EL HOMBRE, LA FE Y EL DINERO

Los televangelistas que se hacen multimillonarios gracias a los americanos pobres

VÍDEO / El pastor que 'levitaba' en la iglesia y amontonaba millones en casa

Los televangelistas que se hacen multimillonarios gracias a los americanos pobres

El telepredicador Todd Coontz tiene una rutina que ha practicado muy bien: viste con traje y corbata, toma una Biblia en sus manos y le pide a los televidentes que se comprometan a donar una cantidad concreta de dinero.

«No lo pospongan, no lo pospongan», les pide de forma calmada, pero enfática.

Coontz conoce bien a su audiencia: aparece con frecuencia en canales cristianos de televisión por cable a altas horas de la noche, atrayendo a espectadores que carecen de conocimiento sobre finanzas y que están desesperados porque ocurra un cambio en sus vidas.

«Yo entiendo las leyes que regulan los seguros, las acciones, los bonos y todo lo relacionado con Wall Street. Dios me llamó… para entregar (beneficios) financieros».

Llamativamente, como explica  Vicky Baker en BBC News, Coontz siempre se refiere al dinero como una «semilla» -una semilla de US$273, una semilla de US$333- una semilla de «retorno» (asegura que si los espectadores «plantan» una, el monto regresará a ellos multiplicado. Es una inversión en su fe y en su futuro).

En 2011, Larry Fardette fue uno de esos televidentes desesperados. Él veía a muchos telepredicadores similares, conocidos como los «predicadores de la prosperidad», quienes vinculan de forma explícita riqueza y religión.

Pero Fardette, que entonces residía en California, encontraba a Coontz especialmente convincente. Él prometía retornos rápidos y Larry los necesitaba.

La familia Fardette atravesaba una época difícil: la hija de Larry estaba gravemente enferma y él también había tenido problemas de salud.

Su negocio de construcción estaba en dificultades y, para empeorar las cosas, su carro y su camioneta se dañaron sin posibilidad de reparación la misma semana.

Cuando le ofrecieron comprarle la camioneta por US$600, tomó el dinero en sus manos y recordó el discurso de Coontz.

¿Quizá debería invertir la suma como una «semilla»?

Inmediatamente recordó una cifra concreta que Coontz había repetido una y otra vez: US$273.

«Dios me dio el milagro más grande de mi vida un día, y los números dos, siete y tres aparecían».

Quizá no sea coincidencia que ese sea también el número del apartamento de Coontz valorado en US$1,38 millones, en un condominio en Carolina del Sur, y que es pagado por su iglesia, Rockwealth, de acuerdo con el canal de televisión local WSOC-TV.

Larry ahora se ha dado cuenta de que no había fundamento para creer en las promesas de Coontz sobre la multiplicación del dinero donado, pero en aquella época sus sermones le dieron esperanzas.

Envió dos cheques: uno por US$273 y otro por US$333, como había sido solicitado, y esperó por su milagro.

Los televangelistas ya no son tan conocidos como fueron en las décadas de 1980 y 1990, cuando muchos alcanzaron fama y fortuna gracias a los canales de cable.

Pero nunca desaparecieron. Incluso después de que la prensa publicó numerosos casos irregulares, los que han sido señalados han reaparecido. Algunos incluso se han hecho más ricos. Muchos han llevado su presencia a las redes sociales.

Algunos de los que ahora hacen las peticiones de dinero de forma más persistente usan algo llamado el «evangelio de la prosperidad», que se basa en la creencia de que tu salud y riqueza están controlados por Dios y que Dios quiere que seas próspero.

Así, se estimula a los creyentes a demostrar su fe a través de pagos, los cuales ellos creen que van a recibir de vuelta multiplicados en forma de riqueza o sanación.

Para los seguidores, es una forma de darle sentido a la enfermedad y a la pobreza. Se puede sentir como algo que te inspira y que te hace sentir en control en medio de una situación desesperante.

