Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

Golpes del Ejército al islamismo en Argelia y Egipto: ¿habrá dos varas de medir?

En 1990, los islamistas argelinos (inspirados en el islamismo egipcio) alcanzaron la victoria en las elecciones municipales y en 1991 en las elecciones legislativas en Argelia; en 1992, el Ejército tomó el poder y disolvió el Parlamento. En junio de 2012, los islamistas egipcios alcanzaron la presidencia de la república y en diciembre de 2012 vencieron en el referéndum constitucional; en julio de 2013 el Ejército ha depuesto al presidente egipcio. La acción del Ejército argelino fue calificada como «golpe de Estado» y los países occidentales dieron la espalda al nuevo gobierno argelino. ¿Qué ocurrirá ahora con el gobierno establecido en Egipto por los militares?

I. ARGELIA, EL EJÉRCITO CONTRA EL ISLAMISMO
Argelia constituye, quizá, el primer caso en el que una apertura democrática fue utilizada por los islamistas para alcanzar «legalmente» el poder. Argelia, donde poco después de la independencia se impuso un gobierno de partido único, dirigido por el Frente de liberación nacional (FLN). Pero el régimen procedió a una democratización desde dentro y en 1989 se introdujo el multipartidismo. En 1990 se celebraron las primeras elecciones municipales multipartidistas que dieron a los islamistas un 52% de los votos después de que algunos partidos las boicotearan. Después, en diciembre de 1991, tras algunos problemas, se celebraron las elecciones parlamentarias que, en virtud de varias circunstancias (incluida la ley electoral) otorgó a los islamistas una mayoría abrumadora en la primera vuelta. En enero de 1992, el Ejército consideró que la victoria islamista ponía en peligro el proceso de democratización y al propio Estado y dio un golpe de Estado. El Parlamento quedó disuelto y el Ejército tomó el poder. Los islamistas argelinos, paradojas de la historia, se nutrían en no escasa medida de la ideología importada de los «Hermanos Musulmanes» egipcios. Cuando Argelia decidió impulsar una política de «arabización» lingüística hubo que importar profesores de árabe culto que, en su mayoría, venían (de)formados por ese foco de ideología (ellos dicen «teología») islamista que es la «Universidad» Al-Azhar de El Cairo.
La democratización de Argelia se ha ido operando, desde entonces, de forma cauta y progresiva. En 1996 se aprobó una nueva Constitución para preparar el proceso de democratización. En 1997 se celebraron elecciones multipartidistas en las que el islamismo violento fue excluido. En 1999, fue elegido Abdelaziz Buteflika, un civil, como presidente. Buteflika ha sido reelegido ya tres veces.

El hecho es que tras la toma del poder por el Ejército, los islamistas comenzaron una ofensiva armada generalizada para tomar el poder. Se desencadenó una guerra civil contra el islamismo radical. Ningún Estado occidental apostó por la victoria del Ejército. La «inteligencia» apoyaba a los rebeldes islamistas y creía que, dado el apoyo masivo obtenido en las elecciones de 1990 y 1991 el Ejército tendría perdida la batalla. La realidad fue que los rebeldes fueron continuamente perdiendo apoyo popular conforme la población veía, y sufría, como aplicaban su ley islámica. Sin embargo, durante los años de la difícil guerra contra el islamismo, el gobierno militar argelino se encontró las puertas de Occidente cerradas hasta el extremo de que los países occidentales se negaron a vender armamento al Ejército argelino. Por el contrario, los rebeldes islamistas contaron con el apoyo financiero y político de Francia y de las monarquías corruptas del Golfo al que hay que sumar el apoyo logístico que la monarquía, no menos corrupta, de Marruecos brindó a los islamistas. El Ejército venció. Argelia se convirtió, después de una brutal guerra civil, en el primer país árabe vacunado contra el islamismo.

