Fue hace 25 siglos. Aristóteles, piedra angular del pensamiento occidental, estuvo dos décadas al lado de su maestro, Platón (a su vez discípulo de Sócrates) en la Academia de Atenas. A la muerte del maestro, un sobrino de Platón tomó las riendas del centro. Aristóteles tomó las de Villadiego y creó su propio centro: el Liceo.
(La figura del «desaprovechado» es atávica. Si eso le pasó al eximio filósofo griego, qué no le ha de pasar a cualquier profesional hispánico…)