Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

Túnez democrático: ¿Actúa el PSOE por cuenta del majzén?

El Túnez de Ben Ali era un fiel peón de Francia. Y eso se traduce, automáticamente, en que también servía los intereses del majzen marroquí. Muy especialmente en lo que más les interesa: la ocupación ilegal del Sahara Occidental. El nuevo gobierno tunecino surgido de la revolución de jazmín suponía por ello un grave peligro para los intereses del «france-majzén». Hay indicios de que el PSOE está actuando por cuenta del majzen y de su superior, el Elíseo, para neutralizar al nuevo gobierno tunecino «aleccionándole» debidamente en el conflicto del Sahara Occidental.

I. ANTECEDENTES: LA COMPLICIDAD DE LA DICTADURA DE BEN ALÍ CON FRANCIA, EL MAJZEN… Y EL GOBIERNO ZAPATERO
Era de público conocimiento que la dictadura de Zine El Abidine Ben Alí era un régimen títere de los intereses franceses. Gilles Perrault es un periodista francés especializado en el norte de África. En 1990 publicó un libro esencial, pero terrorífico, en el que ponía al descubierto no sólo la naturaleza sádica y criminal de la tiranía de Hassán II, sino la complicidad de Francia con este régimen. Ese libro fue traducido al español en 1994, con el título «Nuestro amigo el rey«.
Más tarde, parafraseando este título publicó, en 2002, su libro «Notre ami Ben Ali. L’Envers du miracle tunisien» («Nuestro amigo Ben Ali, el reverso del milagro tunecino»). Lamentablemente, ningún editor consideró interesante traducir este libro al español. El propósito del libro era similar: denunciar los crímenes de Ben Alí y la complicidad de Francia con ellos.
Nadie, mínimamente informado, pudo extrañarse, por tanto, de las escandalosas relaciones de la ministra francesa de Exteriores francesa Michelle Alliot-Marie con el régimen tunecino que le llevaron a ofrecer material «antidisturbios» al dictador para reprimir al pueblo hasta el día en que fue finalmente derribado. Luego se vio que esa complicidad de la ministra francesa llegaba a los negocios inmobiliarios utilizando para ello a su propio padre.

Ben Ali, por tanto, era un peón estratégico en el tablero de la «France-afrique», el modelo de relaciones exteriores de la política exterior de Francia en Franciabasada en el crimen y la corrupción.

En consecuencia, aquellos gobiernos que, a su vez, asumen servilmente los intereses del Elíseo, en lugar de perseguir los intereses nacionales propios, son «invitados» a proteger a los regímenes adictos a París.
Fue el caso del majzen marroquí y del PSOE español.

En el caso del PSOE basta recordar que:
– el partido de Ben Ali formaba parte de la «Internacional Socialista» sin que conste protesta alguna del PSOE;
– el gobierno de Felipe González concertó con Ben Ali un tratado de «amistad, buena vecindad y cooperación» similar al que previamente había firmado con Hassán II;
– el gobierno de Rodríguez Zapatero, por medio de su ministro Moratinos Cuyaubé intentó que la UE otorgara a Túnez el distintivo de «estatuto avanzado», como antes se había hecho con el Marruecos de Mohamed VI.

II. LA REVOLUCIÓN DE JAZMÍN Y LA POSICIÓN DEL NUEVO GOBIERNO DE TÚNEZ SOBRE EL SAHARA OCCIDENTAL
Analistas políticos tan conocidos en el mundo entero como Noam Chomsky han indicado que la manifestación pacífica saharaui en Akdaim Izik, brutalmente reprimida por las fuerzas de ocupación marroquíes, constituye el antecedente directo de la actual ola de revoluciones democráticas en el mundo árabe.

No es extraño que el nuevo gobierno tunecino pudiera ver el conflicto del Sahara Occidental con ojos muy diferentes a aquellos con los que lo vio el dictador Ben Ali.

El dictador Ben Alí parece lógico que defendiera una solución política ilegal y no democrática para el Sahara Occidental. Al fin y al cabo la «solución» que daba a Túnez era ilegal (violaba los derechos humanos) y anti-democrática. Y es que una solución legal y democrática creaba un «mal precedente» para los regímenes despóticos de la región.
Por eso, parecía lógico que el nuevo gobierno democrático tunecino, dirigido por El Kaid Essebsi tuviera una visión muy diferente que privilegiara una solución política legal y democrática para el conflicto.
El día 16 de marzo se hizo pública esta nueva política:

La República de Túnez, pidió este miércoles encontrar una solución política y definitiva al conflicto del Sáhara Occidental en conformidad con la legalidad internacional.
El primer Ministro de Túnez, Baji El Kaed Essebsi, quien concluyó ayer una visita a Argelia y Marruecos, dijo que «el conflicto del Sáhara Occidental obstaculiza la integració de la región del Magreb».

III. EL PSOE, ¿COMISIONADO PARA NEUTRALIZAR AL NUEVO GOBIERNO TUNECINO?
En el nuevo contexto político de Túnez, surgido tras la revolución democrática, resultaba demasiado difícil que la propia Francia, cómplice de Ben Ali, pudiera intentar «reconducir» la situación.