Los mayores donantes con frecuencia están al tanto de la riqueza personal de los predicadores, aunque quizá no conozcan su verdadera magnitud, pero ellos toman esa riqueza como un símbolo de una conexión directa con Dios. Si los pagos «semilla» han funcionado para ellos, ¿quizá pueden funcionar para ti también?

En el caso de Larry, él con frecuencia tomó pequeñas muestras de suerte -un regalo de un vecino o la promesa de algunas horas extras de trabajo para su esposa, Darcy- como evidencia del florecimiento.

Fardette estima que ha entregado unos US$20.000 a estos predicadores a lo largo de los años. Un poco aquí, un poco allá.

Hace unos años, empezó a sumarlo todo. Su lista es como un quién es quién de todos los jugadores establecidos, incluyendo aquellos que se han hecho famosos por su estilo de vida fastuoso, como Kenneth Copeland y Creflo Dollar, que le han pedido a sus seguidores que financien la compra de sus jets privados.

La realidad de Larry contrasta marcadamente con este estilo de vida.

Ahora él y Darcy viven en un pequeño pueblo en Cullman, Alabama.

La espartana sala comedor de su casa está decorada apenas con una mesa y cuatro sillas. Un par de cruces colgadas y un marco pequeño con el verso bíblico: «No se inquieten por nada» (Filipenses 4:6-7) rompen la monotonía de las paredes desnudas.

«La vida no es fácil pero hemos sido bendecidos. Tenemos comida en el refrigerador, tenemos dos gatos que nos aman. Mi esposa tiene un trabajo de medio tiempo en una tienda y yo recibo ayudas por incapacidad».

El negocio de pintura y remodelaciones de Larry se desplomó cuando la escoliosis comenzó a retorcer su columna vertebral hace unos ocho años, más o menos la misma época en la que se dañó su auto y su camioneta y él hizo su donación a Todd Coontz.

Él y Darcy aún vivían en California, su hogar natal, y daban empleo a exdrogadictos. Él mismo había sido un adicto y, de hecho, fue a través de sus sesiones en Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos que se fortalecieron sus creencias religiosas.

Después de decidir «seguir el camino de Cristo», se convirtió en un espectador ávido de los canales religiosos de televisión y, específicamente, de los eventos para recaudar fondos con múltiples oradores invitados.

Muchos de esos pastores tenían líneas de oración, a través de las cuales los espectadores podían hablar directamente con un operador y rezarían juntos. Si luego le pedían dinero, Larry estaba feliz de donar, incluso si no tenía mucho que dar.

Tenía la impresión de que el dinero estaba destinado a proyectos que merecían la pena y esperaba que si él en algún momento llegaba a estar en una situación desesperada, también lo ayudarían.

En 2013, llegó ese momento.

La salud de su hija, que había estado decaída durante mucho tiempo, llegó a una situación crítica. Larry había prometido ayudarla económicamente pero sus «semillas» no habían florecido. Escribió una desgarradora carta de cinco páginas a varios pastores, a quienes había hecho donaciones a lo largo de los años, pidiéndoles ayuda.

«Habíamos sido fieles a estas iglesias. Ellos nos llamaban socios, amigos, familia. Pensábamos que ellos estarían allí para nosotros».

En la carta, detallaba cómo el seguro de salud de su hija no iba a cubrir el amplio y costoso tratamiento que requería. Un médico había sugerido que esperaran a que sus órganos fallaran, pues solamente entonces así la podría operar.

«Como padre, me encuentro desamparado en este momento. ¿Podrían ustedes, por favor, considerar un patrocinio para salvar la vida de nuestra hija».

Las respuestas fueron llegando.

Sólo recibió rechazos.

«Ellos decían cosas como ‘el mandato de nuestra iglesia nos impide ayudarte'».

Otro le respondió:

«Usted sabe que recibimos seis o siete peticiones de este tipo a la semana. Si le ayudamos, vamos a tener que ayudar a todo el mundo».

Para el verano de 2014, Larry y Darcy habían agotado todos sus fondos. Habían vendido todas sus pertenencias para viajar de California a Florida para estar con su hija, y terminaron sin hogar.

