¡Está vivo!' ¿Necesita que baje el médico forense? Pregúntenle si quiere asistencia o puede salir solo [dice Garzón que ordenó a los guardias]
Baltasar Garzón, magistrado titular del Juzgado de Instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional en julio de 1997, ordenó a los funcionarios de la Guardia Civil que buscaban afanosamente a Ortega Lara que cesaran en el registro de la nave porque allí no se encontraba el funcionario de prisiones secuestrado por ETA.
Dirigiéndose al capitán que mandaba el servicio, le dijo que reconociese que se habían equivocado y le instó a dar por terminada la diligencia. De haber hecho caso, nunca hubiesen encontrado a Ortega Lara con vida, según ha podido conocer La Gaceta de fuentes de la Benemérita que participaron directamente en el operativo.
El secuestro del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara ha sido el más largo de la historia del terrorismo español. Fue apresado por los etarras el 17 de enero de 1996 en Burgos y trasladado al interior de una nave industrial situada en la localidad guipuzcoana de Mondragón, de donde sería liberado por la Guardia Civil el 1 de julio de 1997, es decir, 532 días encerrado en un habitáculo infesto de 2,4 metros de largo por 1,7 de ancho.
Sus captores fueron los terroristas José Miguel Gaztelu Ochandorena, José Luis Erostegui Bidaguren, Javier Ugarte Villar y Jesús María Uribetxeberría Bolinaga, a quien el Ministerio del Interior del PP le ha concedido el tercer grado penitenciario.
Distinta versión
Las declaraciones de varios guardias civiles que participaron directamente en la liberación de Ortega Lara recogidas por La Gaceta contrastan con la versión de los hechos que Garzón ofrece en su libro de memorias titulado El hombre que veía amanecer, de la periodista Pilar Urbano.
Al referirse a los momentos en que fue hallado y liberado el funcionario de prisiones, el ex juez dice cosas como estas:
«Hubo un momento de escalofrío: cuando Paco (cabo de la Guardia Civil) y el otro guardia gritaron desde dentro del escondrijo ‘¡Está aquí! ¡Ortega está aquí…! ¡Está vivo!’ ¿Necesita que baje el médico forense? Pregúntenle si quiere asistencia o puede salir solo [dice Garzón que ordenó a los guardias]: «¡Apaguen las luces! -ordené a los que filmaban-. ¡Apaguen porque le pueden deslumbrar y cegar! Y, por respeto a su imagen, no graben el momento en que salga del zulo ese hombre… esté como esté (…)».
«Y yo [le dije] al cabo Paco: ‘Dígale que está aquí el juez del número 5 de la Audiencia Nacional, que no hay ningún problema, y que está todo apagado’ (…)».
La verdad de lo sucedido es bien distinta de cómo la cuenta el ex juez, según las fuentes consultadas. Garzón estaba harto y un tanto desanimado porque Ortega Lara no aparecía, tenía prisa por terminar y marcharse.
«Fue entonces cuando nos dijo que cesáramos en el registro porque allí no había nada», señala el capitán que dirigía la operación.
El juez le dijo que reconociera que se habían equivocado y que allí no estaba el funcionario de prisiones y les informó de que él se marchaba.
El capitán le dijo que de allí no se moverían porque estaba seguro de que el secuestrado se encontraba en algún lugar de la nave.
Entonces le dijo a Garzón que si él se marchaba, llamara antes a los Juzgados de Mondragón para que enviaran a una secretaria judicial que presenciara la diligencia. Cuando por fin encontraron con vida a Ortega Lara, Garzón se había marchado ya y tuvieron que buscarlo para decírselo.
«Por eso, lo que cuenta en el libro es absolutamente falso», asegura la misma fuente. A Garzón le vino muy bien una llamada que recibió de la Policía -continúan las mismas fuentes-, que le informaba de la liberación en Vizcaya de Cosme Delclaux.
Garzón vio el cielo abierto porque todo su afán era salir en la foto, o liberando a Ortega Lara o al lado del abogado vizcaíno. Él no quería permanecer más tiempo en la nave de Mondragón porque intuía que podía perderse el revuelo periodístico que se iba a organizar con Delclaux en la calle.
Garzón no era el juez natural que entendía del sumario instruido por el secuestro de Ortega Lara, pero estaba de guardia en la Audiencia Nacional y esa circunstancia fue la que hizo que estuviera presente en este operativo, en vez de hacerlo su colega Javier Gómez de Liaño.
Fuentes policiales han asegurado a La Gaceta que, cuando se necesita un mandamiento judicial para cualquier registro o cualquiera otra diligencia, se acude al juzgado de guardia de la Audiencia Nacional, si el caso que se investiga compete a esta jurisdicción.
Aseguran que muchos jueces de guardia no se han atrevido a darles los mandamientos y ellos mismos aconsejaban esperar a que Garzón estuviera de guardia porque él no ponía pegas.
«Eso os lo podemos decir señalando a casi todos los jueces que han pasado por los juzgados centrales, y eso que lo que le pedíamos no era nada del otro mundo»