CRIMEN Y CASTIGO

Los cuentos, las cuentas y los pufos de César Román, el ‘Rey del Cachopo’

Los cuentos, las cuentas y los pufos de César Román, el 'Rey del Cachopo'

Es un tipo realmente peculiar. Y con tanta osadía como imaginación. Quien lo dude, que eche la vista atrás y recuerde el eslogan: «El mejor cachopo de España se sirve en un restaurante de Embajadores» (La Policía atrapa, disfrazado de cocinero en un restaurante de Zaragoza, al ‘Rey del Cachopo’).

Con esa simple frase y parapetado tras la modesta cocina de un bar llado ‘A Cañada Delic Experience’, situado en la calle de Alonso del Barco de Madrid, César Román levantó un imperio, que incluía el ‘Telecachopo’ para repartir a domicilio, en moto, su plato estrella (El torso hallado en la nave alquilada por César Román Viruete, ‘el rey del cachopo’, corresponde a su novia hondureña).

Cuando se arruinó y de dio a la fuga, también le echó talento, reencarnado en el venezolano Rafael Luján.

Era puntual, limpio, ordenado. Cualidades a destacar en un cocinero. Quizá no tuviera el duende de los grandes chefs pero cumplía con creces en su nuevo empleo en el bar Gerardo, en el centro de Zaragoza.

En la cocina de ese restaurante zaragozano acabó este 16 de nvoiembre de 2018 la fuga de César Román, buscado por la policía como máximo sospechoso del asesinato de su última pareja, Heidi Paz, un hondureña de 25 años.

Y lo que le viene encima es serio, porque la Policía Nacional cuenta con una serie de mensajes amenazantes del Rey del Cachopo a la chica, poco antes de que esta desapareciese.

En el momento de su arresto, César trabajaba como cocinero desde el pasado 10 de octubre de 2018 y vivía en un piso compartido de la calle de Uceta.

Tenía rapado el pelo, una barba larga y había perdido 10 kilos. En el restaurante llevaba gorra y por la calle siempre caminaba con gafas de sol. Le llamaban Txiki.

La Policía cree que después de acabar con la vida de la hondureña de 25 años, César huyó.

Sabían que no había dejado el país y sospechaban que alguien le daba cobertura. A los investigadores les llamó la atención que trabajara como cocinero en el restaurante Gerardo de Zaragoza, en la calle Italia, por la gran cantidad de dinero en efectivo que le encontraron tras registrar su vivienda

Román llevaba desaparecido desde el pasado mes de julio. Nada se sabía de él y tampoco de su novia. El Rey del cachopo se había esfumado dejando múltiples deudas y vaciando sus cuentas, de donde sacó unos 100.000 euros.

El pasado mes de agosto se halló en un local que Cesar Román tenía alquilado en Usera el torso descuartizado de una mujer. Alguien había echado sosa cáustica sobre el tórax en el interior de una maleta con el objetivo de desintegrar los restos.

Desde siempre se sospechó que era el cadáver de su novia, un extremo que se confirmó el pasado miércoles al cotejarlo con el ADN de su madre.

Después de confirmarse la identidad de la novia de Román, se decretó por parte del Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid una orden de búsqueda y captura del Rey del cachopo. Oficialmente está investigado por la muerte de su pareja. Román declaró a los agentes que era inocente y que no había cometido ningún crimen.

Fue la dueña del bar donde trabajaba la que avisó a la Policía al ver su fotografía en la televisión. Los agentes acudieron de paisano al bar y esperaron a que llegase a trabajar.

Llegó sobre las 11.50 horas y uno de los policías desplazados de forma inmediata al establecimiento entró en la cocina con la excusa de la devolución de un pedido pero no pudo identificar con precisión al sospechoso, por lo que finalmente entraron el resto de agentes para pedirle que se identificara.

«Yo soy el que están buscando», dijo en ese momento César Román. Antes de ser esposado se despidió de la dueña del restaurante, le dio la mano y le dijo «gracias por todo».

En los primeros momentos, Román no ha comentado nada de los hechos que se le imputan y se ha mostrado muy educado y callado.

Los agentes del grupo VI de Homicidios se desplazaron ayer a la capital maña para hacerse cargo de la investigación y registrar la casa donde vivía.

Tras ser interrogado, pasará a disposición de un juzgado de la capital aragonesa y luego pasará al Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid, que lleva la investigación del homicidio de Heidi, según un portavoz del Tribunal Superior de la Policía de Madrid.

La Policía Nacional dispone de indicios suficientes para pensar que Román está detrás de la muerte de su pareja. Cuentan con mensajes amenazantes desde el móvil del detenido al de la mujer fallecida y se maneja la hipótesis de que por medio de lo ocurrido pudiese existir alguna infidelidad.

Los familiares del empresario le creen incapaz de cometer un crimen aunque otras personas de su entorno sí consideran que pudo matarla ya que, aseguran, era muy obsesivo. «Si descubrió algo que no le gustaba podría hacer algo muy serio», señaló un conocido, que aseguró que le daban arrebatos en los que se mostraba muy violento.

Román cuenta con antecedentes por estafa, lesiones y violencia machista. El pasado mes de julio, días antes de desaparecer, protagonizó un altercado en un bar en Madrid, provocando importantes destrozos en el interior del mismo. Él pasó la noche en el calabozo.

Quedó en libertad y el pasado mes de agosto se denunció su desaparición y días después la de su pareja.

Pese al hallazgo del torso, la familia de Heidi siempre pensó que la joven hondureña había podido marcharse de España junto a Román, ya que ambos estaban muy unidos y tenían muchos planes en común, según fuentes de la familia de ella.

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