España es un país rico en dichos y refranes y a El País se le podría aplicar uno que le va al pelo, el de ir a por lana y salir trasquilado.
Este fin de semana del 15-16 de febrero de 2020 su suplemento de El País Semanal entrevistaba a Lolita Flores y, amén de hacer un largo recorrido por su trayectoria musical y por los hechos más relevantes a nivel familiar, también se interesaba la periodista encargada de hacer el cara a cara por una cuestión tan candente como el feminismo.
Sin embargo, el chiringuito se le cayó por completo a Anatxu Zabalbeascoa cuando constató que la hija de la genial Lola Flores no pasaba por el aro y rechazaba por completo sumarse a ese feminismo sectario que desde la progresía se quiere imponer por real decreto.
La artista tiene muy claro que a todo este movimiento feminista se le ha ido bastante la mano con reivindicaciones que llegan a ser más que absurdas en algunos casos, amén de reconocer que al igual que existen mujeres maltratadas, también hay hombres que viven en esa situación:
Mira, yo no quiero herir la sensibilidad de nadie, pero creo que nos estamos pasando un poco con el feminismo y el machismo. El que es hijo de puta es hijo de puta sea machista o no. El que viola tiene que ir a la cárcel. Quien mata, también. Pero hay muchas mujeres maltratadoras y muchos hombres maltratados. Por supuesto, tiene que haber igualdad laboral y de salarios, pero no perdamos la cabeza. Para coger una maleta de siete kilos tengo que pedirle a mi hijo que me ayude.
La periodista trata de insistir en el hecho de que, aunque haya hombres que puedan sufrir maltrato, estos acaban siempre liderando el ranking de asesinos de mujeres:
Seguro que también hay hombres maltratados, pero matan más los hombres.
A lo que Lolita, con total aplomo, responde:
Tienen más fuerza.
«EL MACHISMO OBNUBILA»
La reportera insinúa que los hombres también podrían recurrir a las pastillas para cometer sus crímenes machistas:
Y la utilizan. Se puede matar con pastillas.
La artista termina de hundir el mensaje feminista de la periodista de El País con una sentencia para grabar a fuego:
El machismo obnubila. Pero no lo he sentido nunca. Ni me han intentado meter mano. Mi padre se quedó en casa porque les pagaban lo mismo si iba uno o los dos. Que él estuviera en casa tranquilizaba a mi madre.