Convalezco de un caída en la calle, concretamente el 14 de Octubre de 2021 en Badalona, a cuatro pasos de la emblemática fábrica de Anís del Mono. Una fractura de peroné me ha tenido primero postrado, luego renqueante y ahora en fase final de recuperación gracias al magnífico servicio de rehabilitación de la Seguridad Social en el Hospital del Sagrat Cor en la calle París de Barcelona.
Es este percance uno de los hechos que ha marcado mi 2021. De nuevo (ya tengo unas cuantas experiencias en materia de fracturas) me ha venido a la cabeza la fragilidad inherente a nuestras vidas y lo mal que lo pasan las personas mayores de movilidad limitada, cuando cruzar una calle es una auténtica proeza.
Como contrapunto feliz, he comprobado de nuevo como una pantalla de ordenador conectado a Internet se convierte en la más grande de las ventanas. Es apabullante la cantidad de oferta formativa, entretenimiento y enlaces a lo impensable que ofrecen las webs y las redes. Si uno no puede pasearse por el mundo, el mundo se pasea por la pantalla de uno, se agolpa con su mercancía audiovisual, sus reclamos rimbombantes. Es el signo de los tiempos.