II. EGIPTO, EL EJÉRCITO CONTRA EL ISLAMISMO
Tras el derrocamiento del rey Faruk I en 1958, Egipto ha estado durante muchos años gobernada o tutelada por militares: Nasser, Sadat y Mubarak. Este último fue, cada vez más, cediendo terreno a los islamistas muy especialmente en la «Universidad» Al-Azhar, el origen fundamental del islamismo egipcio. La llamada «primavera árabe» tuvo en Egipto uno de sus episodios más destacados cuando la oposición obligó a Mubarak, en febrero de 2011, a dejar el poder.
Se inició así un proceso de democratización que tuvo un giro importante cuando en junio de 2012, el islamista Mohamed Mursi, obtuvo la victoria de las elecciones presidenciales. El siguiente episodio crítico fue la victoria islamista en el referéndum constitucional de diciembre de 2012.
Los islamistas, desde el poder, no sólo han gestionado mal la economía del país (mala gestión que ya estaba presente en Mubarak), sino que se han dedicado a eliminar, desde el poder democráticamente alcanzado, los espacios de libertad política y los derechos individuales.
Las manifestaciones masivas en El Cairo de estos últimos días han sido, a mi juicio, la excusa perfecta para el golpe de Estado militar que ha derrocado a Mursi y ha suspendido la Constitución islamista aprobada en diciembre de 2012. Digo excusa porque había otras salidas distintas a esta crisis (no entro en si mejores o peores).

III. EGIPTO, INTERROGANTES TRAS LA EXPERIENCIA ARGELINA
A la hora de plantearse los interrogantes sobre el futuro de Egipto hay que partir de una idea clara: existe un amplísimo sector de la población que es islamista. Si ese sector SIGUE SIENDO la mayoría o no es algo que no se puede saber al no haber elecciones en este momento. Que las manifestaciones de protesta de la oposición en El Cairo son masivas nadie lo duda. Pero eso no significa que la oposición sea la mayoría en un país de 83 millones de habitantes, sino que la oposición ha estado muy movilizada.

La pregunta clave, por tanto, es: ¿es pensable que los islamistas desalojados del poder inicien una guerra civil?

– Los presupuestos de la guerra civil existen: Morsi rechaza su derrocamiento y ya hay enfrentamientos mortales entre partidarios y detractores del presidente derrocado.

– Pero, ¿existen las condiciones que permiten alimentar y mantener una guerra civil contra el Ejército?
A mi juicio, es muy difícil que se puedan dar las condiciones que se dieron en Argelia.
Para que eso fuera posible se requeriría que un amplio sector de la población tenga un suministro de armas. Armas que, parece claro, no van a venir de Occidente. ¿De dónde pueden venir?
Parece que, a diferencia de lo que ocurre en Siria, aquí Arabia Saudí no va a armar a los rebeldes. Es significativo, para mí, que Arabia Saudí ya haya felicitado al presidente instalado por los militares.
Si las armas no vienen de Arabia Saudí… podrían venir de otras fuentes. A mi juicio, las más probables pueden ser Turquía y Libia. El caos imperante en Libia tras la «democratización» orquestada por el filósofo a la violeta del pequeño Sarkozy ha dejado amplios arsenales en manos de los islamistas. Esas armas podrían circular hacia Egipto. En cuanto a Turquía, el gobierno islamista turco tiene un gran interés en que no triunfe un golpe militar contra un gobierno islamista… que se puede reiterar a corto plazo en la propia Turquía. El problema es que el tráfico de armas lo tendría que dirigir el propio Ejército, que es el mayor interesado en que los islamistas egipcios sean derrotados por el Ejército.
La otra posibilidad, poco probable, es que el propio gobierno iraní facilite las armas a pesar de las diferencias que separan a sunníes y chiitas. No en vano, Mursi tuvo varios gestos amistosos hacia el gobierno islámico iraní.

No es descartable que se abra una fase de grave inestabilidad interna en Egipto con enfrentamientos civiles. Pero, en mi opinión, es poco probable que esos eventuales enfrentamientos civiles puedan degenerar en una guerra civil de la intensidad que tuvo la de Argelia o tiene la de Siria.

OTROS ARTÍCULOS RELACIONADOS CON LA CRISIS EGIPCIA

Egipto: Erdogan tira la piedra (a Israel) y esconde la mano (ante Arabia y Marruecos) (21-VIII-2013)

Siria y Egipto: un enfrentamiento civil y dos varas de medir (5-VII-2013)

Golpes del Ejército al islamismo en Argelia y Egipto: ¿habrá dos varas de medir? (4-VII-2013)

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

Lo más leído