Durante el primer trimestre de 2025, España ha registrado un aumento del precio de la vivienda del 12,3% respecto al año anterior, situándose como uno de los países con mayor encarecimiento dentro de la Unión Europea.
Esta subida, que más que duplica el promedio comunitario (5,7%) y el de la zona euro (5,4%), marca un hito no visto en las dos últimas décadas y sitúa al país en el epicentro de la preocupación por el acceso a la vivienda.
Mientras que en otros Estados miembros las subidas han sido significativas —por ejemplo, Portugal (+16,3%), Bulgaria (+15,1%) y Croacia (+13,1%)—, el caso español destaca por su aceleración y por el impacto social y político que está generando.
El acceso a una vivienda digna se ha convertido en uno de los principales problemas para los ciudadanos y un auténtico desafío para los responsables políticos.
Comparativa internacional: España vs. UE
País / Zona | Subida interanual Q1 2025 (%) |
---|---|
España | 12,3 |
Unión Europea | 5,7 |
Zona euro | 5,4 |
Portugal | 16,3 |
Bulgaria | 15,1 |
Croacia | 13,1 |
Francia | 0,6 |
Finlandia | -1,9 |
Factores detrás del repunte
La explicación de este fenómeno es multifactorial. Por un lado, la escasez crónica de oferta de vivienda nueva y la insuficiente inversión en construcción durante los últimos años han restringido las opciones disponibles para la población. Además, el auge de las viviendas turísticas —especialmente en ciudades como Madrid, Barcelona o zonas costeras— ha detraído parte del parque residencial tradicional del mercado habitual, tensionando aún más los precios.
A esto se suma una demanda interna robusta que supera con creces la creación anual de nuevos hogares: para 2025 se calcula que el ritmo de formación de hogares duplica la oferta nueva disponible. Esta brecha entre oferta y demanda es especialmente acentuada en España respecto al resto del continente.
- Escasa oferta de obra nueva frente a una demanda creciente
- Auge de pisos turísticos y reducción del parque residencial
- Entrada masiva de inversión extranjera en mercados urbanos y costeros
- Tipos de interés todavía elevados respecto a periodos pre-pandemia
- Falta de políticas estructurales para aumentar la accesibilidad
Impacto social: acceso a la vivienda, un problema estructural
El encarecimiento sostenido ha convertido el acceso a una vivienda digna en el principal problema percibido por los españoles según encuestas recientes. Miles de personas han salido a las calles para exigir medidas urgentes ante lo que consideran “una emergencia habitacional”.
Las dificultades afectan tanto a compradores como a inquilinos. El precio medio por metro cuadrado supera ya ampliamente los niveles previos a la burbuja inmobiliaria en muchas capitales. El porcentaje del salario destinado al pago hipotecario o al alquiler se encuentra entre los más altos del continente.
Ciudades más tensionadas
Entre las urbes donde resulta más caro comprar destacan:
- Madrid: máximos históricos en barrios céntricos y periferia bien conectada
- Barcelona: presión sobre todo tipo de viviendas y auge imparable del alquiler turístico
- Zonas costeras: Baleares y Costa del Sol sufren incrementos superiores al 15% interanual
Políticas públicas bajo presión
El gobierno liderado por Pedro Sánchez afronta una situación compleja. A pesar de las medidas aprobadas en materia de control del alquiler o incentivos fiscales para promoción pública, los resultados hasta ahora son insuficientes para revertir la tendencia.
Los expertos coinciden en que resulta imprescindible:
- Aumentar significativamente la construcción pública y privada
- Regular con mayor eficacia el mercado turístico-residencial
- Facilitar el acceso a financiación asequible para jóvenes y familias vulnerables
- Impulsar reformas fiscales que favorezcan la movilidad residencial y penalicen viviendas vacías
En paralelo, desde Bruselas se observa con preocupación la escalada generalizada —si bien menos intensa que en España— e incluso se ha creado por primera vez un Comisariado específico dedicado al problema habitacional. Sin embargo, las soluciones estructurales tendrán que esperar al menos hasta 2026.
Un mercado tensionado para largo
El contexto actual deja claro que el precio de la vivienda no solo refleja dinámicas económicas coyunturales. En España confluyen factores demográficos —crecimiento urbano sostenido— con una oferta rígida y una inversión internacional persistente sobre activos inmobiliarios. Si no se actúa desde varios frentes (urbanístico, fiscal, financiero), las previsiones apuntan a que el problema se mantendrá durante varios ejercicios más.
Mientras tanto, miles de familias enfrentan cada mes mayores dificultades para acceder a una vivienda en propiedad o alquiler asequible. La presión social y política seguirá aumentando mientras persista esta brecha entre precios y salarios medios.