El tortel de Reyes catalán debe incorporar -aparte de masa fresca , fruta confitada y rico mazapán- una sorpresa: una figurita real. La «sorpresa» no fue ésta para mí en el tortel de tamaño pequeño pero precio grande (17’75 euros) que compré anoche en el Forn Mistral de la Ronda de San Antonio de Barcelona: la «sorpresa» fue un tortel reseco, rancio, más desangelado que el Barça de Valverde.
Me llama la atención como el Forn Mistral tira por la borda su prestigio a rebufo de ver su establecimiento repleto de masas ávida de producto.
(A mí, sin embargo, ya no me verán. Cuán cierto es: la avaricia rompe el saco).