Tampoco parecía muy presentable que fuera Marruecos quien llevara a cabo esa tarea. Sí es cierto que el ministro de Exteriores marroquí, Fassi-Fihri, nos regaló aquella frase para la historia:

Só espero que, depois da transição na Tunísia e no Egipto, esses países consigam aprovar uma Constituição como a que nós temos.

Pero la prueba de que aquello era una humorada es que el ministro marroquí no se atrevió a pronunciarla en Túnez.

Hacía falta, por tanto, alguien, «de confianza» para hacer este «trabajo». Alguien que no suscitara demasiados recelos en Túnez y pudiera ser visto como un modelo a seguir.
¿Quien?
Pues está claro: el gobierno de Rodríguez Zapatero, el gobierno español más escandalosamente sometido en toda su historia a los dictados de París y Rabat. Pero que también es el gobierno de un país que protagonizó una transición muy conocida en el mundo.
Y se pusieron manos a la obra.

El primer intento fue el viaje de Rodríguez Zapatero a Túnez, el 2 de marzo. Antes de que el gobierno de Essebsi hubiera declarado públicamente su posición sobre el conflicto del Sahara Occidental. Ya en aquel viaje, Rodríguez hizo declaraciones sospechosas, como estas que recogió la prensa española:

El presidente del Gobierno también les ha advertido de que para avanzar hacia la democracia «habrá que hacer en una parte cirugía y en otra solo terapia». El jefe del Ejecutivo ha charlado, además, con los responsables del gobierno de transición y les ha puesto como ejemplo la española y su propia experiencia vital

Dos cosas llamaban la atención:
– que quien se ha dedicado a desacreditar y destruir los principios de la transición política española tenga el cinismo de poner como ejemplo para Túnez lo que él mismo no considera como ejemplo para España.
– que en alguna parte de la nueva política no estime necesaria la «cirugía»: ¿en cuál?

Pero aquel viaje de Rodríguez a Túnez no fue una excursión aislada. Era el inicio de un programa de «adoctrinamiento». Y a tal fin, Rodríguez hizo gestiones, que ahora hemos conocido, para ofrecer los «servicios» de un personaje sobradamente conocido por sus conexiones con el majzén: Don Felipe González Márquez.
Ha sido el propio Rodríguez Zapatero el que, deliberadamente o en un momento de debilidad nos lo ha revelado en la entrevista que se publicó el día 2 de abril:

P. Pero ¿hay algún tipo de iniciativa particular, diferenciada?
R. Estamos trabajando, asesorando y apoyando, sobre todo en Túnez y en Egipto, pero de manera singular en Túnez (…)
Está viajando para allá Felipe González, para Túnez, está trabajando con el Gobierno, y ese será un apoyo muy importante.

(…)
P. ¿Podría precisar un poco más cuál es el papel que está jugando el expresidente Felipe González en Túnez?
R. Está asesorando.

IV. ¿ESTÁ EL GOBIERNO DEMOCRÁTICO TUNECINO «ACEPTANDO» LAS CONSIGNAS?
Hay indicios para pensar que la gestión de Felipe González puede estar dando sus resultados. El día 27 de marzo el nuevo primer ministro tunecino hizo unas sorprendentes declaraciones, oportunamente recogidas por el aparato de comunicación oficial del majzén:

El Primer ministro tunecino, Beji Caid Essebsi, destacó las relaciones marroquí-tunecinas, saludando la solidaridad de Marruecos con Túnez así como las reformas constitucionales y políticas anunciadas por SM el Rey Mohammed VI en el discurso del 9 de marzo.
En una entrevista al diario tunecino «Achourouq» publicada hoy domingo, Caid Essebsi evocó de nuevo la visita oficial que efectuó recientemente a Marruecos y durante la cual fue recibido por el Soberano.
Marruecos, siempre ha sido el primero en expresar su solidaridad con Túnez, recordó.
Añadió que su visita al Reino constituyó una ocasión para expresar su agradecimiento a Marruecos, subrayando que las relaciones entre los dos países serán muy buenas.
El responsable tunecino, además felicitó al pueblo marroquí por las reformas anunciadas por SM el Rey Mohammed VI, destacando que el Soberano siempre ha sido a la escucha de las aspiraciones de Su pueblo.

El periodista demócrata marroquí Ali Lmrabet se mostraba escandalizado y recordaba la última muestra de esa «solidaridad» del majzén con Túnez:

A mediado de octubre pasado, las autoridades marroquíes han expulsado al militante (tunecino) de derechos humanos Kamel Jendubi del aeropuerto de Rabat-Salé. Este histórico opositor al régimen de Ben Alí, que había sido invitado para un homenaje organizado por la organización marroquí de derechos humanos, tuvo que pasar la noche sin bajar del avión hasta que fue puesto en un avión de regreso a París.
Y ello para complacer al dictador derribado, Zine El Abidine Ben Ali, entonces en el poder en Túnez.
Y del mismo modo, cuando el primer ministro Beji Caid Essebi saluda las «reformas constitucionales y políticas anunciadas por SM el rey Mohamed VI en el discurso de 9 de marzo, olvida que su ex-presidente y autócrata Ben Ali había anunciado también un vistoso paquete de reformas antes que la revolución le obligara a tomar la tangente hacia Arabia Saudí.

Todo parece indicar que Felipe González ha convencido a los nuevos gobernantes democráticos tunecinos que con la teocracia marroquí deben emplear la «terapia» y no la «cirugía».

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

Lo más leído