Tras haber batido el año pasado todos los récords, con casi 82 millones de turistas extranjeros -38,2 de ellos entre junio y septiembre- el sector espera de nuevo este 2018 un buen verano, pero se prepara para cifras menos espectaculares que las de 2017.
La demanda extranjera se resiente ante la recuperación de destinos como Grecia, Turquía, Egipto o Túnez y la española, que no termina de repuntar en lo que va de año, no bastará para compensar.
El frenazo en el gran mercado emisor -británicos, franceses y alemanes-ha hecho saltar las alarmas en el sector, e incluso en el propio Gobierno, que contempla ya un estancamiento en la entrada de turistas, con un crecimiento «nulo o negativo» en el conjunto de 2018.
Precisamente, el último Informe Prospectivo del Turismo Internacional hacia España, publicado por Turespaña, dibuja un panorama poco halagüeño para los tres países que copan más del 50% del turismo que recibimos.
Según refleja el texto, Reino Unido y Francia presentan «síntomas de cambio de ciclo desde hace varios trimestres». De acuerdo con los datos del INE, las llegadas de británicos cayeron un 2% en el primer semestre respecto al mismo periodo de 2017, y las de franceses apenas aumentaron un 1,4%.
Mientras, las visitas desde Alemania se redujeron un 5,7% en los seis primeros meses del año.
En total, los viajeros internacionales crecieron solo un 1,8% al ecuador del ejercicio, hasta 37,1 millones, lejos de las tasas cercanas al 12% que se registraban a igual altura de los años 2016 y 2017.
Los motivos de estos descensos hay que buscarlos más allá de una posible pérdida de atractivo de nuestro país. La recuperación de destinos competidores directos, como Grecia, Turquía, Túnez o Egipto, ya se deja sentir en las cifras, que reflejan el desvío de viajeros internacionales que están efectuando los touroperadores desde España hacia el Mediterráneo Oriental, en busca de mayores márgenes de beneficio.
Para hacernos una idea del impacto, mientras España pierde visitantes, Turquía ha recuperado más de 2,7 millones de turistas, firmando un alza cercana al 30%, y Egipto, 1,2 millones, registrando un repunte del 40%.
Con estos datos, la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur) ha revisado a la baja el crecimiento de la actividad del sector para 2018, hasta el 2,6%, por debajo del desempeño que el consenso de los analistas estiman para el conjunto de la economía, del 2,7%, y lejos del 4,5 y el 5% que crecía el PIB turístico en 2017 y 2016, respectivamente.
De cumplirse estas previsiones, el sector, responsable de relanzar la actividad y el empleo durante la crisis -ya aporta más del 11% del PIB- crecería menos que la economía total en 2018, algo inédito en la última década.
Aun así, casi con total seguridad, al menos este año, España conservará el segundo puesto en el podio de los países más visitados del mundo. Si echamos un vistazo a los datos que maneja la Organización Mundial del Turismo (OMT), el año pasado ya adelantamos a Estados Unidos, que ocupa el tercer lugar, con 75,9 millones de turistas en 2017.
La diferencia que nos separa, de casi seis millones de viajeros, no parece que vaya a desaparecer, teniendo en cuenta que las entradas crecen en nuestro país (un 8,6% el año pasado), mientras disminuyen un 3,8% en EEUU.
Nos encontramos ante un cambio de ciclo en el que adecuar la oferta y la demanda a periodos menos estacionales resulta clave para apuntalar la buena salud del sector.