La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Berlusconi, érase ‘il Duce’ cristiano

Silvio Berlusconi, aparentemente, concuerda con lo que más de uno considera alguien “de bien, de orden”: defiende los valores propios del llamado humanismo cristiano, independientemente de lo que su fuero interno le evoque en torno a la trascendencia (no tengo ni idea de si es creyente o no). Muchos tienen muy en cuenta su “defensa de la vida”, por estar en contra del aborto y la eutanasia. Aún recuerdo cuando hace unos meses, por su posicionamiento en contra de la muerte por falta de alimentación de la impedida Eulana Englano, muchas voces católicas salieron a la palestra para reconocer el mérito del Primer Ministro italiano.

Ya entonces me pareció dantesco. ¿Cómo se puede alabar, desde una óptica cristiana, a un politicastro corrupto y desvergonzado? ¿Cómo defender a un señor que, él sabrá lo que tiene que ocultar, no dudó en otorgarse la total impunidad al alcanzar nuevamente la presidencia del país para no poder ser juzgado bajo ningún concepto por la Justicia? ¿Cómo mirar para otro lado ante un bufón machista que se chulea en su mercadeo con menores? ¿Cómo estar con un gobernante que ve en el inmigrante, por el simple hecho de serlo, a un sospechoso en potencia? ¿Cómo no criticar a quien ha conformado una auténtica ‘dictadura mediática’, como bien destaca Umberto Eco al denunciar su monopolio de los medios televisivos privados… y ahora también públicos? ¿Cómo se entiende el apoyo a un político que brinda su aprobación a unas patrullas callejeras que no son sino focos de violencia ultra equipados con vestimenta de estilo nazi? ¿Cómo no espantarse ante una ministra del Gobierno italiano que a la conclusión de su himno nacional saluda brazo en alto al más puro estilo fascista?

Muchos se felicitan de que haya “un líder europeo que, sin complejos de ningún tipo, defiende hasta el final principios morales básicos y esenciales”. Estoy cansado de los que sólo se quedan con la gota sana del océano podrido. Para mí, un político con valores, se diga o no cristiano (o culturalmente cristiano), no es simplemente estar en contra del aborto y la eutanasia. Estar por la vida es, además, fomentar desde los poderes públicos una sociedad abierta, acogedora, tolerante y plural hasta con los hipotéticamente más diferentes. Estar con la vida es estar con el ser humano… humanizado. Tener principios no es llevar a su ciudadanía, encubiertamente, a los tiempos de Benito Mussolini.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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