Clinton habló de la inspiración que ha recibido del que sería su vicepresidente, el católico Tim Kaine, de quien, afirmó, había aprendido el concepto jesuita de "magis"
(C. Doody/BBC Mundo).- Menos de 24 horas después de haberse llamado «títere» y «mujer desagradable», Hillary Clinton y Donald Trump se estaban carcajeando y hasta se dieron la mano.
El escenario lo permitió. Se trataba de una cena benéfica –organizada por la archidiócesis de Nueva York y la Fundación Al Smith– que se celebra anualmente y a la que se suele invitar a los candidatos presidenciales estadounidenses cuando tocan las elecciones. La aspirante demócrata se rió hasta más no poder con algunas bromas de su rival republicano. Pero Trump recibió el abucheo general de la sala cuando dijo entre risas que Clinton odiaba a los católicos.
En la cena de gala es tradición que los rivales a la Casa Blanca suban al podio durante el evento para hacerse chistes. La edición de este año era esperada tras una de las campañas más duras de la historia de EE.UU. Este miércoles en Las Vegas ,en su último debate antes de la elección el 8 de noviembre, Trump llamó a Clinton «mujer desagradable» y ambos se interrumpieron constantemente.
Inclusive, se rehusaron a estrecharse de manos antes y después del debate. Pero en la fiesta de Nueva York, hicieron a un lado sus diferencias y se sentaron casi juntos, aunque al cardenal Timothy Dolan le tocó estar en el medio. A Dolan le habían llovido críticas en los últimos tiempos incluso hasta por invitar a los dos candidatos a un acto católico como este, ya que la postura pro-abortista de la demócrata y la actitud xenófoba del republicano parecerían ir en contra de las doctrinas de la Iglesia.
Risas, casi siempre
Cuando entraron a la sala para ocupar sus asientos, no se dieron la mano ni se miraron, pero cuando Trump se levantó para dar su discurso le dio dos palmadas en el hombro a la exsecretaria de Estado. El empresario bromeó diciendo que la audiencia, de unas 1.500 personas, era la más numerosa que había recibido Clinton en su vida.
Aprovechó también para destacar sus conexiones con Wall Street, al decir que sería inusual que ella estuviese rodeada de tantos líderes corporativos sin cobrar un centavo. Pero cuando dijo que era tan corrupta que por eso la sacaron de la comisión que investigó el escándalo de Watergate, se escucharon los abucheos. Y volvieron a surgir cuando, en referencia a los correos electrónicos que han hackeado de su campaña, dijo que al asistir a un acto de la Iglesia solo «hacía como que no odiaba a los católicos». Fue una de las pocas ocasiones en las que la exsenadora dejó de reírse de inmediato.
Quizá la mejor línea del presidenciable republicano fue cuando recalcó en su parecido con Jesucristo, lo cual, reconoció, le dio «una pequeña ventaja» en un acto eclesial como es la cena de «Al Smith». «Sé que muchos de ustedes en la archidiócesis guardan un lugar en sus corazones para un hombre que empezó trabajando de carpintero para su padre. Yo estaba de carpintero con mi padre. Es verdad», dijo Trump.
Luego Clinton tomó el micrófono para hablar de su «mala fama» como mujer graciosa y de cómo por eso mismo a su equipo le había costado mucho escribir el discurso de esa noche. La candidata habló también de la inspiración que ha recibido del que sería su vicepresidente, el católico Tim Kaine, de quien, afirmó, había aprendido el concepto jesuita de «magis»: «lo más grande, lo mejor, cada vez más para Dios». «En esta campaña, hasta el punto que he podido, he tomado en serio este concepto de magis», dijo Clinton: «preguntándome cómo podemos hacerlo más y mejor los unos a los otros».
Algunos chistes de ella…
«He tenido que escuchar a Donald Trump por tres debates enteros… he estado a su lado por más tiempo que cualquiera de sus jefes de campaña».
«Después de escuchar tu discurso, disfrutaré mucho oír a Mike Pence (el candidato a vicepresidente republicano), negar que alguna vez lo diste».
Y de él…
«Anoche llamé a Hillary «mujer desagradable», pero todo esto es relativo. Después de escuchar a Hillary hablar y hablar y hablar, ya no me cae tan mal Rosie O’Donnell».
«Me dicen que Hillary se fue a confesar antes de este evento, pero el sacerdote tuvo dificultad al preguntarle por sus pecados y que respondiera que no se acordaba 39 veces».