Asaltado por la culpa de no haberle proporcionado la ayuda prometida a la joven, Larry no podía entender por qué le habían decepcionado los predicadores.

Tomó un año más para que las cosas se aclararan.

En agosto de 2015, la pareja saltaba de canal en canal en la habitación de un motel de Jacksonville, cuando vieron un episodio del programa satírico de noticias de John Oliver, Last Week Tonight.

«Nunca vi a John Oliver. Nunca había oído hablar de ese tipo», dice Larry.

Pero su atención fue inmediatamente captada por un sketch en el que el actor interpretaba a televangelistas que pedían dinero.

Larry y Darcy se incorporaron en shock.

Dicen que se sentían como si Dios estuviera levantando un velo.

«Habíamos sido tan ignorantes», dice Larry, sacudiendo la cabeza.

A la mañana siguiente fueron a una biblioteca local para obtener más información en línea.

Con solo unos pocos clics, se encontraron con la Fundación Trinity, con sede en Texas, que había ayudado a Last Week Tonight con su investigación.

Larry llamó al número de teléfono, algo temeroso, sin saber si una voz amistosa lo recibiría del otro lado del auricular.

El hombre en el otro extremo lo escuchó pacientemente.

Aturdido, Larry se quedó hablando en línea de sus experiencias, aliviado de encontrar a alguien que entendiera.

En sus inicios, en la década de 1970, la Fundación Trinity era un lugar poco habitual.

Era una iglesia en una casa, en las que las clases de Biblia eran tan exaltadas que podían terminar en peleas de puño.

La figura dominante fue el extraordinario creador de la fundación, Ole Anthony (pronunciado Oh-lee), un exdelincuente adolescente que había incursionado en la heroína, después de ser oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea, candidato republicano fallido y propietario de una firma de relaciones públicas.

Luego experimentó una repentina conversión religiosa, renunció a la riqueza y dedicó su vida a Cristo.

En sus grupos de estudio bíblico Ole comenzó a notar una tendencia: cuando las personas estaban al borde de quedarse sin casas, ofrecían lo último de su dinero en efectivo a los televangelistas que les prometían la salvación financiera.

Ole, que siempre tuvo un enfoque de atacar los problemas de frente, sintió la necesidad de intervenir.

Primero, intentó acercarse a los ministerios en nombre de los donantes sin dinero, pensando que podía explicar las circunstancias y obtener el reembolso del dinero.

Sin embargo, como Larry, no encontró a nadie dispuesto a hablar.

Luego se acercó a los fiscales de distrito locales, quienes explicaron que muchos predicadores estaban protegidos por la Primera Enmienda (que garantizaba la libertad de religión y la libertad de expresión), por lo que no podían hacer nada.

Así que volvió a los medios de comunicación, esta vez a las principales redes y publicaciones, que dijeron que las investigaciones requerirían demasiado tiempo.

Ole se enfrentó a una industria multimillonaria construida, según él, para explotar a los pobres, y que era completamente intocable.

Y así es como una iglesia comunitaria se convirtió en una oficina de investigaciones.

La Fundación Trinity se sintió obligada a enfrentar a los predicadores de la prosperidad porque nadie más lo haría.

La mayoría de los miembros de la fundación se encuentran en edad de jubilación (el propio Ole tiene 80 años y está mal de salud) y la operación se ha trasladado de su oficina a dos casas adyacentes en una zona tranquila del este de Dallas.

El trabajo obstinado de Ole ha llevado a la fundación a un nicho inusual, formando un puente entre el mundo cristiano y los medios de comunicación.

Aunque los periodistas originalmente lo rechazaron, más tarde descubrieron que su fundación podía proporcionar el trampolín para sus investigaciones. Poco a poco se transformó en un perro guardián, manteniendo archivos detallados sobre evangelistas ricos.

