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En la película «Atrapado en el tiempo«, Bill Murray interpreta a un reportero que acude al pequeño pueblo norteamericano de Punxsutawney a cubrir el evento anual de «El día de la marmota«, y por un extraño hechizo despierta cada mañana en el mismo día que el anterior, y así sucesivamente.
Viendo lo acontecido este 26 de junio de 2019 en la Junta General de Accionistas de PharmaMar, y escuchando lo que vino a decir su presidente, los viejos accionistas de la empresa es posible que salieran con la misma sensación que el protagonista de la película.
Salvo la decisión de centrarse en la investigación en oncología y, por tal motivo, proceder a la venta de activos «no estratégicos» como Xylazel y Zelnova -la primera ya ejecutada el pasado año y la segunda anunciada hace meses pero aprobada este miércoles- no se escuchó nada nuevo bajo el sol, es decir: bonitas palabras sobre proyectos, proyecciones, buenas intenciones y el sempiterno Nasdaq (que lleva sonando ya demasiadas juntas y entrevistas).
Sobre la decisión de vender los que consideran ahora «activos no estratégicos» convendría recordar las palabras del presidente de hace exactamente un año en La voz de Galicia:
«Seguimos apostando por las filiales rentables, al margen de la oncología».
Pero bueno, «doctores tiene la iglesia» y si consideran que ahora no merece apostar por esas filiales rentables, pues «rectificar es de sabios» (y no sigo con los refranes que al final me voy a liar).
Hablábamos ayer de la necesidad de esta Junta para que la empresa pudiera, de alguna forma a través de alguna información relevante y que tuviera contenido cuantitativo, intentar neutralizar el efecto bajista que ha provocado Marshall Wace con su posición corta, ; pero, o no se supo poner toda la carne en el asador, o es que realmente no puede ser y a fecha de hoy PharmaMar sigue siendo «la eterna promesa de gran potencial» a la que «le queda todavía bastante, bastante recorrido» según declaró Luis Mora, Director General de PharmaMar, el pasado mayo.
De momento nos tendremos que conformar con otro refrán, ya que para el mercado, a estas alturas de la película, la única realidad es que «lo que no son cuentas, son cuentos«. Aunque el mercado pueda estar equivocado, o no.