Esta colección, denominada «La garnacha perdida del Pirineo«, de la que aquí hemos hablado más d e una vez es todo un homenaje a la garnacha, una variedad históricamente denostada por su complicada viticultura, por la que en Vintae sienten, según nos reiteran, auténtica devoción. Y es que tanto Richi Arambarri, CEO de la compañía, como Raúl Acha, director técnico, proceden del Alto Najerilla, la zona de La Rioja con la mayor concentración de viñedos viejos de esta variedad, que ambos conocen bien. Sus viñedos familiares son el punto de partida para explorar el valle del Ebro en busca de las mejores garnachas, que trasladen a la copa el paisaje del que proceden.
Con este proyecto, Vintae quiere demostrar que la garnacha es sin duda alguna una variedad de primera clase mundial, y lo hacen a través de seis vinos elaborados en cinco zonas distintas de Aragón, Cataluña y Rioja, donde han buscado y recuperado viñedos antiguos. Richi y Raúl descubrieron por casualidad la viña de La Garnacha Perdida del Pirineo en 2015 y se enamoraron al momento de esta sutil garnacha de altura.
Y así llega ahora La Garnacha Perdida del Pirineo 2019, un monovarietal de garnacha procedente de un viñedo ecológico plantado en 1999, ubicado a 800 metros de altitud en el extremo norte de la provincia de Zaragoza. El viñedo, por cierto, rodea un antiguo torreón de vigilancia medieval que data el siglo XI. Situado en laderas de orientación sureste, con suelo arcillo calcáreo, rodeado de bosque típico mediterráneo, es un terreno más bien poco productivo (2-3 mil kg/ha).
El 2019 fue un año muy seco y la escasez de lluvias se tradujo en una cosecha corta pero de una calidad excelente. En el momento de la vendimia, las uvas estaban concentradas, con poco peso y en un estado sanitario excepcional. La vendimia manual se llevó a cabo entre el 15 y el 16 de octubre, realizándose la fermentación en acero inoxidable y la maloláctica en roble francés. Criado igualmente durante doce 12 meses en barricas de roble francés, mitad nuevas y mitad de segundo uso, alcanzó un grado alcohólico d 14,5% Vol.
En cuanto a la cata, presenta a a vista un color cereza picota granate muy intenso y vivo, siendo en nariz delicado y de gran complejidad, destacando sus intensos aromas a violetas y rosas. Debe subrayarse igualmente la frescura aportada por los aromas de frutas negras (moras, frambuesas y arándanos), piel de naranja, pimienta y los aromas balsámicos (eneldo, romero y laurel). A su paso por el paladar es equilibrado y redondo, fresco y agradable, mostrando un paso untuoso y persistente, de amables y maduros taninos. Su PVP es de 21,25 €.