A lo largo de los años, se han ganado una reputación por sus métodos: bucear en basureros fuera de las oficinas de las iglesias en busca de papeles potencialmente incriminatorios, y hacer investigaciones encubiertas.

Al colaborar con ABC News a principios de la década de 1990, Ole se hizo pasar por un pastor a pequeña escala que trataba de aprender cómo funcionan los ministerios cristianos por los que pasan grandes sumas de dinero.

Acompañado por un productor con cámaras ocultas, fue a una empresa de correo que trabajaba para el televangelista Robert Tilton y le contaron cómo promocionar regalos sofisticados a posibles donantes había aumentado los retornos.

Era una técnica bien conocida: enviar cosas como «un frasco de agua bendita» o incluso billetes de dólares para hacer que la gente devolviera un regalo económico.

Cuando los informes de televisión se emitieron en el programa Primetime Live de Diane Sawyer en 1991, Tilton negó las irregularidades e intentó demandar a la red, pero fracasó y sus programas de televisión finalmente se cancelaron.

Un par de años más tarde, la Comisión Federal de Comunicaciones estuvo a punto de introducir una cláusula de «verdad en la publicidad» para solicitudes religiosas. Esto habría significado que cualquier reclamo de mejorar las finanzas o curar una enfermedad tendría que ser verificable.

En última instancia, se abandonó la idea, lo que Ole atribuye al hecho de que los republicanos ganaron la Cámara de Representantes en 1994, con la ayuda de los votos de la derecha religiosa.

«Hemos intentado muchas cosas, pero no hemos tenido mucho éxito».

Ole no piensa que las cosas cambien mucho, pero si le preguntan si esto lo frustra o lo enoja, se ríe.

«¿Por qué me enojaría? Eso es todo lo que hay en este mundo, injusticia».

Pete Evans es ahora el investigador principal de la fundación. Una de sus especialidades es rastrear los movimientos de aviones privados, con el objetivo de descubrir cuándo los pastores los usan de forma recreativa, en lugar de para asuntos de la iglesia.

Pete atendió la primera llamada de Larry. Recuerda que su historia lo conmovió y que creó una página de financiamiento colectivo para él. Recaudó alrededor de US$2.000.

«Menos de lo que habíamos esperado, pero lo suficiente como para superarlos«, escribió en el sitio web en ese momento.

Pete dice que hace poco más de una década, hubo gran emoción dentro de la fundación, cuando el Comité de Finanzas del Senado de EE.UU. comenzó a cuestionar si los evangelistas aprovechaban su estado de exención de impuestos para romper las pautas del Servicio de Impuestos Internos (IRS).

Mientras que otras organizaciones exentas de impuestos, especialmente las organizaciones benéficas, deben al menos completar un formulario básico, conocido como el 990, las iglesias no tienen que hacerlo.

Esto significa que no están obligadas a detallar las ganancias de sus principales empleados o a enumerar cuánto se gasta en proyectos filantrópicos. Su funcionamiento interno puede ser completamente desconocido.

Pero en 2007, el comité del Senado pareció pensar que algunos ministerios estaban abusando de este privilegio y violando una regla del IRS de que las ganancias de la iglesia no pueden «beneficiar injustificadamente» a un individuo.

La Fundación Trinity compartió toda su investigación con el comité y asistió a reuniones con sus funcionarios.

El grupo, liderado por el senador de Iowa Chuck Grassley, decidió enfocarse en seis figuras bien conocidas: Joyce Meyer, Creflo Dollar, Eddie Long, Kenneth Copeland, Benny Hinn y Paula White, quien ahora es la asesora espiritual del presidente Trump.

Los seis negaron irregularidades. Cuatro (White, Copeland, Dollar y Long) no pudieron cooperar satisfactoriamente, según el comité. Larry había donado a tres de ellos.

«Realmente pensamos que iba a llegar a algo».

Sin embargo, en 2011, la investigación había perdido fuerza. El senador Grassley no sacó conclusiones específicas. En cambio, le pidió a un grupo evangélico, el Consejo Evangélico para la Responsabilidad Financiera (ECFA, por sus siglas en inglés), que estudie formas de estimular la «autoreforma» entre los ministerios.

