara Khatiboun, Celia Dávila
CAMPESINOS: Erez Ilan, Íker Rodríguez, Álvaro Madrigal, Shlomi Shlomo Miara, Marcos Montes, Miquel Lozano
CORTE CHICAS Irene Ureña, Mar Aguiló, Sara Fernández
CORTE CHICOS Rodrigo Sanz, José Alberto Becerra, Cristian Lardiez
MYRTHA Kayoko Everhart
MOINA Ana María Calderón
ZULMA Haruhi Otani
WILIS Helena Balla, Celia Dávila, Elena Diéguez, Tamara Juárez, Sara Khatiboun, María Muñoz, Clara Maroto, Daniella Oropesa, Natalia Butragueño, Laura Pérez Hierro, Pauline Perraut, Ana Ramos, Irene Ureña, Martina Giuffrida
ALBRECHT VISIÓN Napo Beguiristain.

ORQUESTA
Orquesta titular del Teatro de la Zarzuela. ORCAM.

Duración aproximada: 2 horas y 25 minutos
20:00 horas (domingos, a las 18:00 horas)

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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