Dentro de pocas horas entraremos en 2020. Mi hija Patrícia lo hará un poco antes desde Sidney, Australia. Ventajas de vivir en las Antípodas (no se vive más pero se vive…antes).
2020 no es una cifra cualquiera. Tiene la redondez del 20 y la redundancia grata de ver la cifra dos veces.
Para mí se presenta como un año prometedor: año decisivo para mi tesis doctoral y con incursión intensiva en el terreno audiovisual. Y como guinda para la tarta, la voluntad de concluir mis estudios de lengua sueca.
(2020 llama a la puerta. ¡Que entre!)