El mundo después de Wikileaks
Algunos progres ya pregonan que Julian Assange merece el Nobel de la Paz mucho más que su icono mediático Barak Obama, lo que ya es decir. Harían bien los Estados Unidos en sumarse a dicha actitud, ya que la develación de los papeles secretos de su diplomacia deja mejor a ese país que a aquellos otros sobre los que chismorrean sus embajadores.