Pese a que en el plano laboral Jorge Javier Vázquez es imbatible, la salud le ha obstaculizado, en ciertas ocasiones, el manifiesto éxito. Precisamente eso es lo que le ocurría hace un año cuando, a sus 48 años, sufría un súbito icuts que le llevaba urgentemente a quirófano, donde era intervenido de urgencia. Posteriormente, tuvo que volver a ser operado, pero afortunadamente todo quedó en un sobresalto cuya moraleja no olvidará jamás. Sin embargo, aquella no es la única contrariedad a la que el presentador de ‘Sálvame’ ha tenido que enfrentarse en los últimos tiempos.
»Creo que lo que más me duele es darme cuenta de lo débiles que somos los seres humanos. Nosotros, que nos creíamos fuertes y poderosos, debemos permanecer en casa para luchar contra un virus que ha paralizado nuestras vidas. Entristece pensar que la solución sea encerrarse, pero no nos queda otra. A partir de ahora, siempre nos quedará un día menos para volver a las calles. Aunque quizá nosotros, los de entonces, ya no seamos los mismos, que diría Pablo Neruda. Ojalá que, en algunos aspectos, así sea», ha señalado en pleno confinamiento por la crisis del coronavirus.
Jorge Javier subraya la «vulnerabilidad» y «timidez», así como la falta de espontaneidad fuera del ámbito laboral que le caracterizan, lo cual acrecentó el «infierno» que ha encarnado durante los últimos meses a causa de la depresión de la que fue diagnosticado y que precipitó sus citas periódicas a psiquiatría y psicología. Ahora, el periodista ha señalado que sufre bruxismo, una parafunción mandibular persistente, más popular como enfermedad silenciosa. Los competentes en la materia recalcan que esta dolencia, muy difícil de controlar, está estrechamente vinculada a los desórdenes del sueño y a la ansiedad, y aunque Jorge «se prohíbe vivir con miedo», es un asunto que indudablemente le altera y le preocupa.