«Todo se desvaneció», dice Pete. que cree que la crisis económica de 2008 jugó un papel importante.

«Pero estábamos extremadamente decepcionados. Después de años de aferrarnos, sentíamos que que se daban por vencidos».

El ECFA rechazó una solicitud de entrevista de la BBC, pero dijo que respalda las declaraciones anteriores en su sitio web.

En 2009, le dijo al senador Grassley que presentar declaraciones de impuestos completas sería una «intrusión en los asuntos más íntimos de la administración de la iglesia».

El comité del Senado no ha mostrado signos de volver a ocuparse del tema ni tampoco alguna agencia gubernamental.

Los canales de televisión pagados también están fuera del alcance del regulador nacional, la Comisión Federal de Comunicaciones, a diferencia de Reino Unido, donde Ofcom podría intervenir.

Mientras tanto, una fuente anónima del IRS le dijo a la BBC que el servicio siente que sus manos a menudo están atadas.

«No podemos llamar a las puertas porque entonces nos estamos sobrepasando como gobierno. Y ¿de verdad crees que alguien te va a agradecer por cerrar su iglesia?».

Pero, aunque es raro, a veces algún pastor entra en la mira del IRS.

En 2013, uno de los vecinos de Todd Coontz llamó a un canal de televisión local para quejarse de que estaba ocupando demasiados espacios en el estacionamiento fuera de su lujoso bloque de apartamentos de Carolina del Sur.

«No era un nombre conocido por aquí», dice Kim Holt, quien dirige la unidad de investigaciones en WSOC-TV en Charlotte, Carolina del Norte.

«Pero la persona que llamó comenzó luego a mencionar la iglesia de Coontz y la ‘semilla’ que da frutos. Y fue entonces cuando nos interesamos».

El canal se puso en contacto con la Fundación Trinity, que proporcionó antecedentes sobre Coontz y el evangelio de la prosperidad.

La fundación también compartió grabaciones de sus apariciones en televisión: mantiene un archivo de transmisiones televangelistas, tomando notas sobre los programas para monitorear nuevas técnicas.

«Hay una cosa peculiar acerca de las personas que encienden la televisión en medio de la noche», dice Pete, que es cuando muchos pastores emiten sus pedidos de donaciones de semillas.

«Están solos o heridos. Pueden tener una condición médica o estar desempleados».

Cuando el informe de WSOC-TV sobre Coontz se emitió, fue mucho más allá de la disputa por el estacionamiento, detallando su riqueza personal y arrojando dudas sobre la legitimidad de sus tácticas de recaudación de fondos.

Todd Coontz no está en la misma liga que otros predicadores de la prosperidad. No tiene una mega iglesia, un campo de aviación privado o incluso su propio jet. Predica en los eventos en vivo de otras personas, en lugar de mantenerlos bajo su propio nombre.

Pero su estilo de vida es ciertamente opulento. Ha publicado fotos en Facebook de sus estadías en habitaciones de hotel con vistas a Rodeo Drive en Beverly Hills. Ha gastado decenas de miles en joyas y diamantes. También tiene, o al menos tenía, una flota de autos de lujo, que incluyen tres BMW, dos Ferraris, un Maserati y un Land Rover, además de una lancha rápida.

Mientras tanto, bajo el título Dr. Todd Coontz, ha escrito una serie de libros: como»Por favor, no reponer mi carro», «Cálculo de deuda sobrenatural», «Hay vida después de la deuda».

En el mismo año en que se emitió el informe de TV, también comenzó una investigación federal dirigida por la unidad de investigación criminal del IRS.

«Eso ciertamente no parece una coincidencia».

«Creo que alguien vio el informe y pensó: ‘Esto es una locura. No podemos dejarlo pasar’. Fue una muestra muy pública del mal uso del dinero de los donantes «.

