HISTÓRICO CIERRE EN EL CORAZÓN DE MADRID

Cierra Embassy: la pastelería que marcó Madrid durante un siglo cierra sus puertas y despide a 50

Embassy despide a sus 50 empleados tras confirmar el cierre de todos sus locales por problemas financieros y falta de liquidez

La pastelería Embassy (1)
La pastelería Embassy. PD

La noticia corre por Madrid como la espuma, y no es para menos.

La mítica pastelería Embassy, fundada en 1931, ha cerrado definitivamente sus seis locales en la capital, dejando en la calle a 50 trabajadores que, según denuncian, llevaban meses sin cobrar.

El golpe es doble: para los empleados y para los miles de clientes que han disfrutado durante décadas de sus tartas de limón, emparedados y galletas rellenas.

El cierre se produce tras varios meses de incertidumbre.

Aunque los propietarios intentaron negociar con la plantilla y buscar financiación para reabrir, finalmente no ha sido posible.

La subida de costes laborales, el encarecimiento de las materias primas y la energía, junto a unas ventas que nunca lograron recuperarse tras la pandemia, han asfixiado las cuentas de la empresa.

Razones económicas tras el cierre

La situación financiera de Embassy era insostenible desde hacía tiempo. Los responsables atribuyen el colapso a tres factores principales:

  • Aumento de costes laborales, que ha elevado considerablemente el gasto fijo mensual.
  • Materias primas y energía disparadas, lo que ha encarecido su producto final y dificultado mantener márgenes.
  • Ventas insuficientes tras la pandemia, incapaces de sostener el negocio al nivel previo al Covid-19.

Los propietarios no han encontrado inversores ni líneas de crédito que permitiesen una reestructuración, lo que ha precipitado el cierre definitivo en todas sus sedes: Núñez de Balboa, O’Donnell, Santa Engracia, Aravaca, La Moraleja y Chamberí.

Impacto en los trabajadores y el sector

El drama laboral se suma al económico. Los 50 empleados han recibido cartas de despido tras meses sin percibir salario desde marzo. Algunos, a punto de jubilarse, han optado por aceptar la indemnización y solicitar el paro. Las negociaciones con la dirección no han dado frutos; por ahora no hay planes concretos de recolocación ni alternativas para la plantilla.

La desaparición de Embassy deja un hueco importante en el panorama gastronómico madrileño. La marca era símbolo de alta confitería y punto de encuentro para personalidades del mundo cultural, político y social. A lo largo de su historia ha sido testigo del paso de celebridades como Ava Gardner o miembros de la realeza española. Su cierre representa mucho más que una pérdida comercial; supone el fin de una tradición urbana ligada al ocio elegante y al café con dulces británicos.

Contexto histórico y social

Fundada por la británica Margaret Kearny Taylor junto a dos socios, Embassy nació como salón de té inspirado en los cafés ingleses, pensado para las señoras madrileñas que buscaban un lugar sofisticado donde reunirse. Pronto se convirtió en referencia por su ambiente cosmopolita y su exquisita repostería artesanal. El local original en el Paseo de la Castellana fue epicentro del distrito financiero durante décadas hasta su cierre en 2017, un golpe del que la cadena nunca se recuperó completamente.

Durante casi cien años, la firma supo adaptarse a los cambios sociales y económicos. Sobrevivió a guerras y crisis políticas pero no ha podido resistir los embates del mercado actual: hábitos alimenticios más saludables, competencia feroz y un coste energético desbocado han puesto fin a su legado.

Reacciones entre clientes y vecinos

El cierre ha generado una oleada de nostalgia entre los vecinos del barrio y clientes habituales. Muchos recuerdan las tardes en las vitrinas del local principal, degustando scones o pastas británicas con amigos o familiares. Las redes sociales se han llenado estos días de mensajes recordando anécdotas vividas en Embassy, desde reuniones profesionales hasta celebraciones familiares.

Para algunos comerciantes del entorno, el cierre supone un aviso sobre los desafíos que enfrenta el pequeño comercio tradicional frente a las grandes cadenas y nuevas tendencias gastronómicas. La pérdida se siente también en términos culturales: Embassy era parte del patrimonio sentimental madrileño.

¿Qué futuro espera al sector?

La desaparición definitiva de Embassy plantea interrogantes sobre el futuro de los obradores artesanos en Madrid. ¿Podrán sobrevivir otros negocios históricos ante presiones similares? De momento, todo apunta a que solo quienes logren adaptarse rápidamente a las nuevas exigencias del consumidor –productos más saludables, control estricto del gasto energético y digitalización– tendrán opciones reales.

En este contexto incierto, queda la esperanza de que surjan proyectos capaces de recuperar parte del espíritu original de Embassy, aunque sea bajo nuevas fórmulas empresariales.

Balance final: una despedida dulce-amarga

A día de hoy, 13 de agosto del 2025, Madrid despide una institución emblemática. El cierre definitivo deja a 50 trabajadores sin empleo y pone fin a casi un siglo de alta repostería británica en pleno corazón madrileño. El recuerdo perdurará entre quienes alguna vez probaron sus tartas o se reunieron entre sus mesas elegantes; quizás algún día renazca bajo otro nombre o concepto.

Por ahora solo queda decir adiós a esa mezcla inconfundible de tradición dulce y cosmopolitismo urbano que hizo única a Embassy.

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