El IRS no profundizó en sus operaciones «semilla» o en su iglesia exenta de impuestos, Rockwealth, sino en sus impuestos para varios proyectos secundarios personales.

Estaba obteniendo grandes beneficios al trabajar independientemente como orador de otros ministerios y sus dos negocios con fines de lucro, vendiendo sus libros, CD y DVD. Para estos, había necesitado presentar declaraciones de impuestos precisas.

Durante una investigación de cuatro años, los fiscales desenterraron todo tipo de irregularidades, dictaminando que Coontz había estado reportando menos de sus ingresos y explotando las reclamaciones de gastos.

Había desarrollado varias tácticas, como la volar en clase económica pero enviar facturas falsas de primera clase a los ministerios para los que trabajaba de forma independiente, para guardarse la diferencia.

También reclamó gastos dos veces, una de su propio ministerio y otra de su cliente. Reclamó miles de dólares gastados en ropa (los trajes no son un gasto comercial permitido) y por 400 boletas de cine, que el IRS también consideró irrazonables.

El 26 de enero de 2019, Coontz fue condenado a cinco años de prisión por no pagar impuestos y ayudar en la presentación de declaraciones de impuestos falsas. También se le ordenó pagar US$755.669 en restitución.

Se reportó a la cárcel a principios de abril, pero fue liberado por los jueces y está pendiente de apelación.

Coontz no respondió a los pedidos de comentarios de la BBC, pero en el pasado negó cualquier irregularidad. En su sitio de internet, dice también que ha donado más de US$1 millón a organizaciones de caridad.

Sigue posteando a diario en su cuenta de Twitter (sin hacer referencia a su condena de cárcel) y ha empezado a predicar -a través de la aplicación Periscope- desde el asiento delantero de su Maserati.

«¿Estás llamando para sembrar hoy tu semilla de US$219?» fue la respuesta inmediata que recibió la BBC cuando llamamos a la línea directa de Rockwealth .

La operadora no supo explicar el significado de esta cifra y no quiso responder cuando le preguntamos cuánta gente llamó para hacer la oferta.

«Hoy no tantos, pero somos varios atendiendo llamados».

No está claro si la central de atención telefónica recibía llamados solo de Rockwealth o también de otras iglesias.

La Fundación Trinidad presentó recientemente un extenso informe ante la IRS pidiendo que Rockwealth pierda su estatus que la exceptúa de pagar impuestos.

Como siempre, la sensación es la de dar un disparo al aire: no espera recibir una respuesta.

Tanto Ole como Pete dicen que el trabajo que hacen suele no tener resultados y no por falta de esfuerzo de su parte.

Una vez ayudaron a una mujer a que un ministro le devolviese una donación de US$1000, que la mujer igualmente volvió a donar más adelante.

«Nos llamó después para que otra vez la ayudemos a recuperar su dinero», dice Pete, quien cuenta que en esta segunda ocasión se negaron.

«Mi sensación es que era adicta. Volvió a recaer y veía la TV y volvía a creer lo que le decían».

Ole está decepcionado con el hecho de que las autoridades sigan permitiendo que gente vulnerable caiga en esas trampas.

«Esperábamos que cambie. Pero no funcionó. Imagino que no querían que cambiase».

En tanto Larry y Darcy, todavía siguen donando, a pesar sus ingresos paupérrimos, pero solo a su iglesia local.

«Invierte tu tiempo, talento y dinero en la comunidad local y encontrarás gente que necesita ayuda», dice Larry y añade que él conoce personalmente al pastor de su barrio.

Su hija está viva, pero, después de que Larry no pudo pagarle su tratamiento médico, se pelearon y rara vez hablan.

La pareja dice que quiere compartir su historia con otros para que piensen dos veces a dónde puede ir el dinero que dan.

«Nos dimos cuenta de la manera más dura. Estas son industrias para hacer dinero».

Sentada en medio de la sala vacía, Darcy aprueba las palabras de su marido con un movimiento de cabeza.

«Tienes que ver algunas de las casas en las que viven… Debe ser lindo